Tras la revisión realizada y, en base a la escasa evidencia identificada, no se puede extraer un conclusión firme sobre la efectividad de la terapia de compresión (como medida terapéutica aislada) para la prevención del linfedema en mujeres tratadas por cáncer de mama (CM).
En una revisión sistemática Cochrane publicada en 2015(1)(sobre intervenciones conservadoras para la prevención del linfedema de miembros superiores clínicamente detectable en pacientes con riesgo de desarrollarlo después del tratamiento del CM) ninguno de los estudios incluidos investigó el efecto aislado de la terapia de compresión (mediante vendajes, mangas de compresión o compresión neumática) y los autores planteaban la necesidad de investigación adicional que examinase la efectividad de la compresión preventiva como una única intervención.
De publicación posterior se ha localizado un único ensayo clínico aleatorizado (ECA) de pequeño tamaño muestral que evalúa el efecto de las mangas de compresión en la prevención del linfedema relacionado con el CM tras uno(2) y dos años(3) de seguimiento.
En dicho ECA(2), un total de 45 mujeres con CM fueron asignadas aleatoriamente antes de la operación a un grupo intervención (GI; n = 23), que utilizó prendas de compresión, o a un grupo control sin compresión (GC; n = 22). Las pacientes de ambos grupos se sometieron a un programa estandarizado de ejercicio físico y se realizó su seguimiento durante 1 año. El GI utilizó mangas de compresión de punto circular (compresión clase I; 15-21 mm Hg) diariamente, aplicadas por la mañana y retiradas antes de acostarse (media de 8-10 horas de uso).
En el estudio fue definido linfedema como el aumento del volumen del brazo > 10 % en comparación con el volumen preoperatorio; y el volumen del edema se calculó restando el volumen de la extremidad normal del volumen de la extremidad afectada.
Al analizar los resultados, comparando la compresión vs no compresión, se observó que el volumen del brazo después de 3 meses fue de 1.968 ml frente a 2.207 ml (p = 0,02); después de 6 meses de 1.978 ml vs 2.272 ml (p = 0,009); y a los 12 meses de 1.969 ml vs 2.257 ml (p = 0,007). En cuanto al volumen del edema, después de 3 meses fue de -23,7 ml frente a 57,2 ml (p = 0,02); después de 6 meses de -43,5 ml frente a 58,2 ml (p = 0,002); y a los 12 meses fue de -67,6 ml frente a 114,5 ml (p < 0,001). Al año se informó de linfedema en el 17,3 % de las mujeres que usaron compresión frente al 27,3 % de las que no la usaron.
En otra publicación del mismo grupo investigador(3) se describen los resultados obtenidos 2 años después de la cirugía, en cuanto a incidencia de linfedema en las pacientes tratadas por CM que utilizaron o no las mangas de compresión.
Después de 2 años, de las 45 pacientes reclutadas al principio 41 pacientes continuaron con el manejo profiláctico: utilización de mangas de compresión de punto circular clase 1 (15–21 mmHg) para uso diario con ejercicio físico (GI; n=20) o ejercicio físico sin compresión (GC; n=21). El análisis de los datos mostró una incidencia de linfedema en el brazo a los 2 años de 3/20 pacientes que usaron mangas de compresión durante los primeros 12 meses y de 6/21 pacientes que no usaron compresión durante el primer año. Además se encontró una mejora significativa de varios parámetros de calidad de vida en el grupo con compresión.
Los autores señalan que la alta incidencia de linfedema relacionado con CM en el GC (31,8%) se observó a pesar de que la tasa de disección total de ganglios linfáticos fue mucho mayor en el GI en comparación con el GC (la relación entre la disección aislada del ganglio centinela vs la disección total fue de 15:7 en el GC, pero de 9:14 en el GI).
No se han identificado guías de práctica clínica que aporten información de utilidad para la cuestión planteada y en cuanto a la información que aportan los sumarios de evidencia consultados:
El sumario de evidencia de Uptodate sobre el linfedema asociado al CM(4) señala que en mujeres con CM, la única medida que reduce efectivamente el riesgo de desarrollar linfedema implica el uso de la biopsia del ganglio linfático centinela para la estadificación del ganglio linfático axilar en lugar de la disección del ganglio axilar. No obstante, propone implementar medidas como ejercicio/fisioterapia y terapia de compresión de manera temprana para la prevención primaria del linfedema en las pacientes con CM con factores de riesgo de linfedema pero sin edematización de la extremidad (es decir, estadio 0 de la “International Society of Lymphology”); sin embargo, señala que no se ha demostrado definitivamente que estas medidas prevengan la aparición de linfedema en un período posterior.
Respecto a la compresión plantea el uso de mangas de compresión graduadas ajustadas correctamente.
Un sumario de evidencia de Dynamed(5), centrado en la prevención del linfedema después de la cirugía de ganglios linfáticos axilares, propone considerar el drenaje linfático manual, las prendas de compresión y la fisioterapia supervisada para ayudar a prevenir el desarrollo de dicho linfedema. En cuanto a la efectividad de la terapia de compresión, hace referencia al ECA mencionado arriba(2) (al que asigna un nivel 2 de evidencia (nivel medio) [ver Niveles de evidencia de DynaMed]).
Por último comentar que se ha identificado el protocolo de otro ECA(6) cuyos autores se plantean comprobar si se puede prevenir el desarrollo de linfedema clínico con el uso de prendas de compresión en la fase subclínica de la alteración.