Los sumarios de evidencia(1-3) y guías de práctica clínica revisadas(4-8) coinciden en recomendar inducir el parto en gestantes diagnosticadas de preeclampsia leve, y que no han presentado complicaciones previas, en la semana 37.
El diagnóstico de preeclampsia(2) se establece cuando se detecta hipertensión arterial y proteinuria posterior a la semana 20 de embarazo, en mujeres que previamente no tenían cifras elevadas de tensión arterial. Cuando ni la hipertensión arterial, ni la proteinuria son severas y no se ha detectado daño orgánico, la preeclampsia se clasifica como "leve".
El sumario de Uptodate señala que el momento del parto en una gestante diagnosticada de preeclampsia está condicionado por la edad gestacional, la severidad de la preeclampsia y la situación de salud materna y fetal. Cuando la preeclampsia se clasifica como leve se sugiere que el tratamiento sea inicialmente expectante, con inducción del parto en la semana 37 (Grado 2B: recomendacion débil, con moderado nivel de la evidencia, basado en un ensayo clinico con importantes limitaciones). El tratamiento óptimo de la mujer diagnosticada de preeclampsia leve de la semana 34 al 37 afirma que es incierto, sin que se hayan realizado ensayos clínicos en esta población. Habitualmente son tratados de forma con una actitud expectante hasta la semana 37.
Tanto los demás sumarios(1,3), como las guías consultadas(4-8) coinciden en este límite de la semana 37 para inducir el parto en gestantes con preeclampsia leve y concretan en qué situaciones debe valorarse la inducción del parto de forma inmediata: comienzo de dinámica de parto ó rotura de membranas, pruebas anormales fetales, restricción de crecimiento intrauterino, desarrollo de eclampsia, evidencia de daño orgánico, e incapacidad para controlar cifras severas de elevación de la tensión arterial.