El entrenamiento muscular del suelo pélvico (EMSP), consiste en la contracción repetitiva de los músculos del suelo pélvico para aumentar la fuerza y la respuesta refleja (ejercicios de Kegel). Los programas de EMSP deben comprender ≥ 8 contracciones realizadas 3 veces al día. Según la conclusión de una respuesta relacionada (publicada en el banco de preguntas en 06/2019), “el EMSP sigue siendo la técnica de elección en la recuperación del suelo pélvico”; no obstante, tras la búsqueda realizada, se han encontrado 3 ensayos clínicos aleatorizados (ECAS) y 2 estudios cuasiexperimentales que concluyen que el uso de bolas chinas (BC) como parte del EMSP parece favorecer la recuperación y fortalecimiento muscular, sobre todo cuando la mujer presenta incontinencia urinaria (IU) de esfuerzo. Sin embargo, los autores recomiendan ECAS más amplios ya que se han realizado con muestras pequeñas de población.
Un ECA multicéntrico,(1) realizado con mujeres que presentan problemas de IU fueron incluídas en un programa EMSP. Se asignaron al azar al grupo intervención y al control. La intervención consistió en hacer ejercicios de Kegel realizados dos veces al día, 5 días a la semana en el hogar, durante 6 meses con BC; el control realizó el mismo programa sin BC. El criterio de valoración primario fue el informe de las mujeres sobre la IU a los 6 meses utilizando la herramienta Consulta Internacional sobre el Formulario de Cuestionario de Incontinencia (ICIQ-UI-SF). Las medidas de resultado secundarias fueron la prueba de almohadilla de 1 hora, el cuestionario de salud de King (KHQ) y una escala Likert de cinco puntos para la evaluación subjetiva. La adherencia se midió con la prueba Morisky-Green.
Treinta y siete mujeres fueron aleatorizadas al grupo de BC y 33 al grupo de control. Los resultados de ICIQ-UI-SF mejoraron significativamente al mes de seguimiento en el grupo BC (P <0,01) y a los 6 meses en los controles. La prueba de almohadilla de 1 hora mejoró en el grupo de BC pero no en el grupo de control. No se encontraron diferencias significativas en los resultados de KHQ o en la evaluación subjetiva de la eficacia y la seguridad. La adherencia fue mayor en el grupo de BC, pero las diferencias no fueron significativas. Se informaron efectos secundarios transitorios leves en cuatro pacientes en el grupo de BC y uno en el grupo de control. La conclusión de los autores es que ambos tratamientos mejoraron la IU, pero las mujeres que realizaron los ejercicios con BC mostraron una mejoría más temprana. Las BC fueron bien toleradas y seguras.
Un ECA(2) realizado en el año 2001, con treinta y siete mujeres de entre 25 y 65 años de edad, fueron asignadas a un programa de EMSP o a un programa de entrenamiento usando BC con peso durante 4 meses. Los resultados del tratamiento se evaluaron mediante una prueba de almohadilla con un volumen de vejiga estandarizado, palpación vaginal y percepciones autoinformadas de las mujeres. El estándar de puntuación, se comparó con el de la población normal. El 93% de las mujeres completaron el estudio. Ambos modos de entrenamiento fueron efectivos para reducir la fuga urinaria: con BC (P <0,0001) y sin BC (P <0,019); y para el aumento de la fuerza muscular del piso pélvico: con BC (P <0,0039) y sin BC (P <0,0002). Sin embargo, la reducción de la fuga urinaria después de cuatro meses de ejercicio en el grupo de entrenamiento con BC fue significativamente mejor (P <0,03) que los resultados en el entrenamiento grupal solo con EMSP. El estudio encontró que las BC con peso son una buena alternativa para EMSP en mujeres con IU de esfuerzo.
El último ECA(3) presenta una muestra de veinticuatro mujeres (de 30 a 65 años) de dos centros que se asignaron al azar al EMSP convencional o al entrenamiento con BC. Las mujeres llevaron a cabo ambos programas de entrenamiento en el hogar durante un período de cuatro meses después de recibir instrucciones de un fisioterapeuta. Los resultados del tratamiento se midieron en términos de la cantidad de fuga urinaria y fuerza muscular utilizando métodos validados y confiables. También se recopilaron datos sobre la experiencia subjetiva autoinformada de los resultados. El 70% de las 24 mujeres completaron la terapia. Ambos métodos de entrenamiento disminuyeron la fuga urinaria (p <0,02), mientras que la fuerza muscular aumentó sólo después del EMSP convencional (p <0,03). Sin embargo, no se encontraron diferencias estadísticas entre los dos métodos de entrenamiento.Todas las mujeres de cada grupo experimentaron una mejoría subjetiva después del entrenamiento excepto una, mientras que la recuperación completa se informó sólo después del entrenamiento con BC. Loa autores establecen que tanto el entrenamiento convencional como el entrenamiento con BC produjeron efectos beneficiosos en mujeres con IU, pero, sin embargo, recomiendan más estudios con muestras más grandes.
En un estudio piloto(4) de 6 mujeres con IU de esfuerzo fueron tratadas con BC mientras realizaban EMSP en casa media hora al día durante 12 semanas. Subjetivamente 4 mujeres se recuperaron y 2 habían mejorado. Antes del tratamiento, la prueba de almohadilla de 24 horas era una media de 48 gr. y después del tratamiento una media de 10 gr. No hubo efectos adversos.
En otro estudio, esta vez cuasiexperimental(5) se valoraron las siguientes intervenciones:
- el EMSP,
- la toma de fitoestrógenos y
- el entrenamiento con BC.
Se seleccionaron 60 mujeres (con distintos grados de IU) del total de mujeres que recibió Educación para la Salud en menopausia en el centro de salud durante el año previo al estudio (150). Las mujeres seleccionadas tomaban isoflavonas de una forma más o menos continua y habían realizado los ejercicios de Kegel (EMSP) de forma satisfactoria, a excepción de dos. De las 60 mujeres sólo 46 quisieron avanzar en el entrenamiento también con BC; en un primer intento 41 consiguieron que no se les deslizara al exterior, las 5 restantes también lo consiguieron pasado un mes.
Tras 6 meses de toma de fitoestrógenos + ejercicios de Kegel en su domicilio + mantenimiento de BC casi a diario + medidas higiénicas de la zona genitourinaria, los autores mencionan como cifras absolutas de los resultados de las 38 mujeres que llegaron al final del estudio:
- 12 mujeres no presentaron ningún cambio,
- 18 mejoraron ostensiblemente y
- 8 manifestaron ausencia de escapes en los últimos meses.
Los autores consideraron que los datos aportados por su estudio (fitoestrógenos + ejercicios de Kegel en su domicilio + mantenimiento de BC casi a diario + medidas higiénicas de la zona genitourinaria), diferenciaban considerablemente la evolución favorable de la IU de esfuerzo frente a los resultados obtenidos con EMSP exclusivamente.