Los inhibidores del factor de necrosis tumoral (anti- TNF, por sus siglas en inglés) etanercept, adalimumab e infliximab atraviesan la barrera placentaria; el transporte activo ocurre a partir del segundo trimestre y, sobre todo, en el tercer trimestre de la gestación. En base a este paso transplacentario, la administración de fármacos con actividad anti-TNF en el último trimestre puede comportar riesgo de inmunosupresión neonatal. Por este motivo, los documentos consultados (un sumario de evidencia(1) y dos documentos de consenso(2,3)) recomiendan no administrar vacunas vivas atenuadas (rotavirus*) durante los primeros 6 meses de vida a los recién nacidos (RN) cuyas madre han mantenido el tratamiento anti-TNF en el último trimestre del embarazo.
No hay transporte transplacentario activo de certolizumab, un anti-TNF construido solo con la fracción Fab de los anticuerpos (carece de porción Fc); por tanto, la cantidad de este fármaco que pasa al RN es muy pequeña. En el caso de golimumab, los datos disponibles son muy limitados y, actualmente, su uso se desaconseja durante el embarazo.
Respecto al resto de vacunas (inactivadas) se indica que los RN pueden seguir el calendario de vacunación estándar.
Similar información encontramos en la respuesta a una cuestión publicada en el banco de preguntas al experto de la Asociación Española de Vacunología en enero de 2015: Madre en tratamiento inmunomodulador y vacunación del lactante(4). En dicha respuesta se informa que: “La administración de fármacos inmunomoduladores a la embarazada plantea retos importantes relativos a la vacunación de sus hijos recién nacidos. Se ha demostrado como el Infliximab cruza la placenta, pudiendo medirse en sangre hasta seis meses tras el nacimiento lo que genera un estado de inmunosupresión en los primeros meses de vida. Ello aconseja la no inmunización con vacunas vivas (rotavirus) a menos que se analicen los niveles séricos de este fármaco y resultaran indetectables....Por el contrario, las vacunas inactivadas deben de administrarse a la edad programada.“
El sumario de evidencia de Uptodate(1) sugiere que en los bebés expuestos a anti-TNF en el útero se deberían evitar las vacunas vivas durante los primeros seis meses de vida, pero que pueden seguir el calendario de vacunación estándar en cuanto a las vacunas inactivadas. Señala específicamente que la vacuna frente al rotavirus es la vacuna viva generalmente recomendada para la administración antes de los seis meses de edad en los Estados Unidos, y que en algunos países también se administra antes de los seis meses la vacuna frente a la tuberculosis Bacille Calmette Guérin (BCG).
En el documento de consenso publicado por la “European League Against Rheumatism” (EULAR) en 2016(3) se establece de forma más genérica que los niños expuestos a productos biológicos solo antes de la semana 22 de gestación pueden recibir vacunas de acuerdo con los protocolos estándar (incluyendo vacunas vivas). Sin embargo, los niños expuestos a finales del segundo trimestre y durante el tercer trimestre del embarazo pueden seguir programas de vacunación estándar, pero no deberían recibir vacunas vivas en los primeros 6 meses de vida.
En base al calendario de vacunación infantil vigente durante el año 2018 en la Región de Murcia (ver calendario) un RN de madre con enfermedad reumática que ha estado en tratamiento con un anti-TNF durante la gestación podría comenzar la pauta de vacunación a los 2 meses de edad como es lo habitual; habría que tener en cuenta que si la madre no ha podido suspender el tratamiento con etanercept, adalimumab o infliximab durante el tercer trimestre de la gestación se deberían evitar las vacunas vivas en el RN al menos en los primeros 6 meses de vida.
* Actualmente, la vacuna frente al rotavirus (no financiada) es la única vacuna atenuada disponible en nuestro medio que se administra en los primeros seis meses de edad.