Aunque hemos encontrado descritos tres casos de rotura de aneurisma cerebral, dos en el transcurso del vuelo en avión(1,2) y otro tras el aterrizaje(2); en ninguno de los documentos revisados: sumarios de evidencia (3,4), una guía de práctica clínica(5) y documentos de consenso (6,7,8) se incluye el diagnóstico de un aneurisma cerebral silente entre las contraindicaciones para realizar un vuelo en avión. El riesgo de presentar una rotura de aneurisma cerebral durante el vuelo en avión comercial es muy pequeño y no se ha demostrado que los vuelos en avión se asocien a un incremento de la presión arterial, ni a un aumento de la presión intracraneal entre los pasajeros(4,9).
Se estima que de un 3 al 5% de la población adulta presenta un aneurisma cerebral, la gran mayoría sin diagnosticar (1,3,9), y que los desplazamientos en vuelos comerciales que se realizan en todo el mundo a lo largo de un año son unos 2,5 billones(1). El riesgo de rotura de un aneurisma a consecuencia del vuelo es muy pequeño y así, en una revisión narrativa del 2009 (9) no se había publicado ningún caso de rotura de aneurisma relacionada con un vuelo en avión, y los tres encontrados(1,2) lo son en publicaciones de 2014 y de 2015.
Ante una persona diagnosticada por estudios de imagen de uno o varios aneurismas cerebrales, que tiene que realizar un viaje en avión, será necesario establecer de manera individual del riesgo de sangrado, que vendrá condicionado, por el tamaño del aneurisma, su localización, la presencia de aneurismas múltiples, los antecedentes familiares de rotura de aneurisma y el antecedente personal de sangrado de aneurismas cerebrales(3).