Se han localizado 2 ensayos clínicos aleatorizados, 1 estudio descriptivo y 1 revisión narrativa que hacen recomendaciones para tratar la ansiedad de padres con hijos prematuros ingresados en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN). En general recomiendan como técnicas de relajación para tratar la ansiedad la relajación muscular progresiva (RMP), pero junto con otras intervenciones, como educación sobre el trastorno de estrés postraumático (TEPT), psicoeducación u otras técnicas de relajación, como la imaginería guiada. Por lo tanto, al utilizar diversas intervenciones no se permite establecer conclusiones con respecto a la RMP de forma aislada.
Un ensayo aleatorizado (1) determina si una intervención puede reducir la depresión, la ansiedad o trauma de 105 madres de bebés nacidos prematuros e ingresados en 4 UCIN, y abordar las percepciones maternas de la vulnerabilidad de los bebés. Las madres fueron incluidas en un grupo con la intervención (seis o nueve sesiones) o un grupo comparación/control.
Las sesiones de intervención incluyeron: 1) educación a las madres sobre el TEPT y los sentimientos y pensamientos comunes de los padres sobre la UCIN; 2) reestructuración cognitiva para ayudar a las madres a reconocer y desafiar las cogniciones erróneas e inadaptadas; 3) RMP para reducir la ansiedad; y 4) desarrollo y procesamiento de la narrativa del trauma de la madre. Las participantes en el grupo control recibieron información/atención habitual en una sesión de 45 minutos, sobre política, procedimientos y entorno de la NICU con educación sobre cómo criar al bebé prematuro. Las madres fueron derivadas al programa existente de mentores de padres para estrategias de apoyo y afrontamiento. Las madres también recibieron atención habitual en la UCIN, incluidos contactos con trabajadores sociales, capellanes y especialistas en desarrollo.
Los participantes en ambos grupos se evaluaron al inicio (1 o 2 semanas después del nacimiento del bebé), una semana después de la finalización de la intervención o 4 a 5 semanas después del parto para el grupo de comparación, y 6 meses después del nacimiento del bebé para ambos grupos.
El estudio concluye que las percepciones maternas de vulnerabilidad pueden producir comportamientos de crianza que no fomentan un desarrollo infantil óptimo. La intervención diseñada para reducir los síntomas maternos de ansiedad, depresión y trauma, sin tener un impacto general sobre la vulnerabilidad percibida, en comparación con el grupo control parece reducir sustancialmente las percepciones de vulnerabilidad en el subgrupo de mujeres que informaron al inicio sobre experiencias traumáticas previas. Dado que es muy probable que estas mujeres respalden opiniones distorsionadas de sus bebés, incluso percibiéndolos como vulnerables, esta intervención puede tener implicaciones importantes para comportamientos parentales subsiguientes, mayor uso de atención médica, problemas de conducta disruptiva y desarrollo infantil. Además, dado el impacto de esta intervención en los síntomas maternos, es posible aumentar la intervención con actividades para mejorar la interacción madre-hijo y tratar la percepción de vulnerabilidad con técnicas de reestructuración cognitiva en lugar de educación.
Otro ensayo aleatorio(2) evalúa una intervención de tratamiento para reducir los síntomas de Trastorno de estrés postraumático (TEPT), depresión y ansiedad en los padres de bebés prematuros. Un total de 105 madres de bebés prematuros (25-34 semanas de edad gestacional,> 600 g) se asignaron al azar para recibir una intervención de 6 sesiones desarrollada para tratar el trauma de los padres y facilitar la redefinición del niño (n = 62) o para un grupo de comparación activo (n = 43). Las madres en el grupo de intervención recibieron una o dos sesiones de 45 a 55 minutos administradas semanalmente durante (3-4 semanas), una combinación de tratamientos centrados en el trauma, incluida la psicoeducación, la reestructuración cognitiva, la RMP y el desarrollo de su narrativa del trauma. La intervención también incorporó material dirigido a la redefinición infantil (proceso de cambio de las percepciones negativas de la madre sobre su bebé y la experiencia de crianza). El grupo control recibió la atención habitual: información en una sesión de 45 minutos, sobre política, procedimientos yentorno de la NICU, con educación sobre la crianza del bebé prematuro; las madres fueron derivadas al programa de mentores de padres con estrategias de apoyo y afrontamiento para ayudar a asegurar que el contacto fuera similar al grupo de intervención y se aproximara a una condición de comparación de atención concordante. Las madres también recibieron atención habitual en la NICU, incluidos contactos con trabajadores sociales, capellanes y psicólogos del desarrollo.
Las madres en el grupo de intervención informaron una mayor reducción en los síntomas (d de Cohen = 0,41, p = 0,023) y depresión (d de Cohen = 0,59, p <0,001) en comparación con el grupo control. Las pacientes en ambas condiciones mejoraron significativamente en términos de ansiedad, sin diferencias entre los grupos. Los resultados del análisis del moderador mostraron que las madres con calificaciones más altas del estrés basal se beneficiaron más de la intervención en comparación con las madres que tenían puntuaciones más bajas (p = 0,036).
Esta intervención breve para madres de recién nacidos prematuros redujo estadísticamente de manera significativa los síntomas de trauma y depresión. La intervención es factible, puede ser administrada con fidelidad y tiene altas calificaciones de satisfacción materna. Dado que las mejoras en la angustia de las madres pueden conducir a mejores resultados en los bebés, esta intervención tiene el potencial de un alto impacto en la salud pública.
Una revisión narrativa sobre intervenciones enfermeras para el manejo del estrés en padres de niños prematuros en UCIN(3) con respecto a las técnicas de relajación nombra un estudio que valora una intervención realizada directamente sobre los progenitores, concretamente, el efecto de la aplicación de técnicas de relajación. En este estudio se desarrollaron 3 técnicas de relajación: respiración profunda, RMP e imaginería guiada, que fueron enseñadas a los padres para que las realizaran desde aquel momento (tras nacimiento del prematuro) en adelante. Se pudo comprobar entonces que los niveles de estrés eran muy reducidos 3 meses después del comienzo de las técnicas, así como el rasgo de ansiedad. Los padres que llevaban a cabo estas técnicas desarrollaban menos ansiedad y mejor afrontamiento a los problemas. Por esto se concluyó que las técnicas de relajación disminuían el rasgo de ansiedad pero no el estado; es decir, son efectivas a largo plazo, pero el distrés durante las primeras experiencias en la unidad no era variable. No se especifica la efectividad de cada técnica de relajación por separado.
Un estudio descriptivo sobre los factores de riesgo que causan ansiedad en los padres de recién nacidos hospitalizados en una sala de cuidados intermedios neonatales,(4) recomienda que se formen grupos con los padres y se apliquen una guía de terapias para así mitigar y controlar la ansiedad de estos, evitando que esta se convierta en un trastorno. Entre las terapias recomendadas para tratar la ansiedad señala la RMP.