No se ha encontrado estudios que evalúen la influencia de las proteínas de origen animal sobre la fecha de inicio de parto. Pero una Guía de Práctica Clínica (GPC) señala intervenciones sobre hábitos alimentarios, como la suplementación o restricción de la ingesta de proteínas, aunque sin especificar si son de origen animal o vegetal. También se han encontrado dos Resúmenes de Evidencias (SE) de Uptodate, sobre prevención del parto prematuro y sobre nutrición durante el embarazo. El primero señala que los suplementos equilibrados de proteína/energía y los altos suplementos de proteínas no reducen la tasa de parto prematuro (no especifican si proteínas animales o vegetales); el segundo, indica que la diferencia entre las proteínas de origen vegetal y las de origen animal está en la concentración de aminoácidos indispensables o esenciales. Las de origen animal se consideran proteínas completas o de alta calidad, las de origen vegetal son generalmente incompletas, lo que significa que son deficientes en uno o más de los aminoácidos esenciales.
La GPC para la atención en el embarazo y puerperio(1) realiza indicaciones específicas sobre hábitos alimentarios, basadas en una Revisión Sistemática (RS) que evaluó los efectos del asesoramiento u orientación para aumentar o reducir la ingesta de energía o proteínas (sin especificar si son de origen animal o vegetal), o de la suplementación o restricción de la ingesta de energía y proteínas durante el embarazo, el aumento de peso durante la gestación y su resultado durante embarazo. La RS incluyó 27 Ensayos Clínicos Aleatorios (ECAs) en los cuales participaron 8.298 mujeres.
Se evaluaron varias intervenciones con los siguientes resultados:
Asesoramiento nutricional para aumentar las ingestas de energía y proteínas:
- El asesoramiento nutricional no aumenta significativamente la probabilidad de aumentar la ingesta (Calidad de la evidencia baja).
- El asesoramiento nutricional ha mostrado una reducción significativa en el riesgo de parto prematuro (Calidad de la evidencia moderada)
- El consejo no aumenta en forma significativa otras variables maternas o fetales como preeclampsia, muerte materna o fetal (Calidad de la evidencia moderada)
Dieta proteico-energética equilibrada:
- Una dieta proteico-energética equilibrada ha mostrado un incremento significativo del peso materno. (Calidad de la evidencia baja)
- Se ha observado una reducción significativa de la muerte fetal con dietas proteico-energéticas equilibradas. En cambio, no se ha observado que este tipo de dietas tengan un impacto sobre la hipertensión arterial o la incidencia de recién nacidos pequeños para la edad gestacional. (Calidad de la evidencia moderada)
Dieta con alto aporte de proteínas:
- Una dieta con alto aporte de proteínas ha mostrado que puede incrementar el riesgo de tener un recién nacido pequeño para la edad gestacional. (Calidad de la evidencia alta)
- No se observaron diferencias en ninguno de los otros desenlaces evaluados (parto pretérmino, muerte fetal y neonatal, peso al nacer, incremento ponderal materno y resultados del crecimiento del niño/a a largo plazo). (Calidad de la evidencia baja)
Dieta isocalórica de proteínas:
- La suplementación isocalórica de proteínas ha mostrado que puede incrementar el riesgo de tener un recién nacido pequeño para la edad gestacional. (Calidad de la evidencia moderada)
- No se observaron diferencias en ninguno de los otros desenlaces evaluados (riesgo de parto antes de las 37 semanas de edad gestacional, muerte fetal, muerte neonatal, preeclampsia, ganancia ponderal materna y resultados de crecimiento a largo plazo en el recién nacido/a). (Calidad de la evidencia baja)
Restricción proteico-energética en mujeres con sobrepeso o elevado aumento de peso durante el embarazo:
- La restricción proteico-energética en mujeres con un problema de peso durante el embarazo ha mostrado una reducción significativa del peso durante la gestación (Calidad de la evidencia moderada)
- No se observaron diferencias en ninguno de los otros desenlaces evaluados (diabetes gestacional, la hipertensión inducida por el embarazo, el peso al nacer, parto de pretérmino y parámetros antropométricos del niño/a). (Calidad de la evidencia baja)
La baja calidad de la evidencia encontrada motivó la formulación de recomendaciones débiles:
- Se sugiere ofrecer un consejo nutricional a las gestantes con el fin de conseguir una dieta equilibrada y adecuar la ingesta de calorías a las necesidades del embarazo.
- Se sugiere recomendar una dieta proteica-energética equilibrada en aquellas gestantes en las que se identifique una ingesta alimentaria insuficiente.
- Se sugiere no recomendar de manera rutinaria una dieta con altos contenidos proteicos o isocalórica en gestantes.
- Se sugiere recomendar una restricción proteico-energética a gestantes con sobrepeso o un incremento ponderal excesivo durante la gestación (>570 g por semana).
Uno de los SE de Uptodate sobre prevención del parto prematuro espontáneo(2) señala entre los factores de riesgo de parto prematuro la mala nutrición y el bajo peso durante el embarazo y previo al embarazo. Indica que las mujeres con una nutrición adecuada y un índice de masa corporal normal, tienen mejores resultados del embarazo que otras mujeres, lo que sugiere que las intervenciones nutricionales pueden tener un papel en la prevención del parto prematuro. Señala que hay ECAs que han proporcionado pruebas de que algunas intervenciones dietéticas aumentan la duración de la gestación, pero la evidencia no es concluyente y los suplementos no se pueden recomendar de momento.
Incluye dos RS(3,4) que han encontrado que los suplementos de proteínas isocalóricas, los suplementos equilibrados de proteína/energía y los altos suplementos de proteínas no reducen la tasa de parto prematuro (no especifican si se refieren a proteínas animales o vegetales).
El otro SE de Uptodate sobre la nutrición durante el embarazo(5) señala que los efectos de los factores dietéticos en resultados del embarazo son poco claros, y parecen depender, en parte, de si la población está desnutrida previamente. La ingesta de macronutrientes y de micronutrientes no parecen afectar a las tasas de nacimiento prematuro o preeclampsia en mujeres que no están crónicamente desnutridas, pero pueden tener un efecto en las mujeres en los países con recursos limitados con mala nutrición crónica.
Señala el SE que la unidad fetal/placenta consume aproximadamente 1 kg de proteína durante el embarazo, la mayoría en los últimos seis meses. Para satisfacer esta necesidad, las mujeres embarazadas deben ingerir 1,1 gr por kg y día de proteínas, que es moderadamente superior a 0.8 g/kg/día que se recomienda para las mujeres adultas no embarazadas. La administración de suplementos de proteínas no mejora los resultados clínicos mas importantes del embarazo en mujeres que están desnutridas.
No especifica si las proteínas tendrían que ser de origen vegetal o animal, pero indica con respecto a las diferentes dietas vegetarianas (semi-vegetariana, ovo-lacto vegetariana, vegana, macrobiótica, etc.) que la diferencia mas importante entre las proteínas de origen vegetal y las de origen animal está en la concentración de aminoácidos indispensables o esenciales. Las proteínas de origen animal se consideran proteínas completas o de alta calidad, ya que contienen los nueve aminoácidos esenciales que el cuerpo necesita para el crecimiento y reparación de los tejidos del cuerpo. Las proteínas de origen vegetal son generalmente incompletas, lo que significa que son deficientes en uno o más de los aminoácidos esenciales. Estas deficiencias se pueden corregir mediante el uso de los productos de soya fortificados, el consumo de alimentos con aminoácidos complementarios, y el aumento de la ingesta de productos lácteos y/o huevos (si es aceptable para las mujeres).
Por otra parte señalan que el peso corporal antes del embarazo y su aumento durante la gestación tiene efectos independientes, pero acumulativos, sobre la duración de la gestación y el peso al nacer del neonato. Las mujeres con bajo peso y con baja ganancia durante el embarazo parecen estar en mayor riesgo de tener un bebé con bajo peso al nacer, parto prematuro y nacimiento prematuro recurrente. Las mujeres obesas tienen un mayor riesgo de tener un bebé grande para la edad gestacional, parto postérmino, y otras complicaciones del embarazo.