La evidencia disponible no permite extraer conclusiones sobre la efectividad de la vitamina B12 en el tratamiento de los niños con trastorno del espectro autista (TEA). No obstante, los documentos consultados sugieren que se trata de una terapia con pocos riesgos.
El sumario de evidencia (SE) sobre terapias complementarias y alternativas en el TEA de niños y adolescentes de Uptodate(1) incluye la vitamina B12 entre las terapias con posible beneficio y bajo riesgo. Los autores no animan al uso de estas terapias de manera activa, pero tampoco desalientan a los cuidadores si deciden utilizarlas. Cuando se opta por usar estos tratamientos, los autores monitorizan los efectos secundarios, las interacciones y los posibles efectos en los tratamientos recomendados o ya prescritos.
En la misma línea, el SE de BMJ Best Practice, también sobre TEA(4), comenta que no existe evidencia robusta de que los suplementos nutricionales mejoren o disminuyan las manifestaciones principales de esta patología.
No se han encontrado recomendaciones en cuanto al uso de la vitamina B12 en otras GPC consultadas(6-8).
Un informe de evaluación de tecnologías sanitarias de 2009 sobre tratamiento ortomolecular para el TEA(9) no encontró estudios que demostraran la eficacia de los suplementos nutricionales. Con vitamina B12 solo menciona una serie de casos de 4 niñas con síndrome de Rett en las que se usó ácido fólico y vitamina B12.
Otro informe de evaluación de tecnologías sanitarias más reciente (2022) en el que se aborda el tratamiento del TEA(10), basado en la revisión de guías de práctica clínica y revisiones sistemáticas, no hace ninguna mención a la evidencia sobre la vitamina B12.
Una revisión sistemática que evaluó la efectividad de la vitamina B12 en el tratamiento del TEA(11) buscó estudios publicados hasta junio de 2021. Doce de los 17 estudios identificados evaluaron resultados clínicos: 5 eran ensayos clínicos aleatorizados (ECA) [incluye 2 ensayos piloto], los demás, incluidas las series de casos, no disponían de grupo de comparación; el ECA de mayor tamaño muestral incluyó 141 pacientes, el resto entre 30 y 57. Estos estudios diferían en el tipo de vitamina B12, dosis, vía de administración y la metodología empleada.
Según esta revisión el tratamiento con cobalamina resultó en una mejoría de los síntomas cardinales y asociados al TEA, mostrando una baja incidencia de efectos adversos. El documento afirma que la evidencia clínica preliminar sugiere que la vitamina B12, subcutánea principalmente, mejora los síntomas del TEA, aunque se precisan ensayos multicéntricos de mayor tamaño y controlados con placebo que confirmen estos datos.
Posterior a esta revisión sistemática únicamente se ha identificado un ensayo clínico de un solo brazo(12), que ha evaluado el efecto de un jarabe de metilcobalamina en 25 sujetos de 4-20 años con autismo. La evaluación clínica y psicológica se llevó a cabo los días 0, 100 y 200 y el propio texto indica que “La administración de metilcobalamina no provocó cambios radicales en el estado de los pacientes. Sin embargo, los padres y el psiquiatra examinador informaron una mejora siguiendo la escala de examen detallada que se desarrolló y validó para el uso de este proyecto.”