Pregunta actualizada a 24 de abril de 2020
La información contenida en esta respuesta, está en continua revisión, siendo posible que, en un plazo breve sea actualizada, incorporando una nueva pregunta al Banco de Preguntas.
La búsqueda en las bases de datos disponibles no identifica documentos en los que se haga referencia específica a la necesidad de administrar suplementos de vitamina D de forma rutinaria a los niños que, debido a la situación actual de confinamiento, están sometidos a una menor exposición solar.
No obstante, el “National Health Service” ha actualizado su recomendación sobre suplementación con vitamina D en relación a la pandemia del nuevo coronavirus(1): indica a la población general que considere tomar 10 microgramos de vitamina D al día (400 UI / día) y explica que esto se debe a que es posible que, en el momento actual, no reciba suficiente vitamina D de la luz solar si está en interior la mayor parte del día. También informa, en cuanto a las noticias sobre que la vitamina D reduce el riesgo de coronavirus, que no hay evidencia de que este sea así y recuerda que tomar un exceso de suplementos de vitamina D durante un período prolongado puede causar efectos adversos (la dosis de 10 microgramos al día es suficiente para la mayoría de las personas).
En los documentos consultados (guías de práctica clínica(2-4) y sumarios de evidencia(5-7)) la baja exposición solar se identifica como un factor de riesgo, lo cual asociado a una dieta pobre en alimentos ricos en vitamina (y otros factores como la obesidad) podría tener como consecuencia niveles insuficientes de vitamina D en los niños.
En dichos documentos (y en un boletín de información farmacoterapéutica(8) elaborado en nuestro contexto sanitario) la recomendación más consensuada es que tras la fase de lactancia, los niños o adolescentes que tengan factores de riesgo de déficit de vitamina D y que no obtengan 600 UI/día con la ingesta de un litro de leche enriquecida o alimentos enriquecidos o una adecuada exposición solar, deberán recibir un suplemento de vitamina D de 600 UI/día.
Además, a los niños mayores de un año o adolescentes, se les debería recomendar, para la adecuada producción de vitamina D, la exposición al sol del medio día sin protección durante 10-15 min al día.
Como matizaciones a estas recomendaciones señalar que en las personas con piel clara, se puede lograr una síntesis cutánea suficiente de vitamina D con los 10 a 15 minutos comentados de exposición al sol (los brazos y las piernas, o las manos, los brazos y la cara) entre las 10:00 y las 15:00 horas, pero las personas de piel más oscura requieren tres veces más exposición al sol que un individuo de piel clara para alcanzar concentraciones equivalentes de vitamina D, y las personas con pigmentación de piel muy oscura requieren de 6 a 10 veces más exposición que individuo de piel clara.
Se ha de tener en cuenta que, en esta situación de confinamiento, dependiendo de las condiciones habitacionales puede no ser posible alcanzar los niveles de exposición solar adecuada y que a la hora de recomendar la exposición solar no hay que olvidar el riesgo asociado de cáncer de piel.
Respecto a otros factores que afectan el estado de la vitamina D, y que se deberían de tener en cuenta a la hora de considerar la necesidad de suplementación, destacamos una revisión de la literatura publicada por la “World Health Organization” en 2019(9) que tiene como objetivo proporcionar un resumen de los aspectos relacionados con el raquitismo nutricional en el ámbito de la salud pública, incluidos la carga del raquitismo y sus causas, diagnóstico, prevención y tratamiento.
Destaca el documento que son varios los factores que afectan el estado de la vitamina D, y entre dichos factores incluye el grado de exposición a la luz solar; la nutrición; la edad (mayor riesgo en lactantes, adolescentes y personas de edad avanzada); el tipo de piel (las personas con la mayor cantidad de melanina [piel oscura] sintetizan menos vitamina D al exponerse a luz solar que las de piel clara y precisan mayores tiempos de exposición); la obesidad; y la malabsorción de grasa (como la que se asocia con una variedad de afecciones médicas, que incluyen deficiencia de enzimas pancreáticas, enfermedad de Crohn, fibrosis quística, enfermedad celíaca, extirpación quirúrgica de cualquier parte del estómago o intestino y algunas formas de enfermedad hepática).