En base a investigación de reciente publicación, se podría concluir que escuchar música es una intervención no farmacológica que podría ser eficaz para mejorar la calidad subjetiva del sueño en adultos con síntomas de insomnio.
El Sumario de Evidencia (SE) Best Practice de BMJ sobre el insomnio(1) describe, entre las terapias no farmacológicas, para el tratamiento del insomnio crónico, que la terapia cognitivo-conductual ha demostrado su eficacia, tanto si se hace a nivel grupal como individual, presencial o a través de internet, siempre y cuando sea realizada por un profesional sanitario. Los autores de este documento señalan que las intervenciones musicales, en particular la relajación asociada a la música y la escucha de música(2,3), mejoran el sueño de los adultos con insomnio no relacionado con afecciones de salud subyacentes:
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La revisión sistemática (RS) con metaanálisis en red(2), al que hace referencia el SE incluyó 20 ensayos, que involucraron a 1.339 pacientes con 12 brazos de intervención musical para pacientes con insomnio primario. El resultado primario fue la calidad del sueño subjetivo (medido por el "Pittsburgh Sleep Quality Index" [PSQI]), los resultados secundarios fueron la latencia del inicio del sueño y la eficiencia del sueño. Para las puntuaciones del PSQI, todos los brazos de intervención fueron estadísticamente más efectivos que la atención habitual, y los pacientes calificaron escuchar música como el mejor medio de intervención (Diferencia de medias [DM]= -0,61; intervalo de confianza [IC] del 95%= -1,01 a -0,20). Para la calidad general del sueño, sólo la relajación asociada a la música fue estadísticamente más efectiva que la atención habitual de los pacientes (DM=-0,28, IC= -0,48 a -0,08). En términos de latencia de inicio del sueño, la relajación asociada a la música y escuchar música tuvieron ventajas significativas (DM=-0,26, IC 95%=-0,64 a -0,09 y DM= -0,28, IC=-0,53 a -0,02); escuchar música más realizar ejercicio mostró una tendencia a mejorar la eficiencia del sueño.
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Esta RS Cochrane(3) también referida en el SE(1), actualiza a otra RS publicada en 2015. En ella se incluyeron 13 ensayos controlados aleatorizados (ECA) con 1.007 participantes, que compararon los efectos de escuchar música pregrabada a diario, entre 25 y 60 minutos, durante un periodo de tres días a tres meses con ningún tratamiento o con el tratamiento habitual (TH), en adultos que se quejan de dificultades para dormir; todos los estudios tuvieron alto riesgo de sesgo de realización, debido a la dificultad de cegar a los participantes a la intervención musical. Se encontró evidencia de certeza moderada de una mejoría de la calidad del sueño, medida con PSQI, en los grupos de música en comparación con ninguna intervención o TH (DM= ‐2,79; IC del 95%= ‐3,86 a ‐1,72; diez estudios, 708 participantes). Se encontró evidencia de certeza baja de que, en comparación con ningún tratamiento o TH, escuchar música podría reducir los problemas de latencia de inicio del sueño (DM ‐0,60; IC del 95%: ‐0,83 a ‐0,37; tres estudios, 197 participantes), el tiempo total de sueño (DM ‐0,69; IC del 95%: ‐1,16 a ‐0,23; tres estudios, 197 participantes) y la eficiencia del sueño (DM ‐0,96; IC del 95%: ‐1,38 a ‐0,54; tres estudios, 197 participantes). No se encontró evidencia clara de una diferencia en los efectos de escuchar música en comparación con ningún tratamiento o TH sobre la gravedad del insomnio (DM ‐6,96; IC del 95%: ‐15,21 a 1,28; dos estudios, 63 participantes; evidencia de certeza muy baja) Los autores concluyen que la música podría ser eficaz para mejorar la calidad subjetiva del sueño en adultos con síntomas de insomnio pero indican que se necesitan más estudios de investigación para establecer el efecto de escuchar música sobre otros aspectos del sueño, así como las consecuencias diurnas del insomnio.
Comentar además que la terapia de control de estímulos y la terapia de restricción del sueño también son técnicas efectivas y recomendadas para el tratamiento del insomnio crónico.
Otros SE consultados(4,5) sobre el insomnio, incluyen entre las terapias no farmacológicas efectivas en el tratamiento del insomnio, la terapia cognitivo-conductual y la higiene del sueño, pero no mencionan la música.
Una RS con metaanálisis en red(6) de reciente publicación, y que incluyó 10 ECAs, con 726 personas, evaluó el efecto de la música sobre el sueño entre pacientes hospitalizados. Se utilizaron varios cuestionarios diferentes para evaluar la calidad del sueño: el cuestionario de sueño de Richards-Campbell, la escala de sueño de Verran y Snyder-Halpern, el PSQI, una Escala Visual Analógica (EVA) y el Cuestionario de Evaluación del Sueño de Leeds. Un estudio utilizó polisomnografía para la medición objetiva del sueño, y 2 estudios utilizaron registros del sueño para evaluar la duración del sueño. Aunque el riesgo de sesgo fue en general bajo, los estudios tuvieron riesgo alto de sesgo de realización, ya que es difícil cegar a los participantes a la intervención musical. El resultado primario fue la calidad del sueño de los pacientes hospitalizados, medido mediante cuestionarios de autoinforme. El metanálisis mostró que la música mejoró la calidad del sueño en los pacientes que escuchaban música en comparación con los controles (DM 1,55 [IC del 95 %: 0,29-2,81], z = 2,41; p = 0,0159). La heterogeneidad fue alta (I 2 = 93%). Esta revisión sistemática y metanálisis sugieren que escuchar música puede mejorar la calidad del sueño en pacientes hospitalizados.
Otra RS con metaanálisis en red(7) incluyó 122 ECAs que examinaban diferentes intervenciones clínicas relacionadas con el insomnio, en personas mayores de 18 años, sin otras enfermedades físicas. Los resultados primarios fueron medidos con el PSQI y las puntuaciones del índice de gravedad del insomnio (ISI). Con respecto a las puntuaciones del PSQI, la intervención con música fue estadísticamente significativa en comparación con los controles en blanco (DM=- 3,17, IC 95%= −4,69 a −1,61). Los resultados del ISI fueron similares a los del PSQI.
Algunas guías de práctica clínica consultadas(8,9), de publicación anterior a las RS antes comentadas, no recomiendan las terapias complementarias y alternativas para el tratamiento del insomnio por falta de evidencia o evidencia deficiente (recomendación débil, evidencia de muy baja calidad). Estas terapias pueden incluir, entre otras, acupuntura, la acupresión, musicoterapia, reflexología podal, moxibustión y terapias de movimiento meditativo (incluido el yoga) (posiblemente efectivas, pero la calidad de los estudios es débil); para la aromaterapia y homeopatía no hay evidencia de beneficio (mala calidad de los estudios).
Por último, se ha identificado un ECA en curso (10), sobre el efecto de escuchar música en la mejora del insomnio en estudiantes universitarios.