Pregunta actualizada a 10 de abril de 2020
La información contenida en esta respuesta, está en continua revisión, siendo posible que, en un plazo breve sea actualizada, incorporando una nueva pregunta al Banco de Preguntas. Algunos de los documentos referenciados son “preprint”, es decir que no han sido revisados por pares. Aportan información que precisa ser evaluada con detalle antes de convertirse en recomendaciones aplicables a la práctica clínica.
Según la información revisada, el acetato de glatiramero se considera inmunomodulador pero no inmunosupresor, por lo que tendría un riesgo bajo de infecciones víricas. Ante la actual pandemia de COVID-19, en un paciente con esclerosis múltiple (EM) no estaría recomendado suspenderlo e incluso podría iniciarse un tratamiento nuevo con este fármaco.
Aunque la inmunodepresión se considera un factor de riesgo para presentar COVID-19 más grave, según el sumario de evidencia de BMJ Best Practice, algunos datos disponibles no parecen apoyar esta relación(1).
Según un editorial (aún sin publicar) que aborda el tratamiento de la EM y la neuritis óptica en la actual pandemia de COVID-19(2), no se sabe con certeza si estos pacientes tienen realmente un mayor riesgo de infección por el SARS-CoV-2. Aunque explica que los pacientes con EM, por patología infecciosa, hacen un mayor uso de los servicios sanitarios y tienen más ingresos en UCI (Unidad de Cuidados Intensivos) que el resto de la población. Los autores indican que ante COVID-19 leve el paciente debería continuar con su tratamiento pero, en casos más graves o presencia de otras comorbilidades podría valorarse la suspensión de dicho tratamiento, principalmente cuando se trata de terapias con mayor capacidad inmunosupresora.
Otro editorial (“in press”) también sobre el uso de las terapias modificadoras de la enfermedad EM durante esta pandemia (3) indica que glatiramero es inmunomodulador pero no inmunosupresor, por lo que sería seguro tanto iniciar un tratamiento con este fármaco como mantenerlo. Este editorial recoge además las recomendaciones para los pacientes de EM de la la “Società Italiana di Neurologia”, que respecto a estos tratamientos consisten en :
- Continuar con los tratamientos modificadores de la enfermedad, especialmente los de primera línea (beta-interferones, teriflunomida, dimetilfumarato, acetato de glatiramero), fingolimod y natalizumab.
- En el caso de los tratamientos deplectores de linfocitos valorar las circunstancias individuales (ocrelizumab, alemtuzumab, rituximab or cladribina).
- Suspender el tratamiento en caso de COVID-19 hasta su resolución o hasta que un especialista en enfermedades infecciosas lo indique.
La Sociedad Española de Neurología(4) recomienda que en los pacientes con EM, si es necesario, se adecúe el tratamiento del paciente a sus circunstancias. En caso de terapias deplectoras de linfocitos, si la enfermedad lo permite, podría retrasarse su inicio o dosis de mantenimiento.
Según la “Association of British Neurologists”(5) es seguro iniciar o continuar los tratamientos con interferón beta, glatiramero, teriflunomida y dimetilfumarato, cuyo pequeño riesgo de infecciones virales quedaría ampliamente superado por el riesgo de regreso de la esclerosis múltiple. Habría que valorar de forma individual el resto de fármacos. En caso de COVID-19 leve se continuaría con el tratamiento; pero habría que suspenderlo si precisara ingreso, sin que esté claro cuándo hay que reiniciarlo.
El “National Medical Advisory Committee of the National MS Society”(6) de EEUU recomienda que los pacientes continúen los tratamientos consultando los riesgos con sus especialistas antes de suspender una terapia. Según esta sociedad no conllevarían un mayor riesgo de infecciones (incluido SARS-CoV-2): teriflunomida, natalizumab y acetato de glatiramero; el resto podrían aumentarlo.
La “Multiple Sclerosis International Federation”(7) explica que aunque muchas terapias podrían aumentar el riesgo de complicaciones en caso de COVID-19, habría también que sopesar los riesgos derivados de la suspensión del tratamiento y recomienda:
- Que los pacientes de EM continúen su tratamiento.
- En caso de aparición de síntomas o test de COVID-19 positivos valorar el tratamiento con su especialista.
- En caso de iniciar un tratamiento, valorar qué terapia es mejor y tener en cuenta el riesgo local de COVID-19, considerando aquellos que no reducen los linfocitos (interferones, acetato de glatiramero o natalizumab).
- Considerar retrasar las dosis sucesivas de alemtuzumab, cladribina, ocrelizumab o rituximab en función del riesgo local de COVID-19.
Por último, la “Multiple Sclerosis Society” de Inglaterra y Gales(8) explica a los pacientes que no deben suspender un tratamiento en caso de COVID-19 leve. Además indica que beta-interferones, teriflunomida, dimetilfumarato o acetato de glatiramero no conllevan un aumento significativo del riesgo de infecciones, aunque habría que valorar con el neurólogo qué actitud seguir con el resto de fármacos.