Se han localizado 1 Ensayo Clínico Aleatorio (ECA), 2 revisiones narrativas, 8 estudios (3 descriptivos, 2 de evaluación, 2 cualitativos, 2 comparativos y 1 de validación), que valoran las visitas de familiares en diferentes unidades de hospitalización de adultos: UCPA (Unidad de Cuidados Post Anestesia), UCI (Unidad de Cuidados Intensivos) y UC (Unidad Cardiovascular); así como en Residencias de ancianos.
La mayoría de la investigación localizada hace hincapié en la importancia de instituir políticas que regulen la visita familiar, lo que conllevaría: regulación de horarios, instrucción/formación a los familiares y personal sanitario, adecuación del espacio, etc. Entre las barreras señaladas se encuentran: problemas de dotación de personal, exposición a la infección, cuestionamiento de la privacidad, ansiedad del personal, posibilidad de que los visitantes presencien intervenciones de reanimación, falta de instrucción de las familias, etc.
Una 3ª revisión narrativa sobre los derechos de los familiares de los pacientes, que se cuestiona si las normas de visitas que rigen en los hospitales facilitan la participación familiar en el cuidado, resultando contradictorio que por un lado se trate de introducir nuevas formas de cuidados (hospitalización a domicilio), mientras que por otro se mantengan políticas restrictivas de cara a los familiares.
Con respecto a las visitas en las UCPAs: Una revisión narrativa(1) indica que los hospitales pueden desarrollar o mejorar programas de visitas mediante el establecimiento de una política que instaure reglas para las visitas, lo que garantizará la privacidad del paciente, instrucción al personal y familias, y control de calidad. Señala que la resistencia del personal de enfermería es bastante fácil de superar. Sugiere que no permitir las visitas puede ser perjudicial, y tener un buen programa de visitas que satisfaga las necesidades del paciente, familias, y enfermeras. Las visitas a la UCPA es parte integral de la atención al paciente de acuerdo con regulaciones como las de la JCAHO (Joint Commission on Accreditation of Healthcare Organizations-Comisión Conjunta para la Acreditación de Organizaciones de Salud). Es necesario que se instituyan intervenciones que hagan que paciente y familia estén más cómodos durante esos períodos tan estresantes, encontrando la manera de que satisfaga a todos. Un estudio descriptivo(2) por medio de una encuesta a 2.225 miembros de una asociación de enfermeras (The American Society of PeriAnesthesia Nurses), indica que los pacientes quirúrgicos se encuentran muy dependientes y vulnerables en el postoperatorio habiendose demostrado que en este estado están más reconfortados con la presencia de sus familiares.
Los resultados indicaron que al 8% de los pacientes adultos en la UCPA se les permite tener un visitante todo el tiempo y al 11% se les permite visitantes la mayor parte del tiempo. Pero es evidente la discrepancia entre la práctica y los resultados que apoyan las visitas. Otro estúdio(3) evalúa, un proyecto de mejora de calidad para explorar las actitudes del personal y sus creencias respecto a las visitas en la UCPA ante la implementación de una política de visitas. Los resultados mostraron que el 83,7% desea la opción de visitas de los familiares en las UCPA, pero sólo el 47% cree que las familias deben tener esa opción en su UCPA. Barreras percibidas: problemas de dotación de personal, posibilidad de exposición a la infección, cuestiones de privacidad, ansiedad del personal, posibilidad de que los visitantes presencien la reanimación y la falta de educación de las familias. Los resultados de la encuesta muestran que es necesario que la formación esté mas actualizada. La línea política en curso sobre las visitas se debería divulga en las salas de espera de los familiares, y crear un procedimiento sobre cómo comunicarse con efectividad con la familia.
Con respecto a las visitas en las UCIs: Una entrevista estructurada(4) a 62 pacientes (ingresados en UCI y en una unidad de atención médica compleja-UAMC) evaluó preferencias, factores de estrés, beneficios y satisfacción percibida con las normas del hospital con respecto a las visitas de sus familias. El estudio señala que aunque las familias quieren estar cerca de los pacientes, los beneficios de tal proximidad dependerán de las condiciones de estos y la dinámica familiar. Los pacientes de ambas unidades clasificaron las visitas como experiencias sin estrés porque los familiares les ofrecieron niveles moderados de tranquilidad, comodidad, calma y relax. Los pacientes en la UCI se preocupaban más por sus familias que los pacientes en la UAMC, y valoraron el hecho de que los visitantes pudieran tener información sobre los pacientes, a la vez que la aportaban a la enfermera para que estas comprendieran mejor a los pacientes. Los pacientes en la UCI estaban más satisfechos con las visitas que los de la UAMC; ambos grupos prefirieron visitas de 35 a 55 minutos, 3 a 4 veces al día, y con no más de 3 visitantes. Con respecto a la flexibilidad de las horas de visita, indican cuando deben ser restringidas (durante intervenciones rutinarias, si no se sienten bien, y si la dinámica familiar no es buena). En ambas unidades expresaron su preocupación de tener visitas por la mañana temprano y por la noche, cuando estaban descansando, y cuando tenían programadas alguna prueba o cuando podían hablar con sus médicos. Apreciaban tener visitas y un protocolo de visitas lo suficientemente flexible como para satisfacer sus necesidades y las de sus familiares. Un estudio descriptivo, transversal(5) a través de una encuesta realizada a 531 enfermeras de 30 UCIs (coronarias, post cirugías cardíacas, médicas y quemados), explora sus creencias y actitudes hacia las visita de los familiares, las horas de visita, y las políticas de disposición libre de las visitas en las UCIs. Con respecto a las visitas no abiertas, el 75,1% cree que este tipo de visita tiene un efecto beneficioso en el paciente, y el 60,2% que los visitantes pueden ayudar a los pacientes a interpretar la información. Con respecto a las visitas abiertas: el 55,9% no creen que sea primordial para la recuperación del paciente, ni que ofrezca mas comodidad para el paciente (57,8%). Además el 75,2% piensa que obstaculiza la planificación adecuada de la atención enfermera, el 73,8% que interfiere con la atención directa y el 82,3% opina que les hacen emplear más tiempo en dar información. La mayoría de las UCIs adaptan su política si: el paciente estaba terminal (96,7%), o tenía necesidades emocionales especiales (76,7%) y si la familia tuvo problemas prácticos en el cumplimiento de la política (93,3%). Todas las UCIs tenían restricciones en el número de personas que visitaban simultaneamente (2 el 53,3%, 3 el 46,7%). El 75,3% no quería la liberalización de la política de visitas de su unidad. Concluye que las enfermeras de UCIs tienen creencias y actitudes escépticas hacia las visitas y a la apertura de las políticas de visitas. Esto sugiere que la cultura en las UCI no está lista para una liberalización drástica de estas. Una Revisión Narrativa(6) sobre las UCIs abiertas, explora las objeciones más comunes para su apertura, y las razones médicas y éticas que se consideran para esta alternativa: incremento del riesgo de infecciones y del nivel de estrés en el paciente, interferencia con el tratamiento, incremento de la carga de trabajo y limitación de la eficiencia, incremento del estrés familiar y violación de la privacidad del paciente. Señala que no existe una base científica sólida para limitar el acceso de visitas a la UCI y para mantenerlas cerradas. La apertura ofrece una estrategia ventajosa para los pacientes y no debería darse en respuesta a la presión generada por la sociedad, o en el reconocimiento de un derecho, sino porque esa política se ocupa de cuestiones como el respeto al paciente y proporciona respuestas más adecuadas para muchas de sus necesidades y de su familia. Es una decisión que exige, tanto a médicos como a enfermeras, repensar sus relaciones con pacientes y familias, lo que exige nuevas e individualizadas soluciones y realizar controles de calidad. Un estudio cualitativo(7) analiza las debilidades y amenazas del acompañamiento familiar al paciente moribundo ingresado en una UCI desde la perspectiva enfermera. El estudio señala el papel determinante de la enfermera a la hora de reorientar las políticas de relaciones con los familiares de los pacientes y de replantear estrategias en la flexibilización de las visitas. Las debilidades y amenazas percibidas en torno al acompañamiento familiar son relacionadas con sus propias creencias y valores, con el rol de la familia y con posibles soluciones. Indica como principal barrera la falta de conexión entre información recibida por los familiares y la que poseen los profesionales. Se debería apostar por una profunda remodelación de las UCIs y optar por modelos centrados en la relación paciente-familia-profesional, aunque suponga un desafío para la cultura biomédica actual. Integrar a las familias en estas unidades es prioritario, no solo para pacientes en proceso de muerte, sino también para los que tienen posibilidades de alta a planta. La implicación familiar en cuidados básicos del paciente podría ayudar a "cerrar la brecha" que existe entre los cuidados administrados en la UCI y la planta. Otro estudio cualitativo(8) da a conocer las aportaciones de 93 profesionales a una propuesta de horarios de visita a las UCIs. Se consensuaron 4 propuestas de cambio, entre ellas, ampliar los horarios de visita. Los resultados se agruparon en 5 categorías:
- Modificación restrictiva de la propuesta.
- Acuerdo: algunos se muestran expresamente favorables a la propuesta.
- Dudas, acerca del potencial beneficio para pacientes y familiares del aumento de las horas de visita; y del control del número y su acceso a la unidad.
- Barreras para su implantación.
- Flexibilización, según valoración de las necesidades de los familiares y del paciente.
Los profesionales de la UCI son reticentes a la apertura, pero admiten ampliar horarios. Es necesario impulsar programas de formación dirigidos a los profesionales de la UCI sobre necesidades de los familiares, procesos de duelo, estrategias de comunicación y de protección del estrés, etc.
Señalan que mientras que en otros temas clínicos parece que es más sencillo aplicar la evidencia, en este caso no lo es en absoluto, pues las decisiones sobre estos pacientes están impregnadas de las creencias y la cultura de la unidad. Se debe tener en cuenta que las necesidades, intereses y creencias de todos los actores sociales involucrados en el proceso interactúan como relaciones de poder y tienen impacto sobre los cuidados de pacientes y familiares.
Con respecto a las visitas en las UC: Un estudio(9) compara los resultados del cuestionario sobre "percepción del paciente de las visita en el hospital" en pacientes de Unidades de Cuidados Intensivos Cardíacos UCIC, con otra de Unidades Cuidados Coronarios (UCC). El paciente de las UCIC percibe un mayor valor de las visitas porque estas ayudaron con la interpretación de la información (P <0,02), les calmaron (P <.05), proporcionaron información sobre los mismos al personal (P <.01), ayudaron con la atención (P <.000) y los tratamientos de refuerzo (P <0,004). No hubo diferencias en la puntuación total de estrés entre los pacientes de las UCIC y las UCC, a pesar de que los primeros se preocupaban más por sus visitas (P <.025). El paciente de las UCC percibe que los visitantes perjudicaban el descanso (P <.001) y que se intensificó el dolor (p <0,008). La mayoría prefieren un número ilimitado de horas de visita y máximo 3 visitantes a la vez. Otro estudio compara(10) las respuestas cardiovasculares, de pacientes, con y sin hipertensión arterial, en una UCIC (n = 24), cuando recibían la visita de un familiar o de un investigador para entrevistarlo. Las variables (presión arterial sistólica, presión arterial diastólica, frecuencia cardíaca y contracciones ventriculares prematuras) se midieron antes, el valor más alto durante, el valor más bajo durante, y el valor tras cada interacción social. Las medias de la presión arterial sistólica y de la frecuencia cardiaca fueron significativamente mayores en los pacientes con hipertensión que en pacientes sin hipertensión, derivada tanto de la entrevista como de las condiciones de la visita. Las diferencias en las respuestas cardiovasculares no fueron significativamente mayores para las visitas familiares que en las entrevistas del investigador para pacientes con hipertensión comparados con los que no tenían hipertensión. Por lo tanto, aunque los pacientes hipertensos tenían una mayor reactividad cardiovascular que los pacientes no hipertensos, las visitas familiares no fueron fisiológicamente más estresantes.
Un estudio descriptivo(11) da a conocer la opinión del paciente (n=109), familia (n=99), médicos (n=17) y enfermeras (n=38) de la UCC respecto a las visitas de los familiares. La recogida de datos se realizó a través de un cuestionario que constaba de dos partes: la 1ª, sobre normas, entorno/ambiente y aspectos positivos y negativos de las visitas. La 2ª, reflejan las preferencias de los encuestados sobre horarios y normas. El 88% de los encuestados opinaron que las visitas son beneficiosas, y que los aspectos negativos que representan son escasos. El 56 % estarían conformes con un horario más flexible. En cuanto a las medidas de aislamiento requeridas a los visitantes para poder entrar en las habitaciones, a más del 80% de los visitantes y pacientes no les supone una molestia. El 85% del total de la muestra están de acuerdo en que el personal sanitario restrinja las visitas cuando lo estime oportuno.
Con respecto a las visitas en Residencias de ancianos: Un ECA(12) evalúa el impacto del Programa de Educación para las Visitas de las Familias (PEVF) (Family Visit Education Program) en el personal de enfermería, miembros de la familia, y residentes de 5 residencias de ancianos con demencia. El estudio incluyó un grupo con el PEVF y otro con Cuidados Habituales (CH); la medición se realizó en tres momentos: al comienzo, a los 3 y a los 6 meses. Los participantes fueron asignados aleatoriamente al Grupo PEVF (n = 32) o al grupo CH (n = 34). Los residentes fueron evaluados en cuanto a:
- funcionamiento psicosocial,
- depresión,
- comportamiento agitado, y
- grado de interacción social positiva.
Los visitantes fueron evaluados en cuanto a:
- habilidades de gestión de la demencia,
- alcance de la percepción de molestias en la prestación de cuidados, y
- satisfacción de la visita.
El PEVF fue eficaz para reducir conductas problemáticas de los residentes y síntomas depresivos e irritabilidad. También para mejorar la forma en que la familia se comunicó con los residentes, pero no en la reducción del uso de sujeciones mecánicas, ya que no se produjeron cambios en la gestión de los problemas de conducta por parte del personal de enfermería. Se concluye que es posible educar a la familia para comunicarse e interactuar más eficazmente con los residentes. El PEVF tiene efectos beneficiosos sobre los residentes, pero no sobre la gestión de los problemas de comportamiento. Un estudio de validación(13) desarrolla una Escala de Visita Familiar para la Demencia (Family Visit Scale for Dementia) (FAVS-D) sobre la calidad de las visitas entre los residentes de asilos de ancianos con demencia y sus familiares (n=15). Los cuestionarios fueron completados por los familiares después de la visita. El estudio indica que es posible medir la satisfacción de la visita familiar. Los factores más importantes de FAVS-D, son el factor 1 relacionado con la actividad del personal de enfermería, y el factor 2 relacionada con la significación de la visita. Cuando el personal de la institución tiene mayor participación con las familias y les ayudan a hacer que la visita sea más positiva, las familias se sienten más satisfechas.
Finalmente: Una revisión narrativa(14) sobre los derechos de los familiares de los pacientes indica que el proceso de la enfermedad afecta no sólo a la persona enferma, sino que se extiende al ámbito de las relaciones familiares. Expone los derechos que enumera la ley y los condicionantes éticos que afectan a los familiares. Con respecto a la participación familiar en el cuidado indica El paciente pasa a ser un sujeto informante, digno de estudio, pero carente de privacidad, ha de acoplarse a la regulación de visitas de familiares, pero no es dueño de su descanso y sus familiares son apartados a favor de un cuidado más funcional y funcionarizado en un ambiente que resulta cuando menos inquietante.
La reticencia no esta fundamentada y existen experiencias en las que la presencia de un familiar resulta positiva (acompañamiento de familiares en servicios de urgencias durante ciertos procedimientos). Resulta contradictorio que por un lado se trate de introducir nuevas formulas de cuidados (hospitalización a domicilio), mientras que por otros se mantengan políticas restrictivas de cara a los familiares de los pacientes. Los autores se preguntan, si la influencia familiar es positiva y beneficia al paciente ¿Cómo es que no se utiliza más como arma terapéutica? ¿Los cuidados profesionales deben contraponerse a los cuidados familiares? ¿Las normas de visitas que rigen en los hospitales facilitan la participación familiar en el cuidado?