Hay tres preguntas realizadas con anterioridad e incluidas en el Banco de Preevid que abordan el posible efecto del consumo de productos basados en soja durante la infancia (ver preguntas relacionadas). En la más reciente de dichas preguntas, basándose fundamentalmente en las conclusiones de un panel de expertos de 2011(1), se establecía que no había evidencia suficiente para confirmar o descartar si la alimentación infantil con fórmulas basadas en soja alteraban el comienzo de la pubertad o afectaban al tamaño de los órganos reproductivos.
Se ha procedido a realizar una nueva búsqueda, centrándonos en estudios recientes que evalúen el potencial efecto de la ingesta de soja durante la infancia en los niveles de hormonas sexuales. Tras la revisión de los documentos seleccionados se observa que la evidencia sugiere que la soja no parece ejercer efectos hormonales adversos en los niños; no obstante, los limitados datos y las características de los estudios, no permiten establecer conclusiones firmes.
Se han identificado dos estudios de cohortes prospectivos de publicación relativamente reciente en los que se evalúa el efecto de las fórmulas a base de soja en las concentraciones hormonales de niños y niñas alimentados con ellas:
- En uno de los estudios de cohortes(2) se evaluaron 147 niños, varones, alimentados exclusivamente con fórmula de soja (n= 54), fórmula de leche de vaca (n= 55) o leche materna (n= 38) durante el periodo de seguimiento. En los niños participantes, se valoraron, entre otros aspectos, los niveles de testosterona sérica y de hormona luteinizante desde el nacimiento hasta las 28 semanas de vida. Se observó que las concentraciones de hormonas reproductivas siguieron trayectorias similares en los lactantes varones alimentados con fórmula de leche de soja y de vaca. De forma similar, no hubo diferencias en las trayectorias hormonales al comparar a los niños amamantados con los niños alimentados con fórmula de soja.
- En el otro estudio de cohortes(3) 283 parejas madre-hijo que completaron el estudio; 111 bebés alimentados con fórmula de leche de vaca, 102 alimentados con fórmula de soja y 70 fueron amamantados. En este estudio tampoco se observaron efectos estrogénicos en los lactantes, niños y niñas, alimentados con una fórmula de soja.
En cuanto a la influencia en el inicio de la pubertad, un metanálisis(4), que incluyó 7 estudios observacionales y en ensayo clínico aleatorio (ECA)(5), no encontró ninguna asociación entre una dieta infantil a base de soja y el inicio de la pubertad en niños o niñas. Los análisis realizados no mostraron diferencias significativas entre los grupos (598 niños y niñas expuestos a la soja y 2.957 no expuestos) en el riesgo de pubertad precoz (odds ratio [OR]: 0,51; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,09 a 2,94; tres estudios, 206 participantes, certeza de la evidencia baja) o en la edad de la menarquia (diferencia de medias [DM] 0,14 años; IC del 95%: -0,16 a 0,45; tres estudios, 605 niños, evidencia de certeza baja).
En el ECA(5) que incluye el metanálisis se reclutó a niños prepúberes (Tanner 1) sanos (n = 51), de 7-9 años de edad, y se les asignó aleatoriamente a consumir el zumo de fruta del almuerzo con 45 g de un suplemento comercial a base de proteína de soja (n = 29) o sin este suplemento (n = 22), durante 12 meses. Al analizar los resultados se obtuvo que el consumo de este suplemento de soja durante 12 meses no afectó la maduración sexual ni el inicio de la pubertad.
Sin embargo, dos estudios observacionales, no incluidos en el metanálisis previo, muestran diferentes y contradictorios resultados:
- En un estudio de cohortes(6) realizado en China, una mayor ingesta de soja en la infancia se asoció prospectivamente con un inicio más tardío de la pubertad tanto en niñas como en niños chinos.
- En un estudio de casos-control(7) el consumo de soja aumentó la probabilidad de pubertad precoz en niñas (odds ratio [OR] = 3,974, intervalo de confianza [IC ]= 1,571–10,054; p = 0,004].