En una guía de práctica clínica(1) y en un sumario de evidencia(2) se recomienda no viajar en avión tras sufrir un accidente cerebrovascular (ACV), hasta que la situación esté estabilizada. Esta recomendación no se sustenta en ningún estudio, sin que la búsqueda realizada tampoco haya identificado ninguna publicación mas reciente que describa la evolución de un ACV agudo tras la realización de un viaje en avión.
La guía(1) indica que "los pacientes que han presentado un ACV agudo, u otro problema neurológico serio, deben ser observados durante el tiempo suficiente para asegurar la estabilidad del problema. De forma clara, el riesgo de complicaciones posteriores, la discapacidad física y mental, y la pérdida de capacidad para soportar el estrés del vuelo son razones de peso para no volar. Una vez se haya pasado la fase aguda de recuperación, y el paciente está estabilizado, se podría reconsiderar el viaje".
En Uptodate(2) se señala que "los pacientes que han presentado un ACV deben disponer de tiempo para recuperarse y mostrar una estabilización antes de enfrentarse al estrés del vuelo. Sufrir un ictus en las dos últimas semanas supone una contraindicación para viajar en avión".