Tras la revisión realizada concluimos que en el momento actual, y aunque los datos son limitados, no estaría justificado realizar, de forma rutinaria, pruebas de cribado de cáncer de mama en hombres que han sido tratado con radioterapia torácica y, en consecuencia, tienen un mayor riesgo. En todo caso se sugiere tener alto nivel de sospecha en estos hombres y estar atento a cualquier síntoma o signo sugestivo.
Se han consultado recientes guías de práctica clínica (GPC)(1-7), sumarios de evidencia(8,9) y protocolos(10-12) sobre cribado del cáncer de mama y en aquellos documentos que hacen referencia a la estrategia a seguir en personas con alto riesgo de cáncer de mama (entre las que se incluirían aquellas que han recibido radiación torácica antes de los 30 años de edad) no encontramos mención específica al manejo de los varones con esta situación clínica.
En la GPC de la National Comprehensive Cancer Network (NCCN)(1) se comenta únicamente que hay datos limitados sobre el cribado en hombres cisgénero, aunque se debería considerar la posibilidad de realizar pruebas de cribado en hombres cisgénero sometidos a hormonas feminizantes.
Por su parte el sumario de evidencia de UpToDate sobre estrategias de cribado de cáncer mama(8), respecto a la población masculina plantea que en la mayoría de los hombres biológicos no se realiza una mamografía de cribado de forma rutinaria pero que en hombres portadores de mutación de los genes BRCA1/2 (condición clínica también de alto riesgo de cáncer de mama) y en los que se evidencia ginecomastia o densidad mamaria parenquimatosa/glandular, se podría considerar realizar cribado con mamografía anual.
Se han revisado además, una GPC(13) y dos sumarios de evidencia(14,15) sobre el cáncer de mama en hombres y tampoco aportan información sobre la necesidad de un programa de cribado en varones que han recibido radioterapia torácica y que, por tanto, se consideran de alto riesgo.
Destacar que en estos documentos(13-15) se identifica el antecedente de radiación torácica como claro factor de riesgo del cáncer de mama en el varón. El sumario de evidencia de UpToDate(14) hace referencia a un estudio de cohorte(16) que incluyó 3.077 hombres sobrevivientes a un linfoma de Hodgkin (LH), que fueron tratados a una edad ≤ 51 años y seguidos una mediana de 20 años. Los hombres sobrevivientes al LH tuvieron un aumento de cáncer de mama 23 veces mayor (intervalo de confianza [IC] del 95%: 10,1-46,0) en comparación con la población general, representando un 1,6 (IC del 95%: 0,7-3,3) de incidencia excesiva de cáncer de mama por cada 10.000 personas/año. La incidencia acumulada de cáncer de mama a los 20 y 40 años después del tratamiento del LH fue del 0,1% (IC del 95%: 0,02-0,3) y del 0,7% (IC del 95%: 0,3-1,4), respectivamente. A la edad de 30 años, el 0,04% de los supervivientes masculinos de LH habían desarrollado un cáncer de mama (IC del 95%: 0,004-0,2), y a la edad de 60 años esta cifra era del 0,4% (IC del 95%: 0,2-0,8). Además, el tratamiento con radioterapia torácica se asoció con una mayor incidencia de cáncer de mama en hombres, independientemente de si se administró o no quimioterapia alquilante. Los autores de este estudio concluían que debido a la rareza del cáncer de mama masculino en la población general, el alto riesgo relativo observado da como resultado sólo a 1,6 casos excedentes de cáncer de mama por cada 1.000 pacientes seguidos durante 10 años pero consideran que los clínicos deberían ser conscientes de que existe este aumento del riesgo y estar alerta a los síntomas de cáncer de mama en los hombres sobrevivientes a un LH para garantizar un diagnóstico y tratamiento tempranos.
Por último, también se han revisado GPC(17-19) y sumarios de evidencia(20-23) que describen el seguimiento de pacientes tratados con radioterapia por LH o sobre el seguimiento de pacientes que han sobrevivido a un cáncer en edad temprana. En general, en los documentos se recomienda que en las mujeres (personas asignadas mujer al nacimiento según la NCCN(17)) que han recibido radioterapia en el tórax o la axila, el cribado anual de cáncer de mama se inicie 8-10 años después del tratamiento o a los 40 años de edad, lo que ocurra primero, y que en aquellas pacientes que tenían 30 años o menos en el momento del tratamiento, se realice una resonancia magnética mamaria anual como complemento de la mamografía (habitualmente realizadas ambas de forma alternativa cada 6 meses).
Cuando el paciente tratado con radioterapia ha sido un individuo asignado al sexo masculino al nacer en la GPC del NCCN sobre el LH(17) solo se indica que hay datos limitados sobre el cribado en estos individuos con mayor riesgo.
La actualización de la GPC internacional sobre la vigilancia del cáncer de mama en sobrevivientes de cáncer infantil, adolescente y del adulto joven(18) se centra en las mujeres pero afirma que se debería tener en cuenta que los hombres tratados con radiación torácica también tienen un mayor riesgo de cáncer de mama. Añade que, aunque no se recomienda el cribado en ellos porque el exceso absoluto de riesgo entre las poblaciones de sobrevivientes es bajo, los profesionales debería estar atentos y evaluar cualquier síntoma y signo relacionado con el cáncer de mama en los sobrevivientes masculinos tratados con radiación torácica.
Se basa esta guía en un estudio de cohorte(24) en el que se incluyeron 7.019 sobrevivientes (hombres y mujeres) a un cáncer infantil (edad ≤20 años). Tras una mediana de seguimiento de 25 años, 4 de 3.893 hombres supervivientes desarrollaron cáncer de mama, en comparación con 99 de 3.126 mujeres supervivientes. Entre los hombres, la incidencia acumulada de carcinoma de mama fue del 0,2% (IC del 95%, 0,01%-0,4%) 30 años después del diagnóstico de cáncer infantil y del 0,7% (IC del 95%, 0,2%-2,8%) 50 años después. Todos los hombres habían recibido radioterapia; se buscaron factores de riesgo conocidos distintos de la radioterapia que pudieran explicar el desarrollo de un cáncer de mama sin identificar ninguno. Para los autores, en base a estos datos no se puede recomendar un procedimiento de cribado activo para todos los hombres que tienen antecedentes de radioterapia porque el cáncer de mama masculino es una complicación muy rara (incluso en una cohorte de supervivientes de cáncer infantil). Consideran que el cribado individual debería eventualmente discutirse en el caso de que concurriesen otros factores de riesgo conocidos, como hiperestrogenismo, predisposición familiar, sospecha de mutación constitucional como BRCA o mutación p53. Sin embargo, sostienen que los clínicos deberían ser conscientes del aumento del riesgo y, en caso de síntomas sospechosos, prescribir rápidamente las pruebas pertinentes.