Aunque hay estudios que informan de resultados beneficiosos tras su utilización, en base a la limitada evidencia disponible no podemos establecer conclusiones firmes respecto a la efectividad de la radiofrecuencia pulsada (RFP)* en el manejo de pacientes con dolor inguinal crónico tras herniorrafia.
En una guía de práctica clínica (GPC)(1) sobre el manejo de la hernia inguinal, publicada en 2018 y en cuya elaboración participaron diversos organismos a nivel internacional, se revisa el tratamiento del paciente con dolor crónico postoperatorio y entre las opciones no quirúrgicas evaluadas se declara (con un nivel de evidencia muy bajo) que la ablación por RFP puede ser un tratamiento efectivo para el dolor crónico tras cirugía de una hernia inguinal.
En un sumario de evidencia de Uptodate sobre el dolor inguinal post-herniorrafia(2) se sugiere que, en pacientes que inicialmente responden al bloqueo nervioso pero en los que recurre el dolor estaría indicada la ablación del nervio o la neurectomía quirúrgica. Y al mencionar las técnicas de ablación nerviosa se indica que se han descrito técnicas alternativas percutáneas, como la ablación por radiofrecuencia o la crioablación. Sobre estas técnicas el sumario comenta que, en general, sus resultados son menos favorables que la extirpación quirúrgica del nervio, ya que la ablación nerviosa solo destruye la terminación nerviosa dañada (o las terminaciones nerviosas afectadas) y puede recurrir el dolor después de la posterior regeneración nerviosa. Sin embargo, se añade que este tipo de la ablación nerviosa es mínimamente invasiva, no causa efectos secundarios significativos y, por lo tanto, puede probarse primero en pacientes con neuralgia post-herniorrafia que son refractarios a bloqueos nerviosos repetidos (y así evitar las potenciales complicaciones de una neurectomía quirúrgica).
Tras la búsqueda realizada en las bases de datos de estudios Medline, Embase y Central se identifica un ensayo clínico aleatorio (ECA)(3), que no se encuentra entre las referencias en las que se apoya la declaración de la GPC evaluada(1).
En el ECA(3), 21 pacientes con neuralgia inguinal crónica después de una herniorrafia inguinal, cesárea, apendicectomía o secundaria a un traumatismo, fueron aleatorizados en 2 grupos. El grupo 1 recibió 2 ciclos de RFP en los ganglios de la raíz dorsal con calentamiento del nervio a 40–42 ° C. En el Grupo 2, después de la estimulación, recibían tratamiento con RFP placebo. Ambos grupos recibieron además tratamiento con una infiltración de 2 ml de bupivacaína 0,25% + 4 mg de dexametasona en 2 ml. Al evaluar los resultados se encontró una duración significativamente mayor (hasta 20 semanas) del alivio del dolor en el grupo 1 (P = 0,005). No se reportó ningún evento adverso y los autores consideran en base a los hallazgos que en pacientes con dolor inguinal crónico intratable, la RFP del ganglio de la raíz dorsal representa una modalidad de tratamiento prometedora.
También una serie de casos(4) y el informe de un caso(5) muestran resultados satisfactorios del tratamiento con RFP (en términos de mejora del dolor y de la calidad de vida). En el resumen de la serie de casos(4) se describe la experiencia con el tratamiento de RFP del nervio ilioinguinal como un posible tratamiento para el dolor inguinal crónico en 17 pacientes de los cuales 7 manifestaron los síntomas después de una herniorrafia. El 71,4% de estos pacientes (post-herniorrafia) mostraron mejoría y los autores concluían que el tratamiento con RFP, guiada por ultrasonido, del nervio ilioinguinal puede considerarse una opción de tratamiento válida en pacientes que presentan dolor crónico en la ingle, especialmente en aquellos en los que el dolor aparece después de la reparación de una hernia inguinal. En el informe del caso(5) se utiliza la RFP (42 ° C, cuatro ciclos de 120 seg cada uno) para bloqueo de la rama genital del nervio genitofemoral en un paciente con dolor inguinal tras cirugía de un hernia; tras el tratamiento se resolvieron de forma completa los síntomas y la mejoría persistió tras 9 meses de seguimiento.
*[Se encuentran descritos en la literatura dos tipos de radiofrecuencia; la continua o la pulsada. La continua o convencional es la que utiliza una corriente constante de alta frecuencia que produce temperaturas mayores a 45 grados centígrados y causa una termocoagulación neuroablativa. La RFP usa pulsos de alto voltaje (más o menos 300 KHz) causando las mismas fluctuaciones de voltaje en el tejido afectado, pero sin llegar a temperaturas tan altas que causen coagulación, como lo hace la radiofrecuencia continua, dado que el calor se disipa entre el tiempo de pulso y pulso.]