Según la mayoría de las guías de procedimientos sobre la monitorización de presión venosa central (PVC) que hemos encontrado en español, en catéteres venosos centrales (CVC) multilumen, la PVC se monitoriza generalmente en la luz distal, pues queda enclavada en la vena cava superior. No se han encontrado estudios que evalúen si existen diferencias en los resultados de la toma de PVC entre distintos lúmenes; no obstante, en la última de una serie de auditorías realizadas en hospitales británicos, no se encuentran diferencias en las medidas tomadas en los diferentes lúmenes y se concluye que, por motivos de seguridad del paciente, se debería medir la PVC en el lumen proximal.
La guía práctica(1) y los manuales(2,3) consultados, refieren que la luz más indicada desde la que monitorizar la PVC en CVC multilumen es la distal por su posición en vena cava superior.
La guía de práctica clínica sobre Terapia Intravenosa con Dispositivos no Permanentes en Adultos del Servicio Nacional de Salud(4), menciona el procedimiento de la monitorización de PVC pero no el caso de CVC multilumen.
Que hagan referencia al tema de interés se han encontrado una serie de auditorías, todas ellas realizadas en hospitales británicos y todas publicadas como resúmenes en el Congreso Anual de la Asociación de Anestesistas de Gran Bretaña e Irlanda:
En 2010 se publicó la primera(5); en ella, los autores concluyen que, a pesar de no existir recomendaciones ampliamente aceptadas con respecto a qué lumen del CVC debe usarse para medir la PVC, se estandariza la práctica local para que la PVC se monitorice a través de la luz proximal del CVC, ya que esto parece ofrecer un mecanismo de seguridad (alertando al profesional sanitario, en caso de migración del CVC fuera de la vena central ya que se pierde el seguimiento del CVC).
Otro artículo publicado en 2011, sobre la monitorización de la PVC(6), indica que la monitorización de la PVC a través del lumen proximal parecería ser un método simple para ayudar a la detección de la migración del catéter a través de la pérdida del trazo normal de la PVC.
Otra auditoría, realizada en el “University Hospital Crosshouse”, publicada en 2018(7), mantiene la premisa expuesta en la auditoría anterior y de hecho es una de sus referencias.
La última auditoría(8) se publicó en 2021; los datos que se recopilaron fueron tras la inserción de 43 CVC en pacientes predominantemente quirúrgicos en el “Hammersmith Hospital”. Se preguntó al profesional sanitario, a través de un cuestionario, qué lumen utilizaban para monitorizar la PVC y el motivo de esta elección. A continuación, se evaluaron las luces proximal y distal mediante una escala ordinal, el día de la inserción y los 2 días siguientes, en cuanto a la calidad de la forma de onda y la facilidad de aspiración, junto con el valor de la PVC.
El 44% (18) de los profesionales sanitarios eligieron la luz proximal, el 34% (14) eligió la luz distal y las razones aducidas para seleccionarla incluyeron un mejor trazo (28%) y la facilidad del procedimiento (36%). No se encontraron diferencias significativas perceptibles en la calidad promedio de trazos* entre la luz proximal y distal el día 0 (2,8 frente a 3,1), el día 1 (2,9 frente a 2,7) y el día 2 (2,6 frente a 2,8). Tampoco hubo diferencia en los valores medios de PVC* entre los lúmenes en cada uno de estos intervalos de tiempo (día 0: 13,3 frente a 13,4; día 1: 11,7 frente a 12,3; día 2: 12,2 frente a 11,9) o la facilidad de aspiración* ( día 0: 4,7 frente a 4,8; día 1: 4,7 frente a 4,7; día 2: 4,5 frente a 4,7). Los autores sugieren que muchos profesionales sanitarios desconocen los beneficios de seguridad del uso de la luz proximal para monitorear la PVC. Como conclusión se indica que, no se demostró una diferencia perceptible en las mediciones de PVC entre los lúmenes proximal y distal, y los resultados respaldan el uso de la luz proximal que debería considerarse la luz de elección para monitorizar la PVC.
*El resumen de la auditoría no aporta medidas de estos parámetros.