La información consultada sugiere que los niveles de anticuerpos podrían no ser un buen indicador de la inmunidad de una persona frente al SARS-CoV-2, y actualmente no está claro su papel en la práctica clínica.
El documento de recomendaciones de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica para el diagnóstico de la infección por SARS-CoV-2(1) explica que la unidad de medida "unidades de unión a anticuerpo por mililitro" (BAU/mL, del inglés "binding antibody units") es un estándar internacional que se utiliza para ensayos serológicos que detectan anticuerpos específicos frente a SARS-CoV-2. Esto permite su comparación cuando determinan el mismo isotipo de anticuerpo (IgG, IgM, anticuerpos totales, etc) y tienen la misma especificidad antigénica (anti-N, anti-RBD, anti-S1, etc). También comenta que “la mayoría de fabricantes de ensayos serológicos ya se han comparado con este estándar internacional y han publicado un factor de correlación con el que modifican su punto de corte para poderlo expresar en BAU/ mL”, pero añade que este estándar internacional no define un punto de corte de protección, por lo que aún no queda clara su utilidad clínica.
El sumario de evidencia (SE) de Dynamed sobre la COVID-19(2) menciona que los test de anticuerpos no se recomiendan habitualmente para evaluar la inmunidad tras la vacunación y que tampoco se recomienda su uso para evaluar la inmunidad o necesidad de vacunación en personas no vacunadas. Recoge además el consejo de la "Food and Drug Administration" de EE.UU. (FDA) en contra del uso de los resultados de los test de anticuerpos para evaluar la inmunidad o grado de protección frente a esta infección, y más particularmente tras la vacunación.
Según el SE de Uptodate sobre las vacunas para la COVID-19(3) los datos de los ensayos con vacunas sugieren que los niveles de anticuerpos de unión y neutralizantes frente a la proteína “spike” y su dominio de unión al receptor son el principal predictor de protección frente a la infección sintomática, pero no se comprende totalmente su correlación con la protección frente a la enfermedad grave y la aplicabilidad clínica de estas determinaciones es incierta.
El sumario también comenta que, a menos que sea en la evaluación de una sospecha de infección, no está indicado, de forma rutinaria, el realizar test serológicos tras la vacunación.
Por su parte, el SE de BMJ Best Practice(4) afirma que la presencia de anticuerpos de unión al SARS-CoV-2 no garantiza que sean neutralizantes o que ofrezcan una inmunidad protectora. Al igual que los anteriores sumarios también comenta que no se recomienda habitualmente el uso de las pruebas serológicas para evaluar la inmunidad en los individuos vacunados.
La guía de práctica clínica (GPC) del "National Institutes of Health" estadounidense (NIH)(5) en sus recomendaciones sobre los test para la infección por SARS-CoV-2 afirma que no hay evidencias suficientes para poder realizar una recomendación a favor o en contra del uso de pruebas serológicas de SARS-CoV-2 para evaluar la inmunidad. También afirma que, salvo en ensayos clínicos, basándose en los actuales conocimientos, las pruebas serológicas no deberían utilizarse para evaluar la inmunidad tras la vacunación de un individuo inmunocompetente (AIII*).
La guía explica que, en caso de que se hicieran determinaciones de anticuerpos, los resultados deberían interpretarse con precaución. Apunta que podría haber personas infectadas o vacunadas contra la COVID-19 que no desarrollaran anticuerpos medibles. No obstante, añade que se supone que aquellas personas en las que no se detectan anticuerpos tras la vacunación tienen un mayor riesgo de infección.
El documento técnico del Ministerio de Sanidad sobre inmunidad frente al SARS-CoV-2(6) indica que el nivel de anticuerpos sirve para valorar la respuesta inmune humoral pero destaca que no es un indicador de memoria inmunológica y que las pruebas serológicas “no deben considerarse un indicador sólido de inmunidad protectora en personas previamente infectadas con SARS-CoV-2, ni de efectividad vacunal”. Explica además que las células B memoria y las células plasmáticas tienen una larga vida y ante una reinfección volverían a producir anticuerpos en menos de 48 horas, por lo que un título bajo de anticuerpos no sería indicativo de agotamiento de la respuesta humoral.
Una GPC del ”American College of Physicians”(7), recomienda no utilizar test de anticuerpos frente al SARS-CoV-2 para predecir el grado o la duración de la inmunidad frente a la reinfección conferida por los anticuerpos generados tras una infección (para ninguna variante).
En la revisión realizada no se identificó evidencia en cuanto al nivel (umbral) de anticuerpos adquiridos tras una infección que confiere protección frente a una reinfección ni en cuanto al papel de esta respuesta humoral en dicha protección.
Los autores afirman que se conoce poco sobre la asociación directa de la respuesta de anticuerpos y el grado de inmunidad adquirida tras infección por el SARS-CoV-2 y que es precisa investigación adicional para clarificar el umbral de anticuerpos que protegería frente a una reinfección y para identificar cuál sería el test más válido y fiable para detectar estos niveles.
Una revisión rápida de la “Agency for Healthcare Research and Quality” de EE.UU. sobre la respuesta de anticuerpos generada tras la infección por el SARS-CoV-2(8) encuentra poca información respecto al papel que las pruebas de anticuerpos tiene en la práctica clínica actualmente. En relación con nuestra pregunta detectan varias lagunas de conocimiento: se desconoce el riesgo de reinfección de aquellos individuos que no generan anticuerpos (por ejemplo inmunocomprometidos), el título de anticuerpos que confiere protección o contra qué diana se dirigen los anticuerpos que confieren protección.
Y una revisión sistemática del “Health Information and Quality Authority” de Irlanda sobre la duración de la inmunidad conferida por la vacunación frente a la COVID-19(9), basándose en una revisión narrativa sobre la respuesta inmune de los refuerzos vacunales(10) encuentra que los títulos de anticuerpos no necesariamente predicen una disminución de la protección con el tiempo.
Esta revisión narrativa(10) expone de manera más detallada que la inmunidad humoral conseguida tras la vacunación parece disminuir con el tiempo, pero que esta reducción del título de anticuerpos neutralizantes no necesariamente conlleva una disminución de la eficacia vacunal. Añade además que la reducción de la eficacia frente a la enfermedad leve tampoco necesariamente predice una reducción frente a la enfermedad grave (que típicamente es más alta con las vacunas). Aclaran que esta protección frente a la enfermedad grave podría explicarse no solo por la respuesta humoral producida sino también por la inmunidad celular generada, que de por sí es más duradera.
*Recomendación fuerte, basada en opinión de expertos.