Aunque hay varios estudios que relacionan los suplementos de ácido fólico durante el embarazo con una reducción de la incidencia de síndrome de espectro autista(SEA), los resultados no son concluyentes; sin que pueda afirmarse que los suplementos de ácido fólico previenen el autismo. Ahora bien, los suplementos de ácido fólico deben recomendarse en todas la mujeres gestantes y en las que desean un embarazo, para la prevención de los defectos congénitos del tubo neural.
No hemos identificado ensayos clínicos controlados en los que se evalúe el efecto de los suplementos de ácido fólico durante la gestación en la incidencia de SEA.
El estudio más amplio, publicado en 2013, es una cohorte poblacional, de 85.176 niños nacidos entre 1999 y 2009(1). De los 61.042 niños cuyas madres tomaron suplementos de ácido fólico durante el embarazo, 64 (0,10%) fueron diagnosticados de un SEA, comparado con 50 (0,21%) del total de 24.134 niños cuyas madres no tomaron ácido fólico (Odds ratio ajustada de 0,61; con un IC al 95% de 0,41 a 0,90). Para el síndrome de Asperger no se encontró esta relación protectora.
En dos sinopsis de este estudio(2,3) se señalan como principales limitaciones: que la cohorte no era representativa de la población general; que el número incluido de niños con autismo era pequeño; que podrían estar infrarepresentados determinado tipo de autismo; que la confirmación clínica no se realizó en todos los casos tras una valoración completa; y que el cuestionario para valorar la ingesta de ácido fólico solo analizaba datos de la semana 22 de embarazo y que hubo respuestas discordante con un posible infraregistro. Por ello advierten que los hallazgos deben ser valorados con precaución y no pueden considerarse como concluyentes.
Un estudio de casos y controles(4) analizó el consumo de ácido fólico durante el embarazo un total de 429 casos con SEA, 130 con trastornos del desarrollo y en 278 niños con un desarrollo normal. El consumo medio de ácido fólico durante el primer mes de embarazo fue mayor en madres con niños con un desarrollo normal comparado con los diagnosticados de un SEA ( 779,0 ± 36,1 y 655,0 ± 28,7 μg, respectivamente; P < 0,01); y un consumo medio diario de ácido fólico ≥600 μg (comparado con <600 μg) durante el primer mes de embarazo se asoció a una reducción del riesgo de SEA (OR ajustada de 0,62; IC al 95% de 0,42 a 0,92; P = 0,02).
Sin embargo, un estudio retrospectivo (5) y dos poblacionales con muestras reducidas(6,7) no encontraron diferencias en la incidencia de autismo asociados al consumo de ácido fólico durante el embarazo. Incluso en otro estudio retrospectivo(8) se observó una ligera correlación estadística entre madres a las que se le habían recetado suplementos vitamínicos con un contenido mayor de 1mg/día de ácido fólico y la incidencia de niños con SEA; planteando la hipótesis de una asociación positiva entre consumo elevado de ácido fólico durante el embarazo y autismo.
Una revisión sistemática sobre ácido fólico y autismo publicada en 2016(9) incluyó 11 estudios de la base de datos de Medline. La revisión concluyó que las investigaciones realizadas sobre el consumo de ácido fólico y la incidencia de autismo eran pocas, con resultados contradictorios y no concluyentes; por lo que los efectos del ácido fólico como suplemento tomado durante el embarazo, para prevenir el autismo, no podían ser confirmados.