Se han revisado guías de práctica clínica (GPC)(1-6) y sumarios de evidencia(7-11) publicados en los últimos 5 años y, aunque algunos documentos sugieren su utilización (en pacientes en fase aguda de depresión o como tratamiento de mantenimiento tras estabilización de la fase aguda), en los documentos de más reciente actualización no encontramos una recomendación en cuanto al potencial papel terapéutico de los ácidos grasos (AG) omega-3 en pacientes con trastorno bipolar (TB).
En una GPC de 2015 del “Royal Australian and New Zealand College of Psychiatrists”(6) se comentaba que las acciones biológicas de los AG omega-3 son similares a las de los medicamentos estándar (por ejemplo, antidepresivos) y deberían considerarse para su uso en pacientes para quienes otras opciones de tratamiento no son aceptables; también indicaba que deberían considerarse como tratamiento adyuvante en caso de pacientes que no responden al tratamiento.
En otra GPC(4) se encuadra de forma específica el uso clínico de los AG omega-3 dentro de las opciones de monoterapia de tercera línea utilizadas en la fase de mantenimiento. En cuanto a la fase aguda de la enfermedad, la guía indica que algunos datos apoyan la utilidad de los AG omega-3 como terapia complementaria en la depresión bipolar pero no en la manía, aunque dichos datos son contradictorios y no concluyentes.
En otras GPC de más reciente actualización(1,2,5) no se menciona esta sustancia entre las opciones terapéuticas a utilizar. Y en una GPC canadiense publicada en 2018(3) se incluyen los AG omega-3 entre los agentes no recomendados para el tratamiento de la manía aguda (nivel de evidencia 1 negativo)*.
En una GPC de Guiasalud (considerada en estado caducado por su fecha de publicación [2012])(12) se indicaba que los estudios analizados mostraban un efecto significativo pero pequeño en la depresión aguda moderada y se hacía referencia a una versión anterior de la GPC de NICE(1) en la que se consideraba que a pesar de estos resultados era una evidencia insuficiente para su recomendación, y que los estudios posteriores no habían aportado pruebas más sólidas.
Tras la consulta de los sumarios de evidencia de Uptodate(7-9), Dynamed(10) y BMJ Best Practice(11), tan solo en este último encontramos mención a los AG omega-3. Se indica en el sumario(11) que en la fase aguda de depresión, en pacientes refractarios a la terapia combinada, el uso de agentes adicionales puede ser beneficioso y entre estos agentes se incluyen los AG omega-3. También los incluye entre las opciones de tratamiento de mantenimiento de segunda línea utilizadas a largo plazo (fundamentalmente como agentes adyuvantes) después de la estabilización del episodio agudo.
Por último destacar que se ha identificado una revisión sistemática publicada en septiembre de 2020 en la que se analiza el papel de diferentes nutracéuticos como tratamiento complementario en pacientes con TB. Respecto a los AG omega-3 concluye que según los resultados de la revisión sistemática actual, los clínicos podrían utilizar, entre otras opciones, los AG omega-3, como intervenciones complementarias para ayudar al tratamiento de la depresión bipolar en personas que pueden no haberse beneficiado de las terapias de primera línea. Pero que, sin embargo, debido a la falta de solidez de la evidencia disponible, el juicio clínico y el seguimiento cercano de los pacientes son imperativos, ya que aún se necesitan más estudios para respaldar estas intervenciones como terapias complementarias de primera línea. Por otra parte, señalan que no hay evidencia que apoye el uso ninguno de los nutracéuticos evaluados en la manía y que también es importante evaluar si la prescripción complementaria de nutracéuticos puede ser beneficiosa (especialmente en el contexto de cualquier comorbilidad y cualquier posible interacción farmacológica).
*Ver en el texto del documento.