El protocolo de relajación elaborado por Salud Mental y editado por el Servicio Murciano de Salud (1) señala que, aunque hay diversas técnicas de relajación, dirigidas a disminuir el nivel general de ansiedad, el protocolo utiliza fundamentalmente la relajación muscular de Jacobson y el entrenamiento en respiración.
Una Revisión Sistemática (RS) con Metaanálisis (2) sobre entrenamiento de relajación para la ansiedad incluye entre otros: la relajación progresiva, la relajación aplicada, el entrenamiento autógeno y la meditación. Concluye que todas las técnicas de la relajación consideradas demuestran un buen potencial en la reducción de la ansiedad. Aunque la selección de la mejor técnica de relajación es muy difícil, dependiendo de muchos factores: tipología de participantes (sexo, edad, etc.), pacientes con problemas médicos, por ejemplo cáncer (con efecto inferior), o psicológicos, nivel de ansiedad de partida mas o menos alto, entrenamiento grupal o individual, duración del protocolo, repetición de las sesiones una vez terminado el entrenamiento, etc. Finalmente, la RS señala que la relajación aplicada y la meditación tienen unos resultados muy altos, sin embargo, se utilizan solamente en uno de los estudio incluidos, haciendo este resultado no válido. Por otro lado, los altos niveles de efectos positivos alcanzados por la meditación, la relajación aplicada y la relajación progresiva pueden indicar una buena eficacia en la reducción de la ansiedad. Una indicación que parece desprenderse de esos datos es aplicar solo un modelo, evitando el uso de multi técnicas.
Una Guía de Práctica Clínica (GPC) (3) para tratar desordenes de ansiedad indica que las técnicas de relajación reducen niveles generales de preocupación y de ansiedad y mejorar el sueño. También puede proporcionar motivación para continuar el tratamiento puesto que, hecho regularmente, tiene un efecto positivo rápido. Indica que hay una gama de técnicas de relajación que pueden ser beneficiosas, incluyendo relajación progresiva, visualización y técnicas de respiración. Los procedimientos que utilizan visualización de imágenes o focalización del contenido del pensamiento pueden ayudar a disminuir la ansiedad permitiendo que la persona controle lo que piensa.
Una RS (4), sobre las técnicas de relajación para pacientes con asma, indica que la hipótesis detrás de los estudios descritos en la revisión es que las terapias de relajación ayudan a los pacientes con asma en los síntomas asociados a la ansiedad y la tensión. La RS revisa las siguientes técnicas de relajación: Relajación progresiva de Jacobson, hipnosis, relajación autógena, entrenamiento de biofeedback y meditación. Concluye que los datos de algunos estudios sugieren que la relajación muscular pueda proporcionar una cierta mejora, pero que no hay evidencia que la hipnosis, el entrenamiento autogénico o el biofeedback sean eficaces para los síntomas de ansiedad en el asma. Sin embargo, otra RS (5) posterior sobre intervenciones psicológicas para adultos con asma, que también incluye entre los tipos de intervención las terapias de relajación diseñadas para controlar el estrés y la ansiedad, indican que en el asma, estas terapias pueden reducir el pánico o el miedo y mejorar la función respiratoria. Se incluyen en la RS la relajación progresiva, el entrenamiento autogénico, la biorretroalimentación y la hipnosis. Los autores concluyen que, debido a la mala calidad metodológica y pequeño tamaño de las muestras, la revisión no puede establecer conclusiones en cuanto a la efectividad de las técnicas psicológicas en los adultos con asma. Aunque surgieron algunos resultados alentadores del metanálisis para analizar el efecto positivo de la relajación (con relajación funcional, imágenes mentales, hipnosis y biorretroalimentación) sobre la interrupción y la disminución de los fármacos.
Diversas Guías de Práctica Clínica (GPC) para el tratamiento de patologías que conllevan ansiedad, recomiendan el entrenamiento de relajación: una (6) para el tratamiento no farmacológico del insomnio crónico en los ancianos, recomienda la relajación progresiva muscular cuando la ansiedad está asociada a la inhibición del sueño. Otra GPC (7) para el manejo del dolor de cabeza, cuando la ansiedad o la depresión están complicando el síntoma, puede estar indicado el entrenamiento de relajación y biofeedback. Señala tres tipos de entrenamiento de relajación: la muscular progresiva, el entrenamiento autógeno y la meditación. Otra GPC (8) para el manejo del síndrome de colon irritable, recomienda el entrenamiento en relajación cuando la tensión causa la exacerbación de los síntomas. La ansiedad se puede aliviar con la relajación muscular progresiva, el biofeedback y meditaciones o yoga, aunque señala que es confuso si la mejoría se debe al factor no específico de la atención de un terapeuta específico. Por último una GPC (9) para el tratamiento de la osteoporosis aboga por la relajación para reducir la tensión muscular y la ansiedad. Los dos métodos más aceptados son la relajación progresiva de Jacobson y la técnica fisiológica simple de Mitchell.