Los documentos consultados sugieren que, aunque congelar la carne durante 24 horas a -12ºC es letal para los taquizoitos y bradizoitos; cuando esta carne se destina al consumo crudo, es más prudente congelarla durante uno o dos días a -20 ºC. Por lo tanto el consumo de jamón puede ser seguro si previamente ha sido congelado durante uno o dos días a -20 ºC.
El Sumario de Evidencia (SE) de UpToDate sobre toxoplasmosis y embarazo(1), indica que la carne debe cocinarse a 152 °F (66 °C) o más o congelarse durante 24 horas en un congelador doméstico a menos grados (-12 °C), temperatura letal para los taquizoitos y bradizoitos. Congelar la carne antes de su consumo parece ser la intervención más eficaz para prevenir la toxoplasmosis transmitida por la carne(2).
La Sociedad Española de Infectología Pediátrica en su Guía para el diagnóstico y tratamiento de la toxoplasmosis congénita(3), recoge unos consejos profilácticos que se deben realizar a toda mujer embarazada que presente una serología IgG negativa (gestante no inmune) en la primera visita del embarazo:
- Consumir únicamente carne cocinada a más de 66 °C (bien hecha) o carne congelada en cámara frigorífica (el parásito se destruye a –20 °C en 24 h).
- Lavar las frutas y las verduras, fundamentalmente aquellas que puedan estar ensuciadas por restos de tierra.
- Lavarse las manos después de haber tocado carne cruda o verduras.
- Evitar el contacto con gatos desconocidos. Si se posee gato, manipular el animal con guantes, desinfectando sus utensilios con agua hirviendo o lejía.
- Si se realizan labores de jardinería o similares, protegerse las manos con guantes.
- No consumir embutido, fundamentalmente casero.
La Asociación El Parto es Nuestro indica en su blog(4) que congelar el jamón (y cualquier carne) ha demostrado de forma contundente tener un efecto protector contra la infección de toxoplasma, ya que mata los quistes tisulares, que son los que se encuentran en la carne infectada. Congelar la carne durante dos días a -20 ºC era suficiente para inactivar el parásito. Además hace referencia a dos estudios(5,6), en los que se muestra también que el toxoplasma no sobrevive a los procesos de salación y posterior secado a los que se somete al jamón. Además, en opinión de los autores de este blog, actualmente comer jamón curado y que ha pasado por todos los controles sanitarios correspondientes, no debería suponer un riesgo para salud de la embaraza ni del feto.
Por otra parte, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición(7) y la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia(8) recomiendan no consumir embutidos poco curados.