Es escasa la información identificada en relación al manejo de una paciente con un mioma o miomas uterinos asintomáticos y, aunque los documentos consultados coinciden en señalar la ausencia de evidencia respecto a la necesidad de realizar un seguimiento periódico, hay expertos que consideran razonable realizar una evaluación anual (o en cualquier momento si se desarrollan nuevos síntomas) mediante, al menos, anamnesis y examen pélvico.
En una guía de práctica clínica (GPC) canadiense(1), publicada en 2015, se indicaba que en muchas mujeres, los miomas pueden ser asintomáticos y se diagnostican de manera incidental mediante un examen clínico o pruebas de imagen. Se añade, respecto a los miomas asintomáticos, que no requieren intervención ni investigaciones adicionales.
En cambio, en otra GPC de 2014(2) se comenta que las mujeres asintomáticas con miomas pequeños pueden beneficiarse del manejo expectante, y que a estas mujeres se les puede realizar un seguimiento para detectar cualquier cambio en el tamaño del útero o el desarrollo de síntomas. Se considera que, si bien no existen pautas estándar en cuanto a la frecuencia de dicho seguimiento, parece prudente una revisión anual.
Un sumario de evidencia de Uptodate(3) sobre el tratamiento de los miomas uterinos plantea que, entre las candidatas a manejo expectante estarían las mujeres asintomáticas y que el manejo expectante implica una evaluación periódica de la paciente para detectar nuevos síntomas que podrían estar relacionados con los miomas y evidencia de crecimiento de estos. Añade que dicha evaluación puede limitarse a la anamnesis y el examen físico o puede requerir estudios de imágenes o de laboratorio (generalmente con ecografía pélvica y evaluación de anemia) pero que se desconoce el intervalo de tiempo óptimo para dicha evaluación o para la repetición de imágenes.
Para la autora del sumario, en pacientes que no presentan otros síntomas ni preocupación por los miomas, sería razonable una evaluación anual (o antes si se desarrollan nuevos síntomas pélvicos). Señala que aunque muchos clínicos realizan pruebas de imagen periódicas (ecografía o de resonancia magnética) durante el seguimiento de estas pacientes con manejo expectante, no hay evidencia de la utilidad de esta medida. No obstante, dado que ciertas terapias dependen de la cantidad y/o el tamaño de los miomas presentes, sugiere que se pueden utilizar pruebas de imagen periódicas a intervalos anuales, especialmente en pacientes que han recibido tratamiento previo para los miomas, para planificar la opción menos invasiva para un tratamiento futuro.
En el sumario de evidencia también se aborda el manejo de los miomas en la posmenopausia y se comenta que las pacientes posmenopáusicas con miomas deberían ser evaluadas periódicamente para asegurarse de que el mioma o los miomas no aumenten de tamaño. Sin embargo, se destaca que tampoco hay consenso en cuanto a la frecuencia de la evaluación, aunque cada uno o dos años parece razonable en ausencia de nuevos síntomas.
Y en el sumario de evidencia de BMJ Best Practice(4), respecto a la monitorización de los miomas uterinos, se describe que en pacientes asintomáticas, y en aquellas que eligen un tratamiento no quirúrgico o ningún tratamiento, un examen pélvico anual debería ser suficiente para documentar la estabilidad en tamaño o el crecimiento.
Tras la búsqueda en las bases de estudios habituales no se identifican estudios en los que se evalúen resultados en salud de mujeres con miomas asintomáticos en las que se realiza un determinado seguimiento periódico frente a otro enfoque de seguimiento o frente a ausencia de seguimiento. Destacamos entre los resultados obtenidos dos revisiones narrativas(5,6) que hacen referencia a este tema:
- Una de las revisiones(5), de 2017, comenta que no existen estudios que avalen la vigilancia con pruebas de imagen o la repetición de pruebas de imagen en mujeres asintomáticas con miomas.
- En la otra revisión(6), más reciente, se menciona de igual modo que los miomas asintomáticos no requieren tratamiento ni seguimiento frecuente.