El ayuno intermitente (AI) implica realizar descansos periódicos en la ingesta de comida. Los regímenes de AI comunes incluyen(1):
- Ayuno en días alternos (ADA), con días alternos de alimentación sin restricciones y ayuno completo; el “ayuno en días alternos modificado” es un subtipo de ADA que implica el consumo del 25 % o menos de las necesidades energéticas diarias durante los días de ayuno(2).
- Ayuno restringido en el tiempo, con ayuno durante unas horas cada día (por ejemplo, comer sin restricciones durante 8 horas / día con ayuno durante las 16 horas restantes del día).
- Ayuno prolongado periódico, de hasta 24 h una o dos veces por semana, con ingesta sin restricciones en los días restantes.
Si bien el AI ha mostrado efectos beneficiosos en parámetros antropométricos y cardiometabólicos intermedios o subrogados, al analizar el impacto de este enfoque dietético en resultados en salud cardiovascular clínicamente relevantes (eventos cardiovasculares y mortalidad) se observa que no hay suficiente evidencia que confirme su eficacia. Además, la mayoría de los estudios realizados tienen un pequeño tamaño muestral y los resultados se informan tras un período de seguimiento relativamente corto (habitualmente < 3 meses). En base a estas limitaciones, los documentos consultados coinciden, en general, en que se requieren estudios mejor diseñados y con seguimiento a largo plazo para establecer completamente el papel del AI en la prevención de la enfermedad cardiovascular (ECV). En cuanto a su seguridad, el AI no parece producir efectos adversos físicos negativos severos (algunos estudios informan de síntomas leves como dolores de cabeza, mareos, fatiga y náuseas); sin embargo, también se carece de evidencia concluyente que permita constatar que se trata de una intervención segura en todo tipo de pacientes, con independencia de sus condiciones de salud subyacentes (por ejemplo diabetes).
Centrándonos en el efecto del AI en la reducción del riesgo de ECV de los pacientes que lo adoptan como medida dietética destacamos que:
Una revisión sistemática Cochrane publicada en enero de 2021 tenía como objetivo averiguar si el AI podría reducir o prevenir la ECV(2). La revisión incluyó 26 ensayos controlados aleatorios (ECA) que compararon el AI con alimentación ad libitum (comer en cualquier momento sin restricción calórica específica) o restricción energética continua (REC). El AI se clasificó en ADA, ADA modificado, ayuno periódico y ayuno restringido en el tiempo (ART). Los 18 estudios que aportaron datos para la síntesis cuantitativa incluyeron a 1.125 participantes adultos; 7 estudios compararon AI con alimentación ad libitum, 8 estudios compararon AI con REC y 3 estudios compararon AI con alimentación ad libitum y REC. Ninguno de los estudios incluidos informó sobre la mortalidad por todas las causas, la mortalidad cardiovascular, el accidente cerebrovascular, el infarto de miocardio o la insuficiencia cardíaca. En consecuencia, los autores concluían que no había evidencia suficiente acerca de los efectos del AI sobre eventos clínicos como la mortalidad, el infarto de miocardio y la insuficiencia cardíaca debido a la falta de datos para estos resultados.
En cuanto a otros resultados evaluados, los metanálisis individuales muestran que el AI puede ser efectivo para reducir el peso en comparación con la alimentación ad libitum y puede ser tan efectivo como la REC. Sin embargo, estos cambios son pequeños y no parecen ser clínicamente significativos en el seguimiento a corto plazo. Destacan, además, los autores que la calidad de la evidencia disponible es de baja a muy baja, lo que significa que quedan muchas áreas de incertidumbre.
Una respuesta clínica Cochrane(3) basada en los resultados de esta revisión sistemática establece igualmente que no se encontró evidencia procedente de ECA que evaluara los efectos del AI sobre la mortalidad por todas las causas ni sobre los eventos cardiovasculares adversos graves (mortalidad cardiovascular, accidente cerebrovascular, infarto de miocardio o insuficiencia cardíaca). En cuanto a otros resultados resume que:
- Evidencia de certeza baja indica que el AI en comparación con la dieta habitual (alimentación ad libitum) no produce una reducción clínicamente significativa (al menos un 5 %) en el peso dentro de un período de seguimiento a corto plazo de hasta tres meses (diferencia de medias alrededor de ‐2,9 kg de pérdida de peso). Evidencia de certeza muy baja indica poca o ninguna diferencia entre el AI y la dieta habitual en el cambio absoluto de la glucemia (diferencia media alrededor de ‐0,03 mmol/L) durante un período de seguimiento a corto plazo de tres meses. Los niveles de colesterol total fueron más bajos con el AI que con la dieta habitual, pero la evidencia es incierta. Y los resultados sobre la presión arterial fueron mixtos.
- Evidencia de certeza muy baja indica que no hay una reducción clínicamente significativa en el peso corporal absoluto (diferencia media alrededor de ‐0,9 kg) ni un cambio absoluto en los niveles de glucosa (diferencia media alrededor de 0,02 mmol/l) cuando se compara el AI con una dieta de restricción calórica durante un período breve (período de seguimiento de hasta tres meses). La evidencia sobre los efectos del AI en comparación con una dieta de REC sobre el colesterol total durante el mismo período fue incierta. En un seguimiento a medio plazo (3 a 12 meses), los revisores encontraron poca o ninguna diferencia entre los grupos para la reducción absoluta del peso corporal (diferencia media alrededor de ‐0,6 kg) o para el cambio absoluto en la glucosa (diferencia media alrededor de 0,01 mmol/ L). Nuevamente, la evidencia sobre el colesterol total fue incierta y se informó poca o ninguna diferencia para la presión arterial en el seguimiento a corto o medio plazo.
La búsqueda realizada ha identificado además una revisión paraguas de publicación posterior a la mencionada arriba(4), y otras dos recientes revisiones sistemáticas(5,6), que evalúan el papel del AI en resultados antropométricos, cardiometabólicos y/o inflamatorios y que, en general, muestran resultados beneficiosos del AI en muchos de ellos a corto plazo; en el caso de la presión arterial los resultados no son coincidentes. Estos efectos fueron significativos al comparar con grupos control sin intervención dietética; al comparar con dietas basadas en la REC no se observaron diferencias significativas en la mayoría de los parámetros evaluados.
La revisión paraguas(4) incluye 11 metanálisis (que a su vez incluyeron 130 ECA). La revisión encuentra asociaciones estadísticamente significativas que demuestran resultados beneficiosos del AI en parámetros como el índice de masa corporal (IMC), el peso corporal, la masa grasa, el colesterol LDL, el colesterol total, los triglicéridos, la glucosa plasmática en ayunas, la insulina en ayunas, la resistencia a la insulina o la presión arterial. Estas asociaciones en su mayoría involucraron a adultos con sobrepeso u obesidad. Según los autores, estos resultados respaldan el papel del AI como un enfoque de pérdida de peso para adultos con sobrepeso u obesidad. Sin embargo, entre las limitaciones descritas comentan que la revisión no puede responder las preguntas de si el AI se asocia con resultados clínicos relevantes como el cáncer, eventos cardiovasculares y mortalidad, ya que estos resultados no se valoran en los ECA realizados. También señalan que la mayoría de los ECA incluidos se limitaron a duraciones cortas de seguimiento (mediana de duración del seguimiento de 3 meses [2-5]) y tuvieron un tamaño muestral relativamente pequeño (mediana de 38 [24-69] participantes).
Una de las revisiones sistemáticas(5), publicada en mayo de 2022, se plantea como objetivo analizar los efectos a corto (<24 semanas) y a largo plazo (≥24 semanas) del AI en los resultados antropométricos, cardiometabólicos, inflamatorios y del apetito en adultos con sobrepeso/obesidad (IMC ≥25 kg/m2). Se incluyeron un total de 42 artículos que informaban sobre 27 ECA diferentes (con una duración que osciló entre las 7,5 y las 104 semanas y un rango de participantes asignados al azar de entre 22 y 332). Como resultados se indica que:
- Frente a los grupos control (sin intervención), a corto plazo, el AI mostró mejoras en el peso y la masa grasa. Sin embargo, se observaron beneficios a largo plazo solo para el peso. Tampoco se encontraron beneficios a largo plazo en otros resultados antropométricos, cardiometabólicos, inflamatorios o del apetito.
- Frente a la REC, se indica que hay estudios de encuentran un mayor efecto del AI en el peso, la CC y la PAS. Los resultados a largo plazo del AI y la REC en los parámetros antropométricos, cardiometabólicos, inflamatorios, de consumo de energía y del apetito evaluados no fueron significativamente diferentes.
Respecto a la información que aportan guías de práctica clínica (GPC) o sumarios de evidencia sobre el papel del AI en la prevención de la ECV indicar que no se han localizado documentos que recomienden este enfoque dietético para esta finalidad y en una GPC(7) sobre recomendaciones dietéticas para mejorar la salud cardiovascular se comenta de forma específica que no hay evidencia suficiente que respalde la indicación de dietas populares, como la dieta cetogénica y el AI para promover la salud cardiaca.
Por último, un reciente documento de consenso(8) coreano sobre el efecto de las dietas restringidas en carbohidratos y el AI en la obesidad, la diabetes mellitus tipo 2 (DM2) y el control de la hipertensión. Tras realizar una revisión sistemática y metanálisis, el documento sugiere sobre el AI que:
- Teniendo en cuenta los resultados del análisis de los beneficios y los daños, así como las limitaciones de los estudios realizado, se rechaza la recomendación del AI para el control del peso, la prevención de la diabetes y el control del riesgo cardiovascular en adultos con sobrepeso u obesidad.
- En adultos con DM2, se propone una recomendación fuerte en contra del AI debido a la falta de evidencia sobre sus beneficios y daños, y el riesgo de hipoglucemia [Recomendación fuerte en contra, evidencia de baja calidad]*.
- Dado que no hay evidencia suficiente para apoyar el AI en adultos con hipertensión, se decide no elaborar una recomendación.
*Ver en el texto completo del documento.