Aunque hay publicados varios ensayos clínicos que evalúan la amoxicilina clavulánico en pacientes diagnosticados de una faringoamigdalitis estreptocócica, en general, con buenos resultados (1-5); los sumarios de evidencia (6-9) y las guías de práctica clínica revisadas(10-15) no recomiendan la opción de amoxicilina clavulánico entre los antibióticos de entrada. Los antibióticos recomendados como tratamiento inicial son penicilina, amoxicilina y, si hay alergia a penicilina, macrólidos. Reservan amoxicilina-clavulánico como una de las opciones si hubiera un fracaso del tratamiento, entre otras razones, por que las cepas patógenas del estreptococo beta hemolítico del grupo A (EBHGA) que provocan faringoamigdalitis no producen habitualmente betalactamasa.
La opción como tratamiento de elección inicial de la penicilina V oral se justifica por su probada eficacia, espectro definido, seguridad y bajo coste.
Dos revisiones sistemáticas de la Biblioteca Cochrane(16,17) concluyen que no existen pruebas suficientes sobre diferencias clínicamente significativas entre los antibióticos para la amigdalofaringitis por EBHGA. Las pruebas limitadas en adultos indican que las cefalosporinas son más efectivas que la penicilina para la recaída, pero el número de casos necesarios para tratar es alto. Las pruebas limitadas en niños indican que el carbacefem es más efectivo para la resolución de los síntomas. Los datos sobre las complicaciones son demasiado escasos para establecer conclusiones. Sobre la base de estos resultados y considerando el bajo coste y la ausencia de resistencia, la penicilina todavía puede recomendarse como primera opción.
Un documento de consenso publicado en 2011 en nuestro país(10) señala que "aunque la penicilina es considerada desde hace años como el antibiótico de elección, varios estudios realizados en España muestran su infrautilización en niños diagnosticados de faringoamigdalitis estreptocócica. La amoxicilina fue el fármaco seleccionado en primer lugar (54,6%), seguido de amoxicilina-clavulánico (42.7%), macrólidos (12.6%) y cefalosporinas de segunda generación (5.6%). La combinación de amoxicilina-clavulánico no es nunca de primera elección pues se trata de un antibiótico de amplio espectro y porque el EBHA no produce betalactamasas".