La mascarilla filtrante N95 tiene una capacidad de filtrado de partículas del 95%, mientras que las mascarillas FFP2 [filtering face pieces (ffp), por sus siglas en inglés] tienen una capacidad de filtrado del 92%.
Las mascarillas filtrantes, también denominadas respiradores, son un dispositivo de protección personal que se usa en la cara o la cabeza y cubre al menos la nariz y la boca(1,2).
A diferencia de las mascarillas quirúrgicas, las mascarillas filtrantes están diseñadas específicamente para proporcionar protección respiratoria al usuario, al crear un sello hermético contra la piel y no permitir que pasen partículas peligrosas presentes en el medio ambiente como gases, vapores, aerosoles y agentes infecciosos(3).
Antes de usarlas es necesario hacer una prueba de ajuste para asegurar que se logra un sellado adecuado de la cara. Cuando está ajustada adecuadamente y el usuario inhala, se produce una fuga mínima alrededor de los bordes del respirador. Esto significa que casi todo el aire se dirige a través de los medios de filtro asegurando así su eficacia en reducir el riesgo de inhalar partículas peligrosas en el aire.
La mascarilla filtrante N95 está certificada por el Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) de los Estados Unidos de América con una capacidad de filtrado del 95%. Las mascarillas con filtro de protección personal (FFP2, por sus siglas en inglés) según la norma de la Unión Europea EN 149 tiene una capacidad de filtrado del 92%.(2)