Una revisión sistemática reciente muestra que hay alguna evidencia de que los grupos de habilidades sociales pueden mejorar competencias sociales en pacientes jóvenes diagnosticados de trastorno del espectro autista. Los sumarios y guías de práctica clinica, aunque con un bajo grado de evidencia, recomiendan diversas intervenciones sociales para mejorar las competencias sociales y la calidad de vida de estos pacientes; debiendo individualizarse el tipo de intervención a realizar.
Una revisión sistemática de la Cochrane, realizada con el objetivo de determinar la efectividad de los grupos de habilidades sociales para mejorar la competencia social, comunicación social y calidad de vida en las personas con trastorno por trastorno autista de 6 a 21 años de edad, fue publicada en el 2012(1). La revisión incluyó 5 ensayos randomizados (con 196 pacientes) que comparaban la intervención en grupos para desarrollar habilidades sociales, dirigidos por profesionales con un grupo control (sin esa intervención). Los resultados mostraron que hay alguna evidencia de que los grupos de habilidades sociales mejoraban la competencia social global y la amistad de calidad. No se observó diferencias en reconocimiento emocional, ni en comunicación social. No se informó de efectos adversos. Concluyen que son necesarios realizar más estudios de investigación para disponer de evidencias más fuertes, especialmente en cuanto a mejoras de la calidad de vida de los pacientes.
Otra revisión sistemática, publicada en 2008(2), de la que la base de datos DARE realizó una sinopsis(3), evaluó la efectividad de los programas de entrenamiento de habilidades sociales para niños o jóvenes con diagnóstico de síndrome de Asperger o de autismo de "alto funcionamiento". La revisión incluyó un total de 10 estudios (n=124): dos experimentales con un grupo control(n=27); cuatro estudios abiertos no controlados (n=77); y cuatro series de casos (n=20). Siete estudios informaron de efectos positivos del tratamiento en, al menos, una de las variables de resultado analizados y en tres no se mostró un efecto beneficioso del tratamiento.Las conclusión de los autores es que, a pesar de la amplia utilización clínica de las técnicas de entrenamiento de habilidades sociales, hay poco respaldo empírico para estos programas y se precisa de mas investigación.
Los sumarios de evidencia revisados(4,5,6) recomiendan realizar algún tipo de intervención social en estos pacientes. El de Uptodate(4) indica la necesidad de disponer de un entorno familiar, escolar y social estructurado y de desarrollar habilidades sociales mediante alguna de las diversas intervenciones disponibles .Dynamed(5), basada en la revisión de la Cochrane citada(1) establece que los grupos de habilidades sociales puede mejorar la competencia social (Nivel medio de evidencia). BestPractice(6) indica que con la intervención precoz intensiva, en niños diagnosticados de trastorno del espectro autista, puede alcanzarse una mejoría moderada en la función social. El entrenamiento de habilidades sociales puede ser de utilidad, aunque ninguna de las intervenciones evaluadas para mejorar habilidades sociales ha demostrado una evidencia fuerte de su efectividad.
Igualmente las guías de práctica clínica revisadas(7,8,9) incluyen alguna recomendación sobre intervención social:
- La de Sign(7) recomienda intervenciones para mejorar la comunicación, por ejemplo la comunicacion visual o la comunicacion social, debiendo valorar cual es la mejor intervención de forma personalizada (Grado D, basado en opiniones de expertos o en estudios no analíticos, como series de casos).
- La de Nice(8) considera un programa de soporte adecuado el que integra al colegio y la familia en la evaluación del niño, facilitando información sobre oportunidades de trabajo y en las habilidades sociales .
- La de Nueva Zelanda(9) recomienda que el tratamiento debe incluir, entre otros, intervenciones educativas, psicosociales y en comunicación; y que el desarrollo de habilidades sociales y los grupos de apoyo comunitarios para jóvenes y adultos deben ser desarrollados para minimizar y evitar problemas.
*En la elaboración de esta respuesta ha colaborado como autor, durante su estancia formativa en el servicio Preevid, Jesús Abenza Campuzano, médico residente de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria.