En dos preguntas previas publicadas en el Banco de preguntas de Preevid en 2008 y 2010 (ver abajo) se comentaba que la búsqueda llevada a cabo no había identificado comunicaciones de casos de efectos adversos o complicaciones asociadas a la realización de una anestesia epidural a través de piel tatuada.
De la nueva búsqueda realizada comentamos que no se han identificado, al igual que en ocasiones previas, estudios que informen de una posible complicación tras la administración de analgesia neuroaxial (espinal o epidural) a través de un catéter que atraviesa un tatuaje.
Se aporta como nueva referencia un sumario de evidencia de Uptodate sobre alteraciones mucocutáneas durante el embarazo(1) en el que se tan sólo se menciona que algunos anestesiólogos evitan la colocación del catéter para la anestesia epidural a través de un tatuaje lumbar en base a los riesgos teóricos (arrastre del pigmento al espacio espacio subaracnoideo y/o epidural, lo cual teóricamente podrían aumentar el riesgo de tumores epidérmicos o aracnoiditis).
Se ha localizado además una reciente revisión narrativa sobre las complicaciones médicas de los tatuajes(2) en la que se indica que son numerosas las áreas de investigación sobre las consecuencias para la salud de los tatuajes que siguen sin estar claras. Entre estas se incluirían los efectos de los tatuajes en el embarazo. Se añade, al respecto, que en la actualidad, no existen datos que sugieran riesgos secundarios a la presencia de tatuajes para la madre o el bebé pero que, sin embargo, persisten algunas reservas en relación a los tatuajes lumbares en las pacientes que requieren anestesia epidural, porque se desconocen los efectos de los pigmentos y los contaminantes presentes en el espacio epidural.
Por último comentar que se ha encontrado el resumen del informe de un caso (publicado como comunicación científica)(3) de una gestante con un tatuaje lumbar (de L1 a L5) en la cual se propuso realizar la analgesia epidural a través de una incisión quirúrgica en la piel (a nivel del espacio intervertebral L3-L4). Se colocó el catéter epidural a través de la incisión y se procedió a la posterior sutura de la piel. El parto transcurrió sin complicaciones, se retiró el catéter después del parto y la evolución de la herida quirúrgica fue satisfactoria. Los autores sugieren que esta técnica, aunque es invasiva y no está exenta de riesgos, puede ser una opción alternativa a valorar en pacientes con un tatuaje lumbar que requieren analgesia epidural.