Hay una pregunta similar incluida en el Banco de Preguntas del Preevid “¿Qué riesgo para el feto puede suponer el tratamiento a la madre con progesterona en el primer mes de embarazo? ¿Qué riesgo de virilización existe en el feto hembra?” (acceso al final de la página, en “Preguntas relacionadas”)
Tras la búsqueda, hemos seleccionado dos Revisiones Sistemáticas (RS), 1 Guía de Práctica Clínica (GPC) y un Sumario de Evidencias de Uptodate (SE) que hacen recomendaciones sobre el uso de la progesterona cuando una embarazada sufre amenaza de aborto espontáneo (AE). Dado que hay insuficiente investigación y además de poca calidad, en general se señala que es un tema controvertido y que los datos son insuficientes para hacer una recomendación a favor o en contra. Ante amenaza de AE se recomienda tratamiento expectante, con reposo en cama.
Una RS que determina la eficacia y seguridad de los progestágenos en el tratamiento de la amenaza de AE(1) incluye 4 estudios (421 participantes) en el metanálisis. Señala que la secreción inadecuada de progesterona en el 1º trimestre del embarazo ha sido vinculada a la etiología de los AE, y los suplementos de progesterona han sido utilizados como tratamiento para la amenaza de aborto a fin de prevenir la pérdida espontánea del embarazo.
Hubo pruebas de reducción en la tasa de AE con el uso de progestágenos en comparación con placebo o ningún tratamiento (cociente de riesgos [CR] 0,53; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,35 a 0,79). No hubo ningún aumento en la tasa de hemorragias antes del parto (CR 0,76; IC del 95%: 0,30 a 1,94), ni en la hipertensión inducida por el embarazo (CR 1,00; IC del 95%: 0,54 a 1,88) para la madre. La tasa de anomalías congénitas no fue diferente entre los recién nacidos de las madres que recibieron progestágenos y los que no (CR 0,70; IC del 95%: 0,10 a 4,82).
Los datos indican que el uso de progestágenos es efectivo en el tratamiento de la amenaza de AE, sin pruebas de un aumento en las tasas de hipertensión inducida por el embarazo o de hemorragias antes del parto como efectos perjudiciales para la madre, ni de un aumento en la aparición de anomalías congénitas en el recién nacido. Sin embargo, el análisis fue limitado por el poco número de estudios elegibles y su calidad metodológica deficiente, así como el número pequeño de participantes (421), lo cual limita el poder estadístico del metanálisis y en consecuencia de esta conclusión. Justifica la realización de estudios adicionales más amplios para obtener conclusiones más firmes.
Otra RS posterior con metaanálisis(2) identificó 21 estudios de tratamiento con didrogesterona (1380 pacientes, y se seleccionaron 5 ensayos aleatorios (sólo uno de los ensayos se había incluido en el metanálisis descrito anteriormente(1)), con un total de 660 mujeres con amenaza de aborto tratadas con progestina oral, didrogesterona, en comparación con placebo o con reposo estándar en cama. El número de AE posteriores o de continuación de embarazos por mujer asignada al azar se comparó en mujeres que recibieron didrogesterona en comparación con el reposo en cama estándar o la intervención con placebo. Hubo una tasa de AE de 13% (44/335) después de la administración de didrogesterona en comparación con el 24% en las mujeres control [odds ratio para el AE 0,47, (CI = 0,31-0,7), 11% de reducción absoluta en la tasa de aborto]. Los efectos adversos y secundarios se sintetizaron en los 21 estudios, y parecieron ser mínimos. Aunque todos los factores predictivos y de confusión no pudieron ser controlados, los resultados de esta RS muestran una reducción significativa del 47% en la tasa de AE cuando se compara la didrogesterona con la atención estándar, indicando un efecto real del tratamiento.
Una GPC sobre el manejo del embarazo ectópico y del AE(2) indica que aproximadamente el 20% de las embarazadas abortan en el 1º trimestre y muchas mujeres experimentarán algún sangrado y/o dolor en al comienzo del embarazo que no causa AE. En muchos países, las mujeres con sangrado y/o dolor son tratadas con progesterona o progestágenos para tratar de disminuir el riesgo de AE.
La GPC, con respecto a si son eficaces la progesterona o los progestágenos en el tratamiento de la amenaza de AE señala que la evidencia de la efectividad de este tratamiento no ha sido concluyente, pero los datos de un metanálisis de varios estudios pequeños sugieren que los progestágenos son mejores que el placebo. Sin embargo, hay riesgos teóricos para prescribir cualquier tratamiento durante el embarazo y para muchos profesionales esto será un cambio importante en la práctica. La falta de evidencia fuerte, hace que esto sea un área prioritaria de investigación.
Recomienda realizar un ensayo controlado multicéntrico, con mujeres tratadas con progesterona / progestágeno o placebo. El ensayo debe ser lo suficientemente grande y de calidad para detectar diferencias en los resultados a largo plazo. La población sería: mujeres con embarazo confirmado intrauterino, viable, entre 6 y 12 semanas de gestación, con dolor y sangrado. La progesterona/ progestágeno o el placebo se administrarían desde el momento en que el sangrado comienza hasta el final de la 13ª semana. El embarazo más allá del final del primer trimestre podría ser el resultado primario. También se debería medir el nacimiento de feto vivo, así como los resultados del embarazo y la presencia de anomalías congénitas
El SE de Uptodate sobre el manejo del AE(3) indica que el uso de progestinas para reducir el riesgo de AE entre las mujeres con amenaza de aborto es controvertido y, basándose en los resultados de las dos RS anteriores(1,2) señala que aunque los resultados de estos análisis parecen prometedores; sin embargo estos fueron limitados por el pequeño número de participantes y eventos y la mala calidad metodológica de los estudios incluidos. Señala que muchos AE son causados por anomalías genéticas, por lo que es improbable que las progestinas puedan prevenir un error de esta etiología. Los datos son insuficientes para hacer una recomendación a favor o en contra de progestinas para mujeres con amenaza de aborto.
Por lo tanto, las mujeres con amenaza de aborto deben ser tratadas de forma expectante hasta que sus síntomas se resuelven o haya progresión hacia un aborto inevitable, incompleto o completo. El tratamiento con progestágenos está bajo investigación, y los datos son insuficientes para hacer una recomendación.