Tras revisar la literatura no se ha encontrado información precisa sobre la necesidad de dar suplementos de hierro a las gestantes sin anemia pero con ferritina baja. La documentación revisada hace referencia a la indicación de dichos suplementos en embarazadas sin anemia sin especificar sus niveles de ferritina:
En dos guías de practica clínica(GPC) de reciente actualización(1,2) se recomienda que, en ausencia de anemia, no se aporte a las gestantes suplementación con hierro pues esta no ha mostrado beneficios en la salud materna o en la del bebé y puede tener efectos secundarios en la madre.
Similar conclusión encontramos en la GPC del U.S. Preventive Services Task Force(3) y en la actualización de 2009 del documento de consenso del Programa de actividades preventivas y de promoción de la salud (PAPPS)(4).
En una revisión sistemática (RS) de la Cochrane actualizada en 2009(5) se concluye también que “la administración prenatal general diaria o semanal de suplementos con hierro con o sin ácido fólico es efectiva para prevenir la anemia y la deficiencia de hierro al término. Sin embargo, no se encontraron pruebas de una reducción significativa de los resultados clínicos adversos importantes maternos y neonatales (bajo peso al nacer, retraso del desarrollo, parto prematuro, infección, hemorragia posparto). Los efectos secundarios asociados y particularmente la hemoconcentración durante el embarazo pueden indicar la necesidad de revisar las dosis de hierro y los esquemas de administración de suplementos durante el embarazo, así como ajustar las recomendaciones de la administración de suplementos de hierro preventivas.”
En esta revisión encontramos, respecto a la ferritina, que “La concentración de ferritina sérica es un indicador de las reservas de hierro. Sin embargo, durante el embarazo los niveles de ferritina sérica y de hierro en la medula ósea disminuyen incluso en las mujeres que ingieren suplementos diarios con grandes cantidades de hierro, lo que pone en duda su verdadera importancia en el embarazo e indica la necesidad de revisar los valores de corte”. Y que “Actualmente, se acepta que una concentración de ferritina sérica menor de 12 µg/l en adultos indica agotamiento de las reservas de hierro, incluso entre mujeres embarazadas”. Sin embargo, los niveles de ferritina prenatales no se tuvieron en cuenta posteriormente en el análisis de subgrupos de los resultados primarios.
En otra RS(6) se indica de igual forma que la suplementación rutinaria con hierro de en el embarazo no complicado, aumenta o mantiene los niveles de hierro en la sangre y la ferritina, los cual resulta en una reducción sustancial de las mujeres con hemoglobina baja, pero que, sin embargo, esta suplementación no tiene efectos detectables en ninguno de los resultados clínicos importantes (parto prematuro, duración del embarazo, tasa de cesáreas, mortalidad al nacer o perinatal o Apgar al nacimiento). Además, se comenta que los suplementos de hierro también son responsables de la aparición de efectos adversos.
Por el contrario, la GPC de los Centers for Disease Control and Prevention (CDC)(7) y los autores de una GPC canadiense(8) sobre el manejo de la deficiencia de hierro, consideran que, en gestantes sin anemia, se debería aumentar el aporte de hierro utilizando pautas de baja dosis (≤ 30 mg de hierro elemental/día).