Centrándonos en la información que aportan dos sumarios de evidencia(1,2) y dos revisiones sistemáticas (RS)(3,4) de reciente publicación, que abordan la relación entre la lactancia materna (LM) y el desarrollo de asma, encontramos que la lactancia materna parece ejercer un efecto protector respecto al riesgo de desarrollar asma, efecto que disminuye con la edad del niño. Hay que tener en consideración que los datos obtenidos proceden básicamente de estudios observacionales, con sus consecuentes limitaciones metodológicas, y que los resultados del único ensayo clínico aleatorizado realizado para evaluar la efectividad de la lactancia materna exclusiva y prolongada en el desarrollo del asma no apoyan este efecto protector(5).
Un sumario de evidencia de Uptodate(1) sobre el papel de la lactancia materna en el desarrollo de la enfermedad alérgica en el niño revisa la asociación entre la lactancia materna y el desarrollo de asma y resume que los estudios realizados al respecto han llegado a conclusiones contradictorias: la lactancia materna exclusiva durante tres a cuatro meses se asocia con un menor riesgo de sibilancias recurrentes hasta aproximadamente los seis años de edad en la mayoría de los estudios; sin embargo, parece que hay un mayor efecto protector en los dos primeros años de vida que más tarde en la infancia. Además, persisten las dudas sobre si la lactancia materna se asocia con un mayor riesgo de asma en niños de alto riesgo que son atópicos y cuyas madres tienen asma.
En el sumario de evidencia de Dynamed sobre el asma en la infancia(2) indica de forma similar que la lactancia materna exclusiva ha mostrado algún efecto protector aunque los resultados de los estudios varían. Así, mientras, parece que un incremento de la lactancia materna puede estar asociada con un menor riesgo de asma en los niños, sobre la base de los datos de los estudios observacionales disponibles, los resltados deun ensayo controlado aleatorio (ECA) no apoyan este posible efecto protector(5).
En ambos sumarios se hace referencia una reciente RS y meta-análisis(3) que analizó los resultados de 117 estudios observacionales (57 estudios de cohortes, 13 de casos y controles, y 47 estudios transversales) que evaluaron la asociación entre la lactancia materna y el riesgo de asma en los niños (113 estudios se incluyeron en el meta-análisis). La variable de resultado fue el diagnóstico de asma “alguna vez” (diagnóstico en cualquier momento en el pasado), "asma reciente" (criterios de asma en los últimos 12 meses) y “enfermedad sibilante" reciente (asma o episodios de sibilancias en los últimos 12 meses). Estos resultados se categorizaron, además, por grupos de edad (0-2 años, 3-6 años, o 7 o más años). En cuanto a la lactancia materna (mixta o exclusiva) los datos se agruparon siguiendo un criterio estricto (lactancia alguna vez frente a nunca; lactancia durante ≥ 3-4 meses frente a < 3-4 meses; y lactancia ≥ 6 meses frente a < 6 meses) o un criterio menos estricto de mayor duración de la lactancia frente a menor duración.
Utilizando el criterio de categorización menos estricto (más lactancia frente a menos lactancia), el aumento de la lactancia materna se asoció a un menor riesgo de asma (odds ratio [OR] 0,79; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,74-0,84) en el análisis de 75 estudios; a un menor riesgo de asma en los últimos 12 meses, "asma reciente", (OR 0,76; IC 95%: 0,67-0,86) en el análisis de 46 estudios; y a un menor riesgo de “enfermedad sibilante” (asma o sibilancias) en los 12 meses anteriores (OR 0,81; IC 95%: 0,76-0,87) en el análisis de los 94 estudios que aportaron esa información.
Cuando se estratificaron los resultados por grupos de edad se encontró una tendencia a la disminución constante en la medida de la reducción del riesgo con el avance de la edad (la reducción del riesgo es más pronunciada en los niños de 0-2 años de edad y desciende con la edad).
En otra RS(4) sobre el papel de la exposición ambiental en el desarrollo de asma en niños de hasta 9 años se encuentra una asociación inconsistentes entre el asma y la exposición a mascotas, la lactancia materna y la alimentación durante la infancia, cuando se consideran estos factores por separado. Sin embargo, se añade que en los estudios de intervención donde el riesgo de asma fue reducido con éxito las modificaciones incluidas abarcaban a menudo algunas o todas de estas exposiciones.
En el ECA(5) comentado, una muestra de 17046 parejas madre-hijo (de los cuales 13889, 81,5%, se realizó un seguimiento a la edad de 6,5 años) fueron asignadas al azar a recibir la atención habitual o una intervención de promoción de la lactancia materna siguiendo el modelo de la OMS/UNICEF que fue diseñado para fomentar la lactancia materna prolongada y exclusiva. La asignación al azar fue por sitio de estudio (participaron 31 centros hospitalarios y sus policlínicas afiliadas, de Bielorrusia) y por lo tanto la asignación no estaba oculta a los investigadores.
La intervención aumentó significativamente el número de niños alimentados con leche materna: el 72,7% aún estaba lactando a los 3 meses (en comparación con 60% en el grupo de atención habitual) y el 19,7% todavía estaban siendo amamantados al año (frente al 11,4% en el grupo de atención habitual). Además, la prevalencia de lactancia materna exclusiva fue siete veces superior en el grupo experimental a los 3 meses (43,3% versus el 6,4%; p <0,001). También fue mayor la prevalencia de lactancia materna exclusiva a los 6 meses (7,6% versus 0,6%, p = 0,01).
El desarrollo de asma en los niños se evaluó a los 6 años de edad, utilizando el cuestionario ISAAC (Estudio Internacional de Asma y Alergia en la Infancia) administrado por un pediatra no cegado en cada sitio de estudio. Los niños fueron evaluados en el grupo al que fueron asignados inicialmente (con análisis por intención de tratar). Al analizar los resultados, los investigadores no encontraron diferencias en el desarrollo del asma entre los 2 grupos de niños: aproximadamente el 11% de los niños que informaron al menos 1 episodio de sibilancias en el grupo de intervención, en comparación con 9,6% en el grupo control (diferencia no significativa).