Tras la revisión realizada concluimos que la suplementación con magnesio podría no ser eficaz para la prevención de calambres musculares idiopáticos en adultos mayores, aunque la evidencia es limitada e inconsistente.
Los documentos consultados coinciden en proponer, como medidas farmacológicas para evitar la recurrencia de los calambres, los antagonistas del calcio (verapamilo y diltiazem), la piridoxina o la gabapentina (en dosis que varían según el documento). Algunos autores plantean comenzar el tratamiento con sesiones diarias de estiramientos musculares.
Una guía de práctica clínica de la American Academy of Neurology, publicada en 2010 pero reafirmada en julio de 2022(1), concluye que, según estudios individuales de Clase II, el naftidrofurilo (revocada la autorización de comercialización en España en 2024), el complejo de vitamina B y el diltiazem, posiblemente sean eficaces para el manejo del paciente con calambres musculares, y que los datos sobre el uso de preparados de magnesio (2 estudios de Clase II) y gabapentina (1 estudio en esclerosis lateral amiotrófica) muestran que estos agentes probablemente no sean eficaces.
Como recomendación establece que se pueden considerar el naftidrofurilo, el diltiazem y el complejo de vitamina B para el manejo de los calambres musculares (Nivel de recomendación C)*.
El sumario de evidencia de BMJ Best Practice(2) sobre los calambres musculares comenta, en cuanto al uso del magnesio, que una revisión sistemática Cochrane de 2020(3) determinó que es improbable que la suplementación con magnesio proporcione una profilaxis clínicamente significativa de los calambres en adultos mayores con calambres musculares.
En este sumario se considera que, según los datos disponibles, las posibles opciones de primera línea para el tratamiento preventivo de los calambres musculares idiopáticos incluyen verapamilo (120 mg/día por vía oral [en una o varias dosis según si es de liberación inmediata o prolongada], aumentando según la respuesta, hasta un máximo de 360 mg/día), diltiazem (30 mg por vía oral antes de acostarse, aumentando según la respuesta, hasta un máximo de 90 mg/día) y piridoxina (vitamina B6, 30 mg por vía oral una vez al día). Entre las opciones de segunda línea se incluirían relajantes musculares (p. ej., carisoprodol [suspendida su comercialización en España]) o la gabapentina (300 mg/día por vía oral inicialmente, administrados en 3 dosis divididas, con aumento según la respuesta, máximo 1800 mg/día).
El sumario de evidencia de Dynamed sobre los calambres musculares nocturnos(4) también destaca que el magnesio no parece reducir los síntomas de los calambres nocturnos en las piernas en adultos (no gestantes) (apoya esta afirmación en la misma revisión sistemática Cochrane(3) que el sumario de BMJ Best Practice). Establece que existe evidencia limitada que respalde la eficacia y la seguridad del tratamiento farmacológico para los calambres nocturnos en las piernas en pacientes adultos (no embarazadas) aunque propone considerar el complejo de vitamina B, el diltiazem o el naftidrofurilo para reducir la intensidad o frecuencia de los calambres nocturnos en las piernas (recomendación condicional)*.
Por otra parte, aludimos al sumario de evidencia de UpToDate sobre los calambres musculares nocturnos(5) porque, aunque no hace referencia al magnesio entre las opciones terapéuticas disponibles, sugiere a diferencia del resto que, para la prevención de los calambres recurrentes, se inicie tratamiento con ejercicios de estiramiento diarios en lugar de farmacoterapia. (Grado de recomendación 2C)**
Para el autor de este sumario la farmacoterapia se indicaría en el caso de respuesta inadecuada a estas medidas iniciales. En el caso de precisarla indica realizar uno o más ensayos, de dos a cuatro semanas, con terapias médicas entre las que incluye: complejo vitamínico B (con 30 mg de vitamina B6 [piridoxina]) o vitamina E (800 unidades internacionales [UI] antes de acostarse), o vitamina K2 (180 microgramos, en adultos mayores); diltiazem (30 a 120 mg) o verapamilo (120 a 180 mg), tomados antes de acostarse; gabapentina (300 a 900 mg) o pregabalina (50 a 150 mg), ambos antes de acostarse; o baclofeno (5 a 10 mg, al acostarse). (Grado de recomendación 2C)**
En cuanto a los estiramientos plantea que el paciente los realice de la siguiente manera: colocarse de pie frente a la pared, con los pies juntos, a unos 60 cm de ella; con los talones firmemente apoyados en el suelo y el cuerpo alineado a la altura de las caderas y las rodillas, inclinarse hacia adelante, apoyándose en la pared y estirando los tejidos posteriores de la pierna; mantener esta posición de 10 a 30 segundos y repetir 5 veces por sesión, con al menos 2 sesiones al día.
La revisión sistemática Cochrane mencionada arriba(3) identificó 11 ensayos controlados aleatorizados (ECA) (nueve con grupos paralelos, dos ensayos cruzados) que evaluaron la suplementación con magnesio en 735 pacientes. Cinco ensayos incluyeron pacientes con calambres idiopáticos (271 participantes, con 118 adicionalmente cruzados al control), cinco ensayos incluyeron mujeres con calambres asociados al embarazo (408 participantes) y un ensayo incluyó 29 pacientes con cirrosis hepática, algunos de los cuales presentaron calambres. Nueve ensayos compararon magnesio con placebo. Diez ensayos utilizaron magnesio oral y uno utilizó magnesio intravenoso. La duración del tratamiento osciló entre 5 y 56 días y la dosis diaria de magnesio elemental osciló entre 200 y 802 mg. Todos los ensayos presentaron ≥ 1 limitación metodológica.
En adultos con calambres idiopáticos en las piernas, comparando magnesio con placebo a las 4 semanas, no se observaron diferencias significativas en:
- la frecuencia de los calambres: cambio en el porcentaje desde el inicio en el número de calambres por semana (diferencia de medias (DM) ‐9,59%; intervalo de confianza [IC] del 95%: ‐23,14% a 3,97%; tres estudios, 177 participantes; evidencia de certeza moderada); diferencia en el número de calambres por semana (DM ‐0,18 calambres/semana, IC 95%: ‐0,84 a 0,49; cinco estudios, 307 participantes; evidencia de certeza moderada); porcentaje de personas que experimentaron una reducción ≥ 25% en la tasa de calambres desde el inicio (riesgo relativo [RR]: 1,04; IC95%: 0,84-1,29; tres estudios, 177 participantes; evidencia de certeza alta);
- la intensidad de los calambres: número de participantes que califican sus calambres como moderados o graves (RR 1,33; IC 95%: 0,81 a 2,21; dos estudios, 91 participantes; evidencia de certeza moderada);
- la duración de los calambres: porcentaje de participantes con la mayoría de las duraciones de calambres de un minuto o más (RR 1,83; IC 95%: 0,74 a 4,53; un estudio, 46 participantes; evidencia de certeza baja);
Al comparar magnesio con placebo a las 12 semanas, no se observaron diferencias significativas en la frecuencia (≥ 25% de reducción en la frecuencia de los calambres: RR = 1,22; IC 95%, 0,70 a 2,1; número de calambres por semana: DM = −12,09%, IC 95%, −40,22% a 16,04%) o en la intensidad de los calambres (DM −0,18; IC del 95 %: −0,55 a 0,19) en base a un ensayo con 43 pacientes.
En los cuatro estudios en los que se pudo determinar, más participantes experimentaron episodios adversos leves en el grupo de magnesio que en el grupo de placebo (RR 1,51; IC del 95%: 0,98 a 2,33; cuatro estudios, 254 participantes; evidencia de certeza baja). En general, el magnesio por vía oral se asoció a eventos adversos principalmente gastrointestinales (por ejemplo, diarrea), experimentados por el 11% - 37% de los participantes (10% - 14% en el control).
La búsqueda en las bases de datos de estudio identifica un ECA(6), multicéntrico y doble ciego, adicional a los incluidos en la revisión sistemática, en el cual se evalúa la eficacia del óxido de magnesio monohidrato (OMM) (cápsulas con 226 mg administradas antes de acostarse durante 60 días) frente a placebo en pacientes adultos (≥ 45 años), ambulatorios y hospitalizados. Los pacientes no tenían trastornos neurológicos diagnosticados de las extremidades inferiores y reportaron al menos cuatro episodios de calambres nocturnos en las piernas durante el período de selección. Se excluyeron los pacientes con comorbilidades o tratamientos previos que pudiesen asociarse a los calambres; fármacos o suplementos dietéticos para el tratamiento de los calambres nocturnos utilizados durante los 30 días previos y mujeres embarazadas o planificando un embarazo, o en periodo de lactancia.
El resultado principal evaluado fue el cambio en el número de episodios de calambres nocturnos por semana desde el inicio (Visita 1) hasta el día 30 (visita 2) y el día 60 (visita 3, fin del estudio) entre el grupo tratado con OMM y el grupo placebo. Un total de 184 pacientes fueron aleatorizados en los grupos placebo (N = 89) y OMM (N = 95); completaron el estudio 175 sujetos, 87 en el grupo placebo y 88 en el grupo OMM. Tras el análisis de los resultados se observó un cambio significativo en el número de episodios de calambres nocturnos por semana en ambos grupos en la visita 2, en comparación con el valor inicial (medias para el grupo placebo: 6,4 frente a 3,6, p < 0,001; medias para el grupo OMM: 5,4 frente a 3,2, p < 0,001) y en la visita 3 en comparación con el valor inicial (medias para el grupo placebo: 6,4 frente a 3,7, p < 0,001; medias para el grupo OMM: 5,4 frente a 1,9, p < 0,001). No hubo diferencias significativas entre los grupos en la magnitud de la reducción de la frecuencia de los calambres 30 días después del inicio del tratamiento (visita 2, p = 0,099). Sin embargo, cuando se evaluó a los 60 días después del inicio del tratamiento, se encontró una diferencia significativa entre los grupos en la magnitud de la reducción de la frecuencia de los calambres (visita 3: 5,4 calambres por semana al inicio frente a 1,9 calambres por semana con el tratamiento, en comparación con 6,4 al inicio frente a 3,7 con placebo; p = 0,005). Además, el tratamiento con OMM, en comparación con placebo, resultó en una mayor reducción de la duración de los calambres (visita 3: 244,5 segundos por semana al inicio frente a 67,9 segundos por semana en el grupo de tratamiento, en comparación con 266,5 al inicio frente a 127,2 segundos por semana en el grupo placebo; p = 0,004) y una mayor mejoría en calidad del sueño (p < 0,001). En cambio, el tratamiento con OMM y el placebo tuvieron un impacto similar en el dolor. Cuatro pacientes del grupo placebo informaron efectos adversos leves (fatiga, cefalea, náuseas, diarrea y espasmos musculares), mientras que no se informaron efectos adversos en el grupo de tratamiento con OMM.
Localizamos también una pregunta clínica publicada en diciembre de 2023(7) que se plantea si la suplementación con magnesio es un tratamiento efectivo para los calambres nocturnos en las piernas, y que concluye que probablemente no. En relación a los calambres en las piernas idiopáticos, especifica que la suplementación con magnesio no debería utilizarse en tratamientos cortos (menos de 60 días)(3) (fuerza de recomendación [FR]: B)* pero que existe evidencia limitada de que el OMM pueda mejorar los calambres nocturnos en las piernas después de 60 días de tratamiento(6). (FR: B)*.
A raíz de la propuesta del autor del sumario de UpToDate, comentar, por último, que otra revisión sistemática Cochrane, actualizada en 2021(8), tiene como objetivo evaluar los efectos de los tratamientos no farmacológicos y no invasivos para la prevención secundaria de los calambres de las extremidades inferiores. En ella se incluyeron tres ECA con 201 participantes (todos ≥ 50 años y ninguno con enfermedad neurológica). Todos los ensayos evaluaron una forma de estiramiento para los calambres musculares de las extremidades inferiores. Los resultados mostraron que:
- Una combinación de estiramientos diarios de las pantorrillas y los isquiotibiales (en comparación con ninguna intervención) podría reducir la gravedad de los calambres musculares nocturnos de las extremidades inferiores en personas mayores de 55 años (un ECA, 80 personas).
- El estiramiento de la pantorrilla solo (en comparación con el estiramiento simulado) podría dar lugar a poca o ninguna diferencia en la frecuencia con la que las personas ≥ 60 años tienen calambres nocturnos en cualquier músculo de las extremidades inferiores, aunque las limitaciones en el diseño del estudio hacen difícil determinar cómo se relacionan los resultados con la práctica clínica (un ECA, 97 personas).
- No está clara la evidencia en cuanto a si una combinación de estiramientos diarios de las pantorrillas, los cuádriceps y los isquiotibiales (en comparación con ninguna intervención) reduce la frecuencia y la gravedad de los calambres en las piernas en mujeres de 50 a 60 años con síndrome metabólico, ya que limitaciones importantes en el diseño del estudio redujeron la confianza en los resultados (un ECA, 24 mujeres).
*Ver en el texto completo del documento.
**Grado de recomendación 2B: recomendación débil; otros enfoques alternativos podrían ser mejores para algunos pacientes en determinadas circunstancias.