Una Revisión Sistemática (RS) sobre la efectividad del tratamiento en la fibromialgia, fue publicada en 1999(1). Se incluyeron un total de 49 estudios, sin que en el diseño estuvieran muy claros los criterios de selección. 33 se referían a tratamiento farmacológico y 16 a tratamientos no farmacológicos. En el análisis combinado mostraron efectividad, comparado con el placebo, los antidepresivos y relajantes musculares (mejoría en el estado físico, estado psicológico y síntomas), sin que para los antiinflamatorios no esteroideos (AINES) hubiera una diferencia con el placebo. La conclusión de esta revisión es que la intervención óptima para la fibromialgia debería incluir tratamiento no farmacológico, específicamente una recomendación de ejercicio físico y terapia cognitiva-conductual; asociando la terapia adecuada en base a las necesidades para el tratamiento del dolor y de los trastornos del sueño.
Otra RS específica sobre el tratamiento farmacológico con antidepresivos publicada en el año 2000 (2), incluyó 13 ensayos con un total de 640 pacientes y un seguimiento medio de 8.1 semanas. El metaanálisis mostró que los pacientes que recibían antidepresivos presentaban una mejoría de los síntomas mayor que los que habían recibido placebo (Odds ratio de 4.2 , con un Número Necesario de casos para Tratar de 4, con IC de 2.9 a 6.3). Esta mejoría se mostraba también en las escalas que valoraban fatiga, trastornos del sueño y bienestar general.
La Colaboración Cochrane ha realizado, en el 2001, una RS de los tratamientos no farmacológicos en la fibromialgia (3). Incluyó 16 ensayos con 724 participantes. La conclusión es que el entrenamiento de ejercicios aeróbicos supervisados presentó efectos beneficiosos sobre la capacidad física y los síntomas de la fibromialgia. El entrenamiento de resistencia también puede presentar beneficios sobre algunos síntomas. Se necesitan más estudios sobre el fortalecimiento y la flexibilidad muscular. Se necesita una investigación sobre el beneficio del ejercicio a largo plazo para la fibromialgia.
Una revisión sistemática sobre el tratamiento farmacológico ha sido publicada en el 2005 (4). La revisión incluyó, a su vez, 4 revisiones y 23 ensayos aleatorizados. En las conclusiones destaca: los datos disponibles permiten considerar como intervenciones farmacológicas el uso de antidipresivos tricíclicos o la ciclobenzaprina a dosis bajas, ya que son los fármacos más estudiados hasta la fecha y con mayor evidencia de acción. El uso de analgésicos y opiodes débiles tiene poca evidencia a su favor. No hay pruebas a favor de las asociaciones de varios antidepresivos o de distintos analgésicos, Los otros fármacos analizados tiene poca evidencia de eficacia, por lo que su uso no debe generalizarse.
Las tres Guías de Práctica Clínica localizadas sobre el tratamiento de la fibromialgia más recientes (5), (6),(7) coinciden en mostrar:
- Una evidencia de mejoría para el empleo los siguientes fármacos: Amitriptilina, cyclobenzaprina, inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS), especialmente la fluoxetina; y el tramadol asociado a paracetamol para el control del dolor.
- Que no hay evidencia de la eficacia en: opiodes, corticoides, AINES, melatonina, calcitonina, hormona tiroidea, dehidroepiandrosterona, magnesio.
La revisión de Uptodate, tras analizar la evidencia publicada (8) recomienda sobre el tratamiento de la Fibromialgia:
- El tratamiento comienza por confirmar el diagnóstico y por ofrecer una explicación al paciente sobre la naturaleza crónica, pero no progresiva de la enfermedad.
- Si hay otros problemas asociados (depresión, apnea del sueño, síndrome de piernas inquietas, bursitis o tendinitis) deben ser identificados y tratados de forma adecuada.
- Comenzar habitualmente con una dosis baja de antidepresivos tricíclicos al ir a acostarse o cyclobenzaprina y sumar el empleo de analgésicos simples durante el día, si es necesario.
- Las actividades aeróbicas de bajo impacto como pasear, montar en bicicleta, nadar, deben iniciarse de forma individualizada en función de las necesidades de cada paciente. Remitir al paciente para una terapia cognitiva-conductual es apropiada en esta etapa y es más efectiva combinada con el comienzo de un programa de ejercicio físico.
- Los pacientes que no responden a las medidas anteriores deben ser remitidos al especialista (psiquiatra, reumatólogo, especialista en tratamiento del dolor) para confirmar el diagnóstico y para proporcionar un consejo adicional o nuevas medidas de tratamiento.
- Asociar al tricíclico un ISRS (fluoxetina de 20 a 80 gr./día) o utilizar un inhibidor dual como la duloxetina puede ser valorado.
Se ha encontrado solo un pequeño ensayo clinico randomizado que compara, en 79 pacientes diagnosticados de fibromialgia, la atención tradicional proporcionada por un médico de familia con la ofrecida por un equipo compuesto por un reumatólogo y un programa de rehabilitación multidisciplinar (grupo de intervención)(9). En el grupo de intervención, comparado con el control, mejoraron de forma significativa, a las 6 semanas y a los 15 meses, la auto percepción del estado de salud, la intensidad media del dolor, el estado depresivo, los días y horas con dolor y la incapacidad provocada por el dolor.