En una pregunta previa incluida en el Banco de preguntas de Preevid se planteaba la cuestión de si se podía colocar una vía periférica en un miembro en el que se ha realizado una fístula arteriovenosa (FAV) (ver abajo). En la respuesta ofrecida, tras constatar que no se identificaban estudios que describiesen algún tipo de complicación tras la inserción de una vía periférica en la misma extremidad donde se ha realizado una FAV, se reseñaba “la necesidad de evitar las venopunciones innecesarias y la importancia de proteger la venas de los miembros superiores de pacientes con enfermedad renal crónica (ERC), fundamentalmente del brazo no dominante, debido a la posible necesidad futura de una FAV” (teniendo en cuenta que, como norma general, para la formación de un acceso vascular para hemodiálisis se prefiere el brazo no dominante y la localización distal frente a la proximal).
De la nueva búsqueda realizada, centrándonos en la posible contraindicación de venopunción para extracción sanguínea, extraemos igualmente que, en pacientes con ERC susceptibles de tratamiento de hemodiálisis, en la medida de lo posible, se debería evitar realizar punciones arteriales o venosas en el brazo no dominante para prevenir un potencial daño vascular; en pacientes que ya están en hemodiálisis (y en consecuencia portan una FAV) no se deberían realizar estos procedimientos en el brazo afecto.
En las actualizaciones de dos de las guías de práctica clínica (GPC)(1,2) referenciadas en la respuesta previa se destaca de nuevo la importancia de la preservación de las venas periféricas de las extremidades superiores en pacientes con ERC que están recibiendo tratamiento de hemodiálisis y para aquellos pacientes que pueden requerir tratamiento de hemodiálisis en el futuro. Se sugiere a los profesionales sanitarios una evaluación exhaustiva para determinar la estrategia óptima antes de la proceder a una punción venosa o la inserción de un dispositivo de acceso venoso y se propone que, cuando la anatomía lo permite, las venas dorsales de la mano dominante son las de elección para la punción venosa.
En otra GPC(3), entre las medidas que se proponen para preservar el acceso vascular (FAV) y evitar complicaciones, se especifica que se debería colocar al paciente un brazalete (o disponer de una notificación sobre la cama) que informase sobre no realizar mediciones de la tensión arterial, punciones venosas, o inyecciones en el lado afectado (miembro con la FAV). Lo justifica en base a que cuando se reduce el flujo de sangre a través del acceso vascular, este se puede coagular.
Además la guía plantea que se ha de instruir al paciente para que, entre otras medidas, evite que se utilice esta extremidad para medir las cifras de TA o realizar una punción venosa.
De la información que aporta una revisión sistemática sobre intervenciones para promover el auto-cuidado de pacientes con ERC en fase final con FAV(4), destacamos que:
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En la fase de auto-cuidado antes de la construcción de la FAV el objetivo es preservar la red vascular, es decir, evitar punciones venosas en el brazo en el que se construirá la FAV, con el fin de proteger a los vasos sanguíneos.
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Respecto al auto-cuidado post-construcción de la FAV el documento comenta que se ha de instruir al paciente sobre una serie de comportamientos que prevengan o detecten de forma precoz complicaciones. Entre los aspectos enumerados menciona el no permitir la toma de muestras de sangre y la evaluación de la tensión arterial en el brazo de la FAV.