La búsqueda realizada no ha localizado ningún estudio que informe de una posible complicación como consecuencia de administrar una inyección, ya sea intravenosa, intramuscular o subcutánea, a través de un tatuaje.
Cabe pensar que el profesional sanitario normalmente tratará de aplicar el inyectable en otra zona del cuerpo que no presente un tatuaje. Sin embargo en los casos en que no existe esta opción alternativa como cuando los anestesistas deben iniciar una anestesia epidural y el tatuaje en la región lumbar se extiende en toda la zona posible para la punción, genera dudas sobre como actuar; dudas que han sido comunicadas como artículo científico en diversas ocasiones(1-4).
La revisión bibliográfica realizada en los artículos mencionados, no identifcan ninguna complicación por realizar una anestesia epidural tras atravesar el catéter la piel tatuada. Teóricamente diversos pigmentos podrían ser arrastrados al espacio subaracnoideo y/o epidural y esto podría ocasionar un riesgo con posteriores complicaciones neurológicas, relacionada con una respuesta inflamatoria o granulomatosa a los pigmentos depositados en estos espacios. En la práctica -aunque no ha sido comunicado ningún caso de complicaciones- los anestesistas recomiendan buscar un espacio intervertebral libre de tatuaje, o incluso en el lugar previsto de la punción, realizar una incisión retirando una pequeña ventana de piel con el tatuaje incluido.