La información en relación a la aportación terapéutica de los distintos probióticos en la patología infecciosa vaginal es amplia y diversa y, al no contar la preguntas con detalles precisos, la respuesta ofrecida se basa en la información que aportan documentos que resumen la evidencia publicada sobre el papel de estos agentes en el manejo de la vaginosis bacteriana y la candidiasis vaginal (guías de práctica clínica [GPC], sumarios de evidencia, revisiones sistemáticas y revisiones de la literatura y un documento de consenso).
En base a esta documentación, no se pueden establecer conclusiones firmes en cuanto a la efectividad de los probióticos en el tratamiento y prevención de estas infecciones vaginales debido, fundamentalmente, a la heterogeneidad y las limitaciones metodológicas de los estudios realizados hasta el momento.
La GPC sobre vaginosis bacteriana de la “British Association for Sexual Health and HIV”(1) comenta, en relación a las opciones terapéuticas no-antibióticas basadas en la utilización de lactobacilos o preparaciones de ácido láctico, que los estudios realizados sobre su eficacia en el tratamiento de la vaginosis bacteriana no han aportado evidencia consistente y reproducible y que, en el momento de la publicación, no era posible establecer una recomendación en cuanto a su utilización.
Respecto a la prevención de recurrencias de vaginosis bacteriana, se hace referencia a ensayos clínicos aleatorios que muestran que la profilaxis con probióticos, asociados o no a tratamiento antibiótico previo, parece disminuir la tasa de recurrencia frente a placebo.
Otra GPC de la misma asociación británica pero respecto al manejo de la candidiasis vulvovaginal(2), no incluye a los probióticos entre las alternativas terapéuticas y, en cuanto a la prevención de esta infección, indica que la evidencia disponible no apoya el uso de lactobacilos, por vía oral o vaginal, para la prevención de la candidiasis vulvovaginal.
El sumario de evidencia de Uptodate sobre la vaginosis bacteriana(3), sobre al papel de los probióticos en su manejo, menciona que las revisiones sistemáticas que han evaluado la efectividad de los probióticos para el tratamiento de la vaginosis bacteriana no han encontrado pruebas suficientes a favor o en contra de su recomendación. Los autores añaden que, aunque algunos estudios han reportado resultados muy prometedores, estoss resultados deben ser reproducidos en trabajos con mejores diseños metodológicos y mayor tamaño muestral antes de considerar el uso de estos productos. Además, consideran que se necesita más investigación para determinar la ruta óptima de administración (oral o vaginal), qué cepas o combinación de cepas son más eficaces (por ejemplo, Lactobacillus rhamnosus GR-1, L.s reuteri RC-14, L. acidophilus), y la dosis y la duración idónea para su uso. También destacan el hecho de que la calidad de los probióticos disponibles comercialmente es variable según la región del mundo.
En el sumario de evidencia sobre la vulvovaginitis candidiásica(4) se indica que no hay evidencia de que las mujeres con candidiasis vulvovaginal recurrente tengan una flora vaginal deficiente en lactobacilos y que, aunque existe la creencia popular de que la ingestión o administración vaginal de yogur u otros agentes que contienen lactobacilos vivos disminuye la tasa de colonización por Candida y la recaída sintomática, los escasos estudios realizados sobre este tema que muestran un efecto beneficioso tienen una serie de defectos metodológicos (por ejemplo, ausencia de un grupo de control, corto periodo de seguimiento) y un pequeño tamaño muestral. Además se matiza que el beneficio de la administración de lactobacilos vivos en mujeres con infección recurrente ha sido refutado en otros estudios.
La actualización de 2011 de un consenso de profesionales(5) que describe las indicaciones de los probióticos y las cataloga en base a la efectividad mostrada por estos en diferentes problemas de salud, otorga a la utilización de los probióticos L. acidophilus, L. rhamnosus GR-1 y L. reuteri RC14 en vaginosis y vaginitis, un grado de recomendación C: recomendación basada en algunos estudios con resultados positivos, pero destacando claramente la existencia de una insuficiente cantidad de trabajos que permitan establecer certezas.
La búsqueda realizada en las bases de estudios habituales ha identificado dos revisiones sistemáticas(6,7) y tres revisiones bibliográficas(8-10) que concluyen de forma similar que, a pesar de los resultados prometedores de algunos estudios realizados con probióticos, las limitaciones metodológicas de su diseño no permiten establecer conclusiones definitivas sobre su efectividad en el tratamiento o prevención de recurrencias de vaginosisi bacteriana o candidiasis vaginal, y plantean la necesidad de nuevos trabajos, más amplios y de mayor calidad metodológica.
En otra de las revisiones sistemáticas localizada(11) se concluye, en cambio, que el uso de ciertas cepas de lactobacilos tales como L. rhamnosus GR-1 y L. reuteri para la prevención y tratamiento de la infección urogenital recurrente es prometedor, especialmente para la vaginosis bacteriana recurrente. Sin embargo, una evaluación crítica(12) de esta revisión plantea que ciertas limitaciones en el proceso de revisión y la incertidumbre sobre la calidad de los estudios incluidos genera dudas sobre la fiabilidad de las conclusiones de los autores.