Se ha localizado una Revisión Sistemática publicada en el 2005(1), sobre la eficacia de las calzas y zapatos exclusivos en la prevención y control de infecciones del sitio quirúrgico. La revisión , que no restringió la búsqueda a su empleo en quirófanos y zonas quirúrgicas, incluyó 10 estudios con una metodología y tipo de pacientes muy heterogénea. La conclusión del estudio es que los resultados no sugieren evidencia directa de esta eficacia, aunque hay evidencias de que la capacidad de barrera y de transferencia de microorganismos de un área para otra del piso depende del tipo de calzados de seguridad, siendo menor con zapatos exclusivos y calzados de seguridad. El riesgo de contaminación ocupacional durante la remoción y la puesta de calzados de seguridad también es evidente. La decisión por la continuidad del uso de estos elementos necesita ser controlada técnica y administrativamente.
- La revisión incluye un estudio descriptivo realizado en 1985 en una Unidad de Cuidados Intensivos, en la que en uno de los turnos en los que se utilizaba de forma correcta el calzado de seguridad se redujo el número de colonias recogidas en el ambiente. Problemas metodológicos serios del estudio impiden extraer conclusiones generalizables.
- El único ensayo controlado incluido es el realizado en 31 pacientes hospitalizados y sometidos a un trasplante de médula ósea. De forma aleatoria fueron distribuidos en dos grupos: en uno los cuidadores y profesionales utilizaban al entrar en la habitación calzas y batas; mientras que en el otro grupo no se utilizaban. Las diferencias en el tiempo trascurrido para el empleo del primer antibiótico y la duración del tratamiento con antibióticos no fueron estadísticamente significativas entre los dos grupos.
Posterior a esta revisión no se han encontrado ensayos clínicos que aborden esta intervención.
Una Guía de Práctica Clínica sobre la prevención de infecciones de heridas quirúrgicas (2) concluye que: El empleo de calzas no ha demostrado nunca una disminución del riesgo de infección o del recuento de bacterias del suelo del quirófano. Las calzas pueden, sin embargo, proteger al equipo quirúrgico de la exposición a sangre y otros fluidos durante la intervención. La normativa de la Administración en Salud y Seguridad Laboral (OSHA) exige que las calzas o botas quirúrgicas se empleen en situaciones en la que se pueda prever una contaminación muy importante (operaciones de ortopedia, traumatismos con heridas penetrantes...).