En los documentos encontrados se habla indistintamente de aguja gripper o aguja huber cuando se refieren a las agujas de acceso al reservorio de los puertos implantados centrales.
Una GPC (1) para el mantenimiento de accesos venosos centrales en niños y jóvenes, con respecto a los cambios del equipo de administración que se utilizan de forma continua, incluyendo conjuntos secundarios y dispositivos adicionales, recomienda que en pacientes que no reciben sangre, productos sanguíneos o emulsiones grasas, se deben sustituir como mucho cada 96 horas, y por lo menos cada 7 días.
Otra GPC(2) para la prevención de infecciones relacionadas con los catéteres intravasculares indica, en cuanto a la sustitución de los equipos de administración, que no se pueden hacer recomendaciones con respecto al tiempo que puede permanecer en su lugar la aguja que se utiliza para acceder a los puertos implantados. (Grado de Recomendación: Tema no resuelto)(*)
La guía de la RNAO (Registered Nurses’ Association of Ontario)(3) sobre los cuidado y mantenimiento para reducir las complicaciones del acceso vascular indica que el cambio, de todos los equipos adicionales, como mínimo deben ser cada 72 horas, o en el momento que se sospeche de contaminación o cuando la integridad del sistema ha sido comprometida. El tipo de solución administrada puede dictar la frecuencia de los cambios de todo el conjunto de administración.
Una serie de casos (4) con 60 pacientes con quimioterapia en infusión continua a través de puertos implantados, indica que, aunque el uso de agujas Huber para catéteres venosos centrales se limita entre 48 y 72 horas, a menos que haya signos de reacción inflamatoria, durante el estudio no se retiraron las agujas, permaneciendo en el lugar durante 28 días de promedio (1-49 días). No se observaron infecciones de los catéteres, ni signos de irritación local o formación de un trombo a pesar de la prolongada estancia de las agujas Huber. Los autoren concluyen que las agujas Huber se pueden dejar sin cambiar hasta varias semanas sin efectos adversos, siempre y cuando se utiliza una técnica aséptica adecuada.
Otra serie de casos(5) evaluó la viabilidad de dejar in situ la aguja por un tiempo prolongado en 129 pacientes con quimioterapia en infusión continua. Al cabo de 21 días, la aguja se cambió, cuando el paciente iniciaba un nuevo ciclo de quimioterapia. 124 pacientes no mostraron ninguna reacción cutánea adversa. 5 pacientes (3,8%) presentaron lesiones, pero se pudo continuar con el tratamiento dejando la aguja in situ. Los resultados demostraron que la aguja puede ser dejada in situ entre los ciclos de quimioterapia. Este procedimiento evita el estrés y la ansiedad del paciente debida a las sustituciones injustificadas de la aguja.
Un protocolo(6) de cuidados de enfermería a pacientes con reservorios subcutáneos, en el apartado sobre la colocación de la aguja gripper, indica que el cambio ha de ser semanal, si no hay problemas y además debe observarse diariamente. No diferencia entre infusión intermitente y continua. Señala también que la aguja gripper no se debe manipular ni mover una vez colocada ya que podría provocar fugas que dañan la membrana.
Entre las causas de complicaciones (infección, Trombosis Migración del catéter, Extravasación de soluciones, Rotación del portal, Tromboflebitis, Necrosis cutánea) señala cuando el cambio de aguja se hace con menos frecuencia que se debería.
(*) Ver Niveles de Evidencias y Grados de Recomendación en la GPC.