La pregunta es muy general, pero se han encontrado 3 Guías de Práctica Clínica (GPC), 1 Sumario de Evidencias (SE) de Uptodate y 2 Protocolos, que hacen recomendaciones generales de cuando hacer o no hacer lavado vesical en los pacientes con catéter vesical permanente. Una de las GPC especifica las diferencias entre instilación, irrigación y lavado vesical.
En general señalan que esas intervenciones solo se hagan en situaciones especiales, fundamentalmente cuando hay hematuria o se sospecha obstrucción del catéter (una sola vez). La irrigación vesical antimicrobiana no previene o retrasa la infección del tracto urinario, por lo que se debe evitar.
Hay tres preguntas en el Banco de Preguntas del Preevid relacionadas con la hematuria y los lavados vesicales, a las que puede acceder desde mas abajo.
Según una GPC(1) (para la prevención y control de las infecciones asociadas en atención primaria) la terminología: instilación, irrigación y lavado vesical puede ser confusa. La irrigación de la vejiga es la introducción continua de un fluido estéril en la vejiga con el fin de drenar la sangre y los residuos; la instilación de la vejiga es la introducción de un fluido estéril en la vejiga, dejándolo allí por un período de tiempo variable con el fin de disolver las incrustaciones, alterar el pH de la vejiga, o suprimir el crecimiento bacteriano; y el lavado de la vejiga es la introducción de un fluido estéril que se deja drenar inmediatamente con el fin de diluir el contenido de la vejiga o desbloquear una obstrucción.
El SE de Uptodate(2) sobre la colocación y manejo de los catéteres urinarios, indica que la irrigación vesical se reserva para situaciones específicas (por ejemplo, en el post-operatorio, o en terapia farmacológica) o en pacientes con hematuria. Sin embargo, si un catéter no está drenando correctamente, puede ser irrigado una sola vez con solución salina estéril. Si esto no es efectivo, se debe reemplazar el catéter. Si existe la sospecha de que el material del catéter de látex contribuyó a la obstrucción, el catéter debe ser cambiado a un catéter de silicona para reducir futuro incrustaciones. La irrigación vesical antimicrobiana no parece prevenir o retrasar la infección del tracto urinario; más bien, esta práctica puede conducir a la infección con organismos más resistentes. Indica que un ECA(3) de 200 pacientes con sondaje no encontró diferencias significativas en la incidencia de infección del tracto urinario en los pacientes con sondas urinarias permanentes tratados con la irrigación vesical de una solución de neomicina polimixina comparado con la ausencia de riego. En los pacientes que recibieron irrigación vesical se encontraron más organismos resistentes.
Una GPC(4) para la prevención de las infecciones del tracto urinario (ITU) relacionadas con los catéteres, con respecto a la irrigación vesical indica que las evidencias halladas fueron de baja calidad lo que sugiere que no hay ningún beneficio de la irrigación vesical en pacientes con catéteres permanentes o intermitentes, por lo tanto recomienda:(*)
- No realizar irrigación de la vejiga, a menos que se prevea la obstrucción (por ejemplo, como podría ocurrir con el sangrado después de la cirugía de próstata o vejiga). (Categoría II)
- No efectuar irrigación vesical rutinaria con antimicrobianos. (Categoría II)
La tercera GPC(5), posterior, para la cateterización con sondas permanentes en adultos, con respecto al lavado, riego e instilación de la vejiga, confirma estas recomiendaciones:(*)
Los lavados vesicales de rutina no son beneficiosos (NE 1a, GR = A)
- La irrigación de la vejiga y la instilación de soluciones de mantenimiento no previenen infecciones asociadas al catéter. Sin embargo, estas intervenciones pueden ser recomendadas en circunstancias especiales (por ejemplo, en la gestión de la formación de coágulos de sangre) (NE = 1b, GR = A)
- Si la hematuria no se soluciona, puede ser necesario el riego a través de un catéter de 3 vías o en casos más graves, puede ser necesario el lavado de la vejiga bajo anestesia general (VE = 4, GR = C)
- La hematuria puede ser resuelta, tras cateterización suprapúbica, por riego a través del catéter suprapúbico o por medio de un catéter uretral adicional (NE = 4, GR = C)
El protocolo de enfermería(6) para el sondaje vesical de la Asociación Española de Enfermería en Urología, señala que el lavado vesical continuo tiene como fin mantener la permeabilidad de la sonda cuando la hematuria es importante. Para ello se usa una solución de suero de lavado estéril que se hace pasar al interior de la vejiga en goteo continuo a través de una sonda de tres vías, para después salir a través de la vía de drenaje de la sonda. Si el líquido de lavado no sale, puede producir una grave distensión vesical. Por lo que se debe estar muy atento a la velocidad de goteo de entrada y la velocidad y cantidad que va saliendo. También se debe vigilar, en caso de cirugía, si el suero de lavado está saliendo por algún drenaje o si se está diseminando por el tejido subcutáneo con el aumento evidente del abdomen o genitales externos del paciente.
El otro protocolo(7) para realizar el sondaje vesical indica que se debe evitar realizar lavados vesicales, salvo cuando hay obstrucción del sistema de drenaje (hemorragia en cirugía prostática o vesical), para no alterar el sistema de drenaje cerrado. En caso de que sean necesarios lavados vesicales frecuentes se colocará una sonda de tres vías; si es necesaria la irrigación, se usará un método de irrigación intermitente; no practicar irrigación continua de la vejiga como medida antiinfecciosa de rutina.
(*) Mirar la clasificación de los Niveles de Evidencias (NE) y Grados de Recomendación (GR) en las GPC.