Ante la falta de datos proporcionados (fundamentalmente características concretas de las pacientes y resultados esperados), para dar respuesta a esta pregunta se asume que se pretende conocer la indicación de antibióticos para disminuir el riesgo de infección materna (corioamnionitis y/o endometritis) en gestantes con rotura prematura de membranas (RPM) a término (≥ 37 semanas) en base al tiempo que transcurre entre la rotura membranosa y el parto.
En una pregunta previa publicada en el Banco de preguntas de Preevid (ver abajo) se indicaba que la recomendación actual en una gestante con RPM a término o con embarazo casi a término, es la inducción inmediata del parto, sin considerar la profilaxis antibiótica, salvo en el supuesto de que cumpla los criterios de profilaxis frente al estreptococo del grupo B (EGB). En una nueva búsqueda, no se ha encontrado información que aclare si esta actitud respecto a la indicación de antibióticos se debería modificar en base al tiempo que transcurre entre la RPM y el parto.
En la guía de práctica clínica de NICE sobre cuidados intraparto(1), en relación a este aspecto, se mencionan los resultados contradictorios que muestran dos revisiones sistemáticas:
- La revisión sistemática de la Cochrane(2) llevada a cabo para evaluar los efectos de los antibióticos administrados como profilaxis en mujeres con RPM a las 36 semanas o más (2 ensayos clínicos aleatorios -ECA-; N: 838), mostraba que el uso de antibióticos causó una reducción estadísticamente significativa en la morbilidad infecciosa materna (corioamnionitis y/o endometritis: 3% versus 7%; riesgo relativo -RR- 0,43; intervalo de confianza -IC- del 95% 0,23 a 0,82), sin diferencias significativas en los resultados para la morbilidad neonatal. Además en la discusión de esta revisión se comentaba que “Es posible que el beneficio moderado para la morbilidad infecciosa materna vista en estos ensayos pueda ser mayor en circunstancias donde la duración de la rotura de membrana sea más prolongada (relacionada con una política de conducta expectante o un retraso en la inducción mayor de 24 horas)” y se planteaba, debido a que los resultados clínicos importantes asociados a este escenario clínico son tan poco frecuentes, la necesidad de disponer de ensayos muy amplios controlados con placebo para resolver las dudas existentes.
- Por otra parte, el análisis de un subgrupo de estudios que valoraba la indicación de antibióticos (7 de 12 ECAs), incluidos en una segunda revisión sistemática de la Cochrane(3) que comparaba la inducción del parto frente el manejo expectante en mujeres con RPM a término, no encontraba diferencias entre los dos conjuntos de ensayos para la incidencia de infección materna o neonatal.
En base a esta información, como recomendaciones relacionadas con la utilización de profilaxis antibiótica, la guía establece que
- Si no hay signos de infección en la mujer, los antibióticos no se deberían dar, ya sea a la mujer o el bebé, incluso si la RPM ha ocurrido hace más de 24 horas.
- Si hay evidencia de infección en la mujer, debe ser prescrito un ciclo completo de antibióticos de amplio espectro por vía intravenosa.
Una revisión narrativa publicada en 2010 sobre el diagnóstico y el manejo de la corioamnionitis(4), en el apartado de prevención comenta que, en el supuesto de una RPM prolongada (> 18 horas), los antibióticos profilácticos no se deberían indicar si la mujer no está colonizada por el EGB, aunque afirma que los “Centers for Disease Control and Prevention” (5) incluyen la RPM ≥ de 18 horas entre las indicaciones para iniciar la profilaxis frente al EGB si se desconoce el estado de colonización por EGB: no se ha hecho un cultivo, este es incompleto o no se dispone de los resultados).
En un ECA publicado en noviembre de 2012(6) se evalúa la efectividad de la profilaxis con antibióticos en gestantes con RPM a término en un total de 161 gestantes con edad de gestación ≥ 37 semanas, RPM de menos de 12 horas de duración y cultivo frente a EGB negativo. Las mujeres que cumplieron los criterios de inclusión se aleatorizaron recibir antibióticos (grupo antibióticos -GA-, n = 78) o a no ser tratadas con ellos (grupo control -GC-, n = 83). A las pacientes asignadas al GA se les administró ampicilina 1 g/6 horas y gentamicina 240 mg/24 horas por vía intravenosa. En el GC, si se detectaban signos clínicos de corioamnionitis se iniciaba inmediatamente el mismo régimen de antibioterapia. Respecto al tiempo transcurrido entre la RPM y el parto, el documento informa que la media (± desviación estándar) fue de 17± 8 horas. El parto del 26,7% de las 161 mujeres ocurrió en las primeras 12 horas tras la RPM y sólo el 16,8% de las mujeres dió a luz tras más de 24 horas de la RPM. En cuanto a los resultados, este trabajo encontró una tasa de infección materna (corioamnionitis y endometritis puerperal) significativamente menor cuando se administraron antibióticos (2,6% comparado con el 13,2%; RR 0,89; IC 95% 0,81-0,98; p = 0,013) y el número necesario a tratar para prevenir un caso de infección materna fue 9 (IC 95% 5-46). Respecto a la relación entre la tasa de infección y el tiempo con membranas rotas, se informa que todos los casos de infección materna (2 en el GA y 11 en el GC) ocurrieron en mujeres con más de 12 horas de rotura membranosa (5 casos en el intervalo 12-18 horas, 5 en el intervalo 18-24 horas y 3 casos en el caso de RPM > 24 horas); no se especifica el intervalo de tiempo con RPM que transcurrió en los 2 casos de infección materna que se produjeron en el GA). Los recién nacidos de las madres que recibieron antibióticos tuvieron menos infecciones (3 de 78, 3,8%) en comparación con los del grupo de control (5 de 83, 6%), pero la diferencia no fue estadísticamente significativa (P = 0,375). Como conclusión, los autores de este trabajo abogan por la utilización de profilaxis antibiótica en mujeres con RPM a término, para disminuir la tasa de infección materna, independientemente de la política de inducción del parto o manejo expectante.