No se han encontrado estudios que analicen, directamente, las características que sean predictoras del éxito de un programa TAC (Tratamiento Asertivo Comunitario) en salud mental. De tres Guías de Práctica Clínica (GPC) y de dos Revisiones Sistemáticas (RS) hemos extraído, respectivamente, las recomendaciones y las medidas de resultados, que orienten sobre las variables a tener en cuenta en la implantación de un programa de salud mental basado en el TAC en una comunidad:
Una GPC(1) sobre intervenciones Psicosociales en el Trastorno Mental Grave (TMG), señala que estos pacientes deben reunir las tres dimensiones de: diagnóstico, cronicidad y discapacidad e indica que el TAC es aconsejable cuando:
- Las personas con TMG precisen un número elevado de reingresos en unidades de corta estancia, y/o existan antecedentes de dificultades de vinculación a los servicios con el riesgo de recaída o crisis social (ejemplo, pasar a convertirse en “sin hogar”) (grado de recomendación B).
- No sea posible la utilización de programas de alojamiento y apoyo en la intervención psicosocial integrada de las personas con TMG “sin hogar” (grado de recomendación C).
Una segunda GPC(2) para el Tratamiento de la Esquizofrenia en Centros de Salud Mental recomienda el TAC para pacientes con unas determinadas características:
- Reducción moderada o severa de su funcionamiento social durante la fase estable del trastorno [grado de recomendación A].
- Pacientes de alto riesgo, con hospitalizaciones repetidas y dificultades de vinculación al tratamiento ambulatorio (grado de recomendación A).
- Grandes frecuentadores de servicios (grado de recomendación B).
- Por otra parte recomienda valorar la experiencia de la puesta en marcha en un área como experiencia piloto con un equipo específico, distinto del equipo habitual del centro de salud mental, para considerar su extensión al resto de áreas sanitarias.
La tercera GPC(3) para la esquizofrenia y el trastorno psicótico incipiente señala que el TAC va dirigido a pacientes:
- Con TMG que presentan sintomatología deficitaria o negativa, dificultades en la vinculación, hospitalizaciones repetidas, mal cumplimiento terapéutico y a menudo otros problemas añadidos (marginalidad, drogas, problemas legales).
- De alto riesgo, con historia de reingresos hospitalarios, difícil vinculación a los servicios habituales o sin techo (grado de recomendación A) y que no pueden continuar el tratamiento comunitario convencional (grado de recomendación A).
- Con esquizofrenia que frecuentan habitualmente los servicios (grado de recomendación B).
- En entornos de predominio rural y/o sin hogar.
La GPC señala que una comunidad con ausencia de una red de atención psiquiátrica con buena dotación de equipos comunitarios y programas específicos hace recomendable a los equipos específicos como el TAC a ofrecer una atención integral. La GPC indica un estudio donde el TAC es especialmente efectivo para personas con problemas de drogas y alcohol (nivel de evidencia Ib); y otro estudio que muestra una mayor efectividad del TAC en grupos étnicos minoritarios con diagnóstico de trastorno mental grave y barreras lingüísticas y culturales para acceder a los servicios (nivel de evidencia III).
Con respecto a las RS, una de ellas(4) mide los efectos de diversas intervenciones psicosociales (incluye el TAC) para personas con enfermedades mentales graves y abuso de sustancias y evalúan las siguientes medidas de resultados: Funcionamiento global y social, Calidad de vida/satisfacción con la vida, Reingresos en el hospital (y días en la comunidad), Indigencia y Cumplimiento con el tratamiento y la medicación. Por otro lado indica que esta intervención podría proporcionarse a poblaciones especiales, como personas sin hogar o pacientes forenses. En la segunda RS(5), sobre el TAC para las personas con desórdenes mentales severos los principales índices de resultado fueron: a). permanencia en contacto con los servicios psiquiátricos; b) magnitud de admisiones en el hospital psiquiátrico; c) resultados clínicos y sociales; y d) costos.