Tras la revisión realizada concluimos que no parece que la utilización de láser o luz pulsada intensa (IPL, por sus siglas en inglés) para depilación cosmética se asocie a un mayor riesgo de melanoma. No obstante, faltan datos sobre la seguridad a largo plazo de estas técnicas y la evidencia de cambios dermatoscópicos en nevus de zonas de piel tratadas con ellas aconseja no usar la depilación sobre lesiones cutáneas pigmentadas, fundamentalmente en pacientes con antecedentes personales o familiares de melanoma maligno y/o nevus displásicos.
Se han revisado guías de práctica clínica (GPC)(1-5) y sumarios de evidencia(6-8) sobre el melanoma sin encontrar en ellos mención a que la depilación con láser o la fotodepilación sean un factor de riesgo para su desarrollo. Tampoco se hace referencia a la aparición de este cáncer cutáneo en un sumario de evidencia de Uptodate sobre depilación del vello no deseado(9).
De igual forma, dos recientes revisiones sistemáticas(10,11) no incluyen la aparición de un melanoma (u otro cáncer cutáneo) entre los potenciales efectos adversos asociados a la depilación con IPL o láser. En una de ellas(10), sobre la seguridad y eficacia de los dispositivos domiciliarios en dermatología, se concluye que todas las modalidades de tratamiento (incluido el uso de la IPL para la depilación) mostraron perfiles de seguridad favorables; sin embargo, los autores destacan como limitación la falta de datos sobre la eficacia y seguridad a largo plazo de cada dispositivo. En la otra(11) se confirma la seguridad del láser neodimio: YAG o láser Nd: YAG en una longitud de onda de 1.064 nm para la fotodepilación; en esta revisión se incluyeron 13 estudios con un total de 734 pacientes algunos de los cuales se siguieron hasta 18 y 24 meses después de la última sesión.
Y una revisión narrativa(12) sobre la incidencia de casos notificados de cáncer de piel después del tratamiento con láser o IPL plantea que tras más de 25 años de uso la evidencia disponible hasta la fecha no sugiere preocupación con respecto a su seguridad con solo unos pocos casos anecdóticos de melanoma después del tratamiento de lesiones pigmentadas con láseres ablativos(13) (con longitudes de onda diferentes a los no ablativos utilizados para la fotodepilación).
Sin embargo, identificamos una guía clínica, publicada en 2012 por la “European Society for Laser Dermatology”(14), en la que se revisa la seguridad de los dispositivos de láser e IPL de uso doméstico (no profesional) para la eliminación del vello y en la que se aborda la depilación sobre lesiones cutáneas pigmentadas. Se indica al respecto que debería evitarse la exposición de las lesiones cutáneas que contienen melanina, especialmente los nevus melanocíticos congénitos y los nevus displásicos, al láser y a la IPL, debido al riesgo de quemaduras y posibles cicatrices. Además, informa que se ha descrito la aparición de nevus clínicamente atípicos cuando se trataron células névicas y las estructuras circundantes con láser para la depilación, lo cual debería tenerse en cuenta, especialmente en pacientes con antecedentes de nevus displásicos o con antecedentes personales o familiares de melanoma maligno(15). En consecuencia los autores de la guía consideran aconsejable evitar el tratamiento de la piel para la depilación cuando hay presencia de nevus melanocíticos en la zona.
En un estudio prospectivo(16) sobre los efectos clínicos y dermatoscópicos de la fotodepilación en los nevus melanocíticos se evaluaron 18 pacientes expuestos a fotodepilación. Los pacientes dieron su consentimiento para participar en un programa de seguimiento con valoración clínica y dermatoscópica y se registró un seguimiento medio de 2 años para 73 lesiones melanocíticas. Nueve pacientes recibieron tratamiento con láser Nd: YAG y los otros nueve recibieron depilación con IPL, con una cantidad total de sesiones que oscilaron entre tres y siete. Los cambios clínicos fueron consistentes con los hallazgos dermatoscópicos: blanqueamiento generalizado de las lesiones (82%), persistencia de una red pigmentaria irregular en la periferia (79%) y otros fenómenos regresivos como la aparición de áreas blanquecinas sin estructura (37%) y glóbulos gris azulado (46,5%); en algunos casos se observó una regresión completa de los nevos (32,8%). Otras características dermatoscópicas observadas incluyeron la aparición de telangiectasias (11%) y pigmentación folicular (11%). Las lesiones con quemadura aguda, con formación de costras incluso en la dermatoscopia (11%), generalmente siguieron el mismo curso que todos los demás nevus, lo que confirma un resultado benigno. Uno de los 73 nevus melanocíticos mostró un crecimiento progresivo, con aparición de glóbulos en la periferia de la lesión y fue extirpado para excluir una transformación maligna. La histopatología excluyó cualquier transformación maligna pero mostró rasgos sugestivos de un nevo compuesto con atipia leve. Los autores concluyen que aunque no se han descrito modificaciones malignas de los nevus expuestos a fotodepilación, los cambios clínicos y dermatoscópicos que se observan sugieren extender el seguimiento por más de 24 meses, ya que se desconocen los posibles efectos adversos a largo plazo de la fotodepilación en los nevus melanocíticos.
En línea con lo expuesto, dos informes de casos(17,18) también describen cambios dermatoscópicos de nevus melanocíticos en pacientes sometidos a depilación con láser o IPL. Ambos estudios comentan que, aunque las modificaciones clínicas y dermatoscópicas observadas no sugieren un potencial de malignización, son necesarios más estudios para descartar el riesgo de transformación maligna y parece razonable no aconsejar estas técnicas en pacientes con antecedentes personales o familiares de nevus displásicos y/o melanomas.