En una pregunta previa publicada en el Banco de preguntas de Preevid (ver abajo) se revisaba la indicación generalizada de suplemento de ácidos grasos omega-3 (AGO3) en el embarazo y en base a dos revisiones sistemáticas (RS) se resumía que dichos suplementos de AGO3 presentaban un dudoso efecto, no concluyente, en incrementar el peso al nacer y en disminuir la proporción de partos prematuros; y no habían demostrado una mejoría del desarrollo neurológico en el recién nacido. La búsqueda realizada en ese momento en guías de práctica clínica (GPC) sobre nutrición en la gestación, no identificó una recomendación sobre suplementos con AGO3.
En una de las RS utilizadas para elaborar la respuesta(1) se comentaba además que los suplementos de AGO3 durante el embarazo no modificaron la tasa de preeclampsia, de tensión arterial elevada, muerte fetal, o mortalidad neonatal.
En base a la documentación consultada tras una nueva búsqueda centrada en el papel de los suplementos de AGO3 en la prevención de la preeclampsia, podemos concluir que no está recomendada la utilización de suplementos de AGO3 en las gestantes con el objetivo de prevenir los trastornos hipertensivos del embarazo.
En la nueva búsqueda bibliográfica se ha identificado una RS de la Cochrane de 2006(2) en la que se incluyeron seis ensayos clínicos aleatorios (ECA), con 2783 mujeres, en los que se valoraba el efecto de la administración de suplementos dietéticos de aceite marino (aceite de pescado o de algas, fuentes de AGO3) u otros precursores de prostaglandinas durante el embarazo. Respecto a la variable de resultado preeclampsia e hipertensión arterial no hubo diferencias netas en el riesgo relativo (RR) de hipertensión arterial (RR 1,09; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,90 a 1,33; 5 ensayos, 1831 mujeres) ni en la incidencia de preeclampsia (RR 0,86; IC del 95%: 0,59 a 1,27; 4 ensayos, 1683 mujeres) entre el grupo tratado con aceite marino y el de control. Los grupos de tratamiento y de control no exhibieron diferencias claras en la incidencia de preeclampsia, independientemente del momento de la suplementación, ya sea que las mujeres hayan sido tratadas exclusivamente con aceite marino, o si las mujeres tenían embarazos de alto riesgo de preeclampsia, parto prematuro o retraso del crecimiento intrauterino. Como conclusión se establecía que “No hay suficientes pruebas para apoyar el uso sistemático durante el embarazo de suplementos de aceite marino, u otros precursores de prostaglandinas, para reducir el riesgo de preeclampsia, parto prematuro, bajo peso al nacer o tamaño pequeño para la edad gestacional”.
También se localiza un ECA(3) publicado en 2012 y no incluido en la revisión de Imhoff-Kunsch et al(1). En este estudio, realizado con el objetivo principal de determinar si los suplementos de AGO3 en el embarazo reducen la incidencia de diabetes gestacional (DG) o preeclampsia, participaron 2399 mujeres embarazadas de <21 semanas de gestación que fueron asignadas al azar a recibir aceite de pescado enriquecido con ácido docosahexaenoico (DHA) (800 mg/día) o cápsulas de aceite vegetal sin DHA (desde el ingreso en el ensayo hasta el parto). La incidencia global de DG y preeclampsia fue del 8% y 5%, respectivamente, en base al diagnóstico clínico. El RR de DG fue de 0,97 (IC del 95%: 0,74-1,27) y de preeclampsia de 0,87 (IC del 95%: 0,60-1,25), y no difirió significativamente entre los grupos.
Entre las GPC revisadas que abordan la prevención de la preeclampsia se identifican dos(4,5) en las que de forma específica se menciona que no se recomienda, entre otros, los suplementos de aceite de pescado para la prevención de los trastornos hipertensivos durante el embarazo. En las GPC(6-8) más recientes no se localiza recomendación, a favor o en contra, al respecto.
Por su parte, la GPC sobre la atención al embarazo y puerperio de Guiasalud(9) evalúa la seguridad de los suplementos alimentarios con AGO3 durante el embarazo y concluye (con una evidencia de baja calidad) que “Los ECA disponibles no han mostrado una tasa de efectos adversos relacionados con los suplementos de ácidos grasos poliinsaturados al compararlos con dietas en las que se promocionaba la ingesta de este tipo de ácidos grasos a través de alimentos. Las mujeres que tomaban los suplementos en los ECA describían más a menudo molestias relacionadas con el sabor de estos productos o un aumento de la frecuencia de eructos. En ninguno de los estudios disponibles se ha mostrado que estos suplementos alimentarios incrementen el riesgo de complicaciones graves para la gestante o el recién nacido/a”. En concreto para los trastornos hipertensivos, hace referencia a que la RS de Imhoff-Kunsch(1) no mostró que la suplementación de la dieta con ácidos grasos poliinsaturados aumentara el riesgo de tensión alta durante el embarazo (5 ECA, 1.831 participantes; RR 1,09; IC 95 % 0,90 a 1,33) o preeclampsia (4 ECA, 1.683 participantes; RR 0,86; IC 95 % 0,59 a 1,27). Sin embargo, en la guía no se evaluó la eficacia de estos suplementos y tampoco se formula una recomendación sobre el consumo de AGO3 durante el embarazo.
Por último comentar que en el sumario de evidencia de Uptodate sobre la prevención de la preeclampsia(10) se indica que, aunque se ha propuesto que los suplementos de aceite de pescado pueden tener una variedad de efectos vasculares protectores, incluyendo reducciones en la presión arterial sistémica y en la incidencia de la preeclampsia y la hipertensión inducida por el embarazo, la mayor parte de las pruebas no apoyan el uso de aceite de pescado para la prevención de la preeclampsia. Al igual que en las GPC mencionadas en el sumario no se recomienda el aceite de pescado para prevenir la preeclampsia (Grado de recomendación 1A: recomendación firme; aplicable a la mayoría de los pacientes en la mayoría de los casos).