No hemos encontrado recomendaciones de empleo de toxina botulínica(TB) en pacientes diagnosticados de fibromialgia, ni en sumarios de evidencia, ni en guías de práctica clínica.
La búsqueda en base de datos de estudios tan solo ha identificado tres pequeños ensayos clínicos y dos series de casos, que no permiten extraer conclusiones firmes trasladables a la práctica clínica.
Los tres ensayos clínicos, con muestras muy pequeñas y poco tiempo de seguimiento, no ofrecen todos conclusiones favorables a la TB.
- Uno realizado con 10 pacientes con dolor de hombro por diagnóstico de fibromialgia, mostró resultados no favorables a la TB(1). A los pacientes se les inyectó lidocaína o TB alternativamente, con un período de 3 meses entre inyecciones. En la visita inicial, el consentimiento informado y un cuestionario basal de fibromiálgicos se completaron para medir la discapacidad, el dolor, la ingesta de medicamentos y la actividad.A los pacientes se les administró 0,5 cc de lidocaína o 100 unidades de TB, en 2 cc de solución salina normal, en cada uno de los cuatro puntos de activación a través del músculo trapecio. Los pacientes y el médico no sabían qué medicamento se utilizó. Los efectos adversos se registraron una vez a la semana durante el primer mes y luego mensualmente durante los siguientes 2 meses. Se notaron efectos adversos en dos de los primeros cinco pacientes a los que se administró TB (confusión, incremento del dolor y síntomas de cuadro gripal), y esto condujo a la interrupción del proyecto. Los otros 3 pacientes tratados con TB no presentaron mejora de la sintomatología. Los autores concluyeron que los pacientes con dolor de hombro por fibromialgia era poco probable que mejorasen con la aplicación de TB.
- Otro de los ensayos, doble ciego, fue realizado en 18 pacientes con larga evolución de una fibromialgia, comparando TB con placebo(2). Tras el tratamiento con TB, el dolor fue reducido de forma marcada en 3 pacientes y solo en uno tratado con placebo . Entre los ocho tratados con placebo, seis fueron tratados 3 meses más tarde con TB, disminuyendo el dolor de forma significativa en dos de ellos . De los 16 tratados en total con TB 4 presentaron una debilidad muscular transitoria. De acuerdo con el resumen del artículo, la conclusión es que en algunos casos fue efectiva la TB en mejorar el dolor; pero no lo fue en otros y podría provocar efectos secundarios.
- El tercero fue realizado en 66 personas diagnosticadas con fibromialgia en el sur de Cataluña(3). De forma aleatoria se distribuyó en tres grupos de 22 participantes cada uno, que fueron tratados con: i) infiltración cervical con TB, ii) terapia grupal de resolución de problemas, o iii) ambas terapias. Las variables registradas fueron calidad de vida, pensamientos suicidas, percepción del dolor, calidad del sueño y satisfacción. Las pacientes femeninas suponían el 96,9% (n = 64) de la muestra del estudio. La satisfacción en el grupo de infiltración fue de 5,1 ± 2,7 puntos, mientras que en la terapia grupal de resolución de problemas fue de ,.6 ± 3,2. La salud autopercibida en el grupo de infiltración (p = 0,016) y el grupo de terapia (p =0,001) mejoraron después de la intervención. El riesgo de suicidio disminuyó en ambos grupos (p =0,049). El dolor se redujo en un 31.8% con infiltración, 13.6% con terapia y 22.7% con ambos tratamientos. La ansiedad / depresión disminuyó en un 45% con terapia de grupo, 36,3% con infiltración y 36,3% con ambos tratamientos. Los resultados también mostraron que el uso de ambos tratamientos redujo significativamente los pensamientos suicidas (p = .049).
Las series de casos localizadas fueron:
- Una que relata la experiencia de tratar a 16 pacientes diagnosticados de fibromialgia, sin respuesta a otras terapias, con TB en los puntos dolorosos, con buena respuesta durante 4 meses en todos los pacientes(4).
- En la otra 25 pacientes con fibromialgia fueron sometidos a inyecciones repetidas de TB durante 1 a 5 años(5). El dolor y la movilidad mejoraron en estos pacientes. Los músculos inyectados con buena respuesta incluyeron el frontal, los corrugadores, el elevador de la escápula, el pectoral menor, los paraespinales, el ligamento piriforme y los ligamentos sacroilíacos. La TB funcionó mejor con enfoques biomecánicos que incorporaron la corrección postural y el fortalecimiento de la estabilidad.