Son varias las cuestiones publicadas en el Banco de preguntas de Preevid que abordan la indicación generalizada de suplementos de hierro en la mujer gestante.
Como conclusiones fundamentales extraemos de ellas que:
- La suplementación con hierro durante el embarazo en mujeres que no lo precisan por sus valores sanguíneos, no aporta beneficios en la salud de la madre o del bebé y además puede tener efectos maternos indeseables.
- Se recomienda, en el estudio de una anemia durante la gestación, realizar determinación de ferritina sérica, al considerarse el indicador más fiable de anemia ferropénica. Si no se dispone de la ferritina, podría ser aceptable una prueba de tratamiento con hierro durante dos semanas para confirmar el diagnóstico, siempre que no se sospeche o haya un diagnóstico previo de hemoglobinopatía.
Para la actualización de la información aportada se han revisado tres nuevas guías de práctica clínica (GPC)(1-3), las versiones actualizadas del sumario de evidencia de Uptodate(4) y del documento de consenso del Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud (PAPPS)(5), y dos recientes revisiones sistemáticas(6,7) y destacamos que los suplementos de hierro durante la gestación disminuyen la prevalencia de anemia materna en el parto, pero no mejoran otros resultados del embarazo y que, en términos generales, no se recomiendan en casos de no constatarse anemia por deficiencia de hierro.
Las GPC(1-3) coinciden en recomendar no ofrecer de forma rutinaria la suplementación con hierro en mujeres gestantes; los suplementos de hierro se recomiendan sólo si se identifica una deficiencia (en base a los parámetros hematológicos) puesto que no benefician a la salud de la mujer o el bebé e incluso pueden tener efectos perjudiciales.
En la GPC sobre el manejo del embarazo de Guiasalud(1) se comenta al respecto que “el grupo elaborador formuló una recomendación en contra de la intervención (suplementar con hierro de forma sistemática) considerando que los beneficios sobre la disminución del riesgo de sufrir anemia al final del embarazo y el riesgo de dar a luz a fetos de bajo peso para su edad gestacional, no superaban los riesgos de sufrir problemas hipertensivos durante el embarazo. La baja calidad de los estudios motivó la fuerza débil de dicha recomendación”.
De forma similar el documento de consenso del PAPPS(5) indica que en el embarazo no se debe ofrecer suplementos de hierro sistemáticamente.
En el sumario de evidencia de Uptodate(4) se señala que no hay pruebas convincentes de que los suplementos de hierro en las mujeres embarazadas sin anemia mejoren los resultados clínicos maternos o del niño y se hace referencia a la revisión sistemática de 2015 del Preventive Services Task Force (USPSTF)(6) que encuentra que la suplementación de rutina con hierro tuvo efectos contradictorios sobre una variedad de resultados del embarazo, aunque observó una reducción consistente en la frecuencia de anemia por deficiencia de hierro a término (riesgo relativo [RR] 0,29; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,17 hasta 0,49; cuatro ensayos). En base a estos resultados el USPSTF concluye que la evidencia actual es insuficiente para evaluar el balance de riesgos y beneficios de la suplementación de rutina con hierro en las mujeres embarazadas con el objetivo de prevenir resultados adversos maternos y neonatales.
En la otra revisión sistemática, publicada por la Cochrane y actualizada en su versión inglesa en 2015(7), se incluyeron 61 ensayos clínicos de los cuales 44, con 43.274 mujeres, compararon los efectos de los suplementos orales diarios de hierro versus ningún hierro o placebo y aportaron datos para el análisis.
Al comparar la suplementación prenatal con hierro a diario con placebo o ningún hierro, los suplementos de hierro se asociaron a:
- Disminución de la anemia materna (hemoglobina <110 g/L) a término (RR 0,30; IC del 95%: 0,19-0,46; 14 ensayos; 2.199 mujeres, evidencia de baja calidad).
- Disminución de la deficiencia de hierro materna a término (RR 0,43; IC del 95%: 0,27-0,66; siete ensayos; 1.256 mujeres; evidencia de baja calidad).
- Riesgo inferior, no significativo, de parto muy prematuro (RR 0,32; IC 95%: 0,1-1,09), en el análisis de 3 ensayos con 690 mujeres.
- Menor riesgo, pero no significativo, de infección puerperal (RR 0,65: IC 95% 0,41-1,03), en el análisis de los 2 ensayos con 2.292 mujeres.
- Aumento de la concentración elevada de hemoglobina materna (130 g/L) durante el segundo o tercer trimestre en el análisis de 7 ensayos con 1.146 mujeres (RR 1,9; IC 95%: 1,07-3,35)
- Aumento de los efectos secundarios (RR 1,59; IC del 95%: 1-2,52) en el análisis de 9 ensayos con 1.677 mujeres.
La administración diaria de suplementos de hierro antes de las 20 semanas de gestación o antes del embarazo se asoció además a una disminución significativa del bajo peso al nacer en el análisis de los 2 ensayos con 361 recién nacidos (RR 0,32; IC 95%: 0,15 a 0,7) pero no hubo diferencias significativas entre los grupos con la suplementación administrada ≥ 20 semanas de gestación, en el análisis de los 2 ensayos con 665 recién nacidos.
Tampoco hubo diferencias significativas entre los grupos en cuanto a las variables parto prematuro (en el análisis de 6 ensayos con 1.713 niños), anemia materna grave hemoglobina <70 g / L) durante el segundo o tercer trimestre (en el análisis de 7 ensayos con 1.078 mujeres) o muy bajo peso al nacer (en el análisis de 3 ensayos con 697 recién nacidos).
Se concluye en la revisión que la suplementación reduce el riesgo de anemia materna y la deficiencia de hierro en el embarazo, pero el efecto positivo sobre otros resultados maternos y neonatales es menos clara; la aplicación de las recomendaciones de administración de suplementos de hierro puede producir resultados heterogéneos en función de riesgo de base de las poblaciones de bajo peso al nacer y de anemia, así como del nivel de adherencia a la intervención.