Una Guía de Práctica Clínica (GPC) (1) para el control de la infección a través del medio ambiente hospitalario indica que el control de los contaminantes del aire por medio del aire acondicionado (microorganismos, polvo, sustancias químicas y humo) es la forma mas eficaz de mantener el aire limpio. El segundo medio más eficaz de controlar la contaminación atmosférica del aire interior es con la ventilación. Para purgar los contaminantes aero transportados por medio del aire acondicionado, la GPC muestra una tabla de frecuencias y tiempos requeridos para su eficacia.
Para las superficies recomienda utilizar desinfectantes EPA (Agencia de Protección Ambiental) hospitalarios registrados o germicidas registrados, que nombra en dos listas incluidas en la GPC (productos con niveles específicos para protección del VIH o hepatitis B) con instrucciones en el etiquetado para descontaminar derramamientos de sangre y otros fluidos corporales. Especifica que para desactivar las esporas del clostridium difficile(CD), se deben utilizar productos basados en hipoclorito en áreas donde la vigilancia y la epidemiología indican su transmisión. Recomienda evitar los métodos de limpieza (de grandes superficies) que producen vapor o aerosoles o dispersan el polvo en las áreas de cuidados de los pacientes.
Con respecto a la limpieza de áreas de cuidados especiales recomienda:
- En zonas con pacientes inmunodeprimidos: limpiar diariamente superficies horizontales; evitar el contacto del paciente con el detergente/desinfectante; evitar el uso de equipos de limpieza con vaporizaciones o aerosoles; utilizar filtros HEPA (de gran eficacia con las partículas del aire) en los sistemas de aire acondicionado e); limpieza y mantenimiento regulares de los sistemas de aire acondicionado para asegurar el retiro eficiente de partículas; etc. Señala que la dispersión de microorganismos a través del aire o aerosoles es más problemática en este escenario que a otras instalaciones sanitarias. Los aspiradores pueden servir como diseminadores del polvo (cerrar puertas de las habitaciones de los pacientes mientras se usan).
- En unidades neonatales: las superficies no porosas pueden ser desinfectadas con resinas fenólicas correctamente diluidas o premezcladas, seguidas de aclarado con abundante agua. Este producto no se recomienda para limpiar las cunas infantiles e incubadoras durante la estancia del niño y si se utilizaran después de que se hayan desocupado, deben ser aclaradas a fondo con agua y secadas antes de ser reutilizadas de nuevo. Al realizar la desinfección baja o de nivel intermediario de superficies ambientales en cuartos de niños y unidades neonatales, evitar la exposición innecesaria del recién nacido a los residuos desinfectantes. En superficies ambientales usar desinfectantes EPA-registrados de acuerdo con instrucciones de los fabricantes y las advertencias de seguridad.
- Con respecto a superficies manchadas con sangre u otros fluidos corporales: si el derramamiento es grande, previamente se debe limpiar la materia visible con material absorbente disponible y desecharlo de la forma apropiada. Después, Limpiar el área con un paño o toallas de papel mojadas en desinfectante y dejar secar la superficie.
Un estudio de evaluación (2) de un dispositivo programable de descontaminación de habitaciones, equipamiento médico y ambulancias, que utiliza un aerosol de peróxido de hidrógeno al 5% indica que las concentraciones del dispositivo se prefijan según los volúmenes de las habitaciones. Se realizaron tres ciclos con aumento del tiempo de contacto. La descontaminación fue eficaz en el 87% de 146 pruebas con esporas en habitaciones cerradas y en el 100% de 48 pruebas en un departamento quirúrgico usando tres ciclos. Uno o dos ciclos no tuvieron ningún efecto. El efecto esporicida sobre las piezas internas del equipamiento médico fue del 62,3% (220 pruebas). Cuando los dispositivos funcionaron y ventilaron durante la descontaminación, el 100% (57/57) fue descontaminado. En ambulancias, la penetración del peróxido de hidrógeno en el equipo, los dispositivos, cajas de guantes, debajo de los colchones, y de la cabina del conductor eran del 100% (60/60 de las pruebas) cuando se usaban tres ciclos, pero era menos eficaz cuando se usaba uno o dos ciclos. En conclusión, el sistema seco de fumigación con peróxido de hidrógeno al 5%, funcionando en tres ciclos, parecía tener un buen efecto esporicida cuando era utilizado en cuartos, ambulancias y piezas externas e internas del equipo.
Un Ensayo Clínico Aleatorizado (ECA) (3) comparó la eficacia de un sistema de aerosol seco de desinfección con una solución de peróxido de hidrógeno frente a otra de hipoclorito de sodio, ambos al 5%, para la erradicación de las esporas del clostridium difficile (CD). La eficacia in situ de los desinfectantes fue evaluada en los cuartos que habían tenido pacientes con infección de CD. La contaminación del medio ambiente fue evaluada en el cuarto del paciente antes y después de la desinfección. Se recogieron 748 muestras de superficies (360 de las habitaciones tratados con peróxido de hidrógeno y 388 de los tratados con hipoclorito). Mostraron contaminación antes de la desinfección 46 (el 24%) de 194 muestras obtenidas en las habitaciones seleccionadas al azar tratados con hipoclorito y 34 (el 19%) de 180 muestras obtenidas en las habitaciones seleccionadas al azar tratados con peróxido de hidrógeno. Después de la desinfección, 23 (el 12%) de 194 muestras de las habitaciones tratadas con hipoclorito y 4 (el 2%) de 180 muestras de las habitaciones tratadas con peróxido de hidrógeno mostraron contaminación del medio ambiente, una disminución de la contaminación del 50% después de la descontaminación con hipoclorito y del 91% después de la descontaminación con peróxido de hidrógeno (P < .005). Conclusión, los experimentos in situ indican que el sistema de desinfección con aerosol seco de peróxido de hidrógeno es más eficaz que la solución al 0,5% de hipoclorito de sodio en la supresión de esporas del CD, pudiendo representar una alternativa para desinfectar las habitaciones de pacientes con esta infección.
Una guía de la Asociación de Anestesistas de Inglaterra e Irlanda (4) para el control de la infección en los departamentos de anestesia, señala que la higiene ambiental del hospital abarca una amplia gama de actividades rutinarias que son importantes en la prevención de infecciones asociadas a la atención sanitaria. Con respecto a la ocupación de la cama, recomienda que transcurra suficiente tiempo entre las admisiones de los pacientes en las habitaciones para asegurar la limpieza y la descontaminación adecuadas del área paciente. La ruta más probable para la transmisión de la infección entre pacientes sucesivos es la aerotransportada o a través de artículos y superficies que han estado en contacto con el paciente, por lo que se debe realizar una limpieza apropiada de los quirófanos entre cada paciente intervenido. Siempre que haya contaminación visible con sangre u otra materia corporal, el área se debe desinfectar con hipoclorito de sodio (según protocolos locales) y después limpiar con detergente y agua. Los pisos de la sala de operaciones se deben desinfectar al final de cada intervención. Las superficies del equipo de supervisión de anestesia, especialmente esas áreas que son manipuladas con las manos (con guantes) que han estado en contacto con sangre o secreciones, se deben limpiar cuanto antes, fundamentalmente entre un paciente y otro. Las políticas locales deben asegurar que todo el equipo que toca ordinariamente al paciente, ha sido limpiado con un detergente al final del día o siempre que esté contaminado visiblemente. Además da una serie de recomendaciones para reducir la contaminación aerotransportada: disminución al mínimo del tráfico de personas, mantener cerradas las puertas del área para asegurar la eficacia del sistema de ventilación, etc.
Una Guía (5) para el control de la infección Verocitotoxina por Escherichia Coli en instituciones como residencias y guarderías, indica que la descontaminación de las habitaciones de los pacientes, aulas u otros habitáculos deban realizarse con vaporización de algún producto desinfectante, y da unas recomendaciones generales para la desinfección de las superficies horizontales, apuntando que se deben limpiar con detergente y agua. Las paredes no necesitan ser lavadas a menos que estén manchadas visiblemente.