En una pregunta recientemente publicada en el Banco de preguntas de Preevid (ver abajo pregunta de abril de 2017) se establecía, en base a la información que aportaban las guías de práctica clínica (GPC)(1-4) y sumarios de evidencia(5,6) consultados, que la prueba de referencia para el control evolutivo de la osteoporosis es la DXA (densitometría radiológica dual) realizada en el esqueleto central (columna y cadera), y que, en las condiciones clínicas habituales, una vez iniciado el tratamiento para la osteoporosis el intervalo entre las mediciones de DXA central para monitorizar la respuesta en la densidad mineral ósea (DMO) de los pacientes no debería ser menor de 2 años.
Los documentos no hacen distinciones en cuanto al seguimiento con DXA de los pacientes cuando el tratamiento al que están siendo sometidos es denosumab.
En una de las GPC(3) se comenta de forma específica que puede ser considerada la repetición de las mediciones de DMO por DXA después de un intervalo de 3 años para evaluar la respuesta al tratamiento en mujeres posmenopáusicas en tratamiento con ácido alendrónico, ácido ibandrónico, ácido zolendrónico o denosumab.
Y en un sumario de evidencia sobre la utilización de denosumab para la osteoporosis(7) se indica que la monitorización de la respuesta de la DMO al tratamiento con denosumab es similar a la de otras terapias contra la osteoporosis: no hay un consenso claro respecto a la frecuencia de las mediciones de la DMO pero la mayoría de los investigadores no consideraría una DMO de seguimiento antes de transcurrir al menos 2 años.