Se han encontrado varios estudios que evalúan la efectividad de algunas intervenciones de enfermería en pacientes con trastornos de la conducta alimentaria:
Un Ensayo Clínico Aleatorio (ECA)(1) compara los efectos de un programa de tratamiento en hospital de día en pacientes con desórdenes de alimentación (DA) (n = 21), frente a pacientes dados de alta y con tratamiento tradicional (n = 22) (psicoterapia interpersonal, terapia cognitiva conductual y farmacoterapia), los grupos fueron formados aleatoriamente. Los datos se recogieron de enero a diciembre 2002 (utilizando el Eating Disorder Examination, Eating Disorder Inventory-2, Beck Depression Inventory y el Rosenberg Self-Esteem Scale). El autor concluye que los enfermeros en programas de tratamiento de día pueden jugar una función importante y variada, estableciendo una alianza terapéutica entre paciente y cuidador en el periodo inicial de tratamiento. Además, el trabajo cognitivo conductual (CC) que es vital para la recuperación del paciente, es decir, control de la alimentario, del peso y de la autoestima, es más eficazmente proporcionado por un enfermero, ya que mantiene una implicación empática con el paciente.
Otro ECA(2)investiga eficacia y efectividad de un programa de auto ayuda (AA) con o sin guía de un profesional (un enfermero) en un servicio especializado. El ECA compara tres formas de intervenciones de AA durante 4 meses (AA mas guía mínima con un folleto, AA mas guía presencial de un profesional y AA mas guía con un profesional a través del teléfono) frente a un grupo formado por pacientes en lista de espera. La AA guiada, en 4 sesiones, presencial y dirigida, dió lugar a mejorias. Hay también alguna evidencia para apoyar el uso de AA guiada a través de llamadas de teléfono realizadas por profesionales de enfermería, con experiencia terapéutica en el tratamiento de los DA. Una minoría de participantes consiguió la remisión del DA en relación a la AA, pero no había diferencia significativa en el resultado final entre los grupos tras finalizar el programa de cuidados. Los pacientes con AA guiada tuvieron un descenso del índice de mejoría a largo plazo. Los autores concluyen que la AA guiada es una respuesta inicial interesante a la bulimia nerviosa y desorden de atracón. Es un tratamiento que podría ser suministrado en cuidado primario y en otros encuadres no especializados.
Un estudio de evaluación(3) valora la efectividad de un programa de tratamiento de día en 77 mujeres diagnosticadas con DA. El programa utiliza un enfoque integrado, combinando tratamientos basados en evidencias, como terapia CC, con experiencias clínicas y con intervención adicional multimodal basada en las necesidades individuales. Se utilizaron tres modos de tratamiento en el programa (terapias de grupo, familiar e individual) y dos niveles de tratamiento (hospitalización parcial e intensivo en pacientes externos). Los resultados indicaron que tras una media de 12.8 semanas de tratamiento, hubo una reducción significativa de los síntomas del DA, depresivos y de ansiedad, y un aumento significativo en el peso. Se señala la necesidad de nuevas investigaciones.
Otro estudio de evaluación(4) valora una intervención grupal de enfermería, educativa y de soporte, para apoyar a 21 familiares (padres, parejas, hermanos mayores de 18 años), divididos en tres grupos, que participaban en la recuperación de pacientes con DA (anorexia o bulimia nerviosa o desorden de alimentación no especifico). La intervención duró 3 semanas e incluyó 4 sesiones la primera semana; una intervención educativa y de apoyo con tareas entre sesiones y discusión de las creencias positivas para afrontar los problemas. La comprensión del problema fue medida con un cuestionario de emoción expresada. El comportamiento alimenticio, la preocupación por el peso y la comida, y la negación del problema se midió con la Escala de observación del comportamiento anoréxico. Los hallazgos principales revelaron una mejora significativa, indicando que el pronóstico de estos pacientes es mejor si las familias reciben ayuda adecuada en el proceso de recuperación de su pariente.
Un informe sobre un caso(5) de un paciente con bulimia nerviosa (BN) en su primer episodio, describe una experiencia en proporcionar cuidados de enfermería. La intervención enfermera abarcó el periodo del 21 de abril al 16 de junio del 2008. Los cuidados que se afrontaron en este paciente fueron: alteración del perfil de la nutrición, alteración del patrón alimentario, soporte individual ineficaz, y alteración de la imagen corporal. Los autores adoptaron una intervención enfermera en tres etapas, basada en la teoría CC. Primero, se empleó una actitud de preocupación por el paciente para establecer una buena relación y se instruyó al paciente para mantener la dieta diaria, lo cual pudo ayudar a identifica las causas subyacentes de su BN. Segundo, se ayudó al paciente a expresar sus emociones y sentimientos para ayudarle a esclarecer las percepciones poco saludables de su imagen corporal y peso. En tercer lugar, se asistió al paciente para desarrollar habilidades para solucionar los problemas y habilidades de soporte que ayudarían a evitar síntomas recurrentes. Se hizo un seguimiento telefónico del progreso del paciente durante un mes tras el tratamiento. La intervención estabilizó satisfactoriamente sus emociones y los síntomas de la BN no volvieron a aparecer. Su peso corporal se mantuvo dentro de un rango satisfactorio. Además, la aplicación de habilidades CC en la vida diaria continuó, y con la ayuda de un refuerzo individual, mantuvo un comportamiento apropiado.
Cuatro Guías de Práctica Clínica (GPC)(6,7,8,9) para la atención de pacientes con DA recomiendan que las unidades de tratamientos estén formadas por un equipo multidisciplinar con personal experto, entre los que incluye enfermeros psiquiátricos, pues los DA tienen componentes psicológicos y fisiológicos.
- Una de las GPC(6) indica que la corrección de los déficits nutritivos es una tarea médica altamente especializada y requiere atención detallada de, además de médicos y dietistas, de enfermeros con experiencia en la gestión de la re-alimentación de los pacientes desnutridos, impidiendo así complicaciones.
- Otra de las GPC(7) indica la necesidad del equipo multidisciplinar, remarcando que el apoyo enfermero puede ser la piedra angular del tratamiento. La GPC no especifica que profesional concreto tiene que llevar a cabo cada una de las intervenciones recomiendadas.
- La tercera GPC(8) señala que los DA pueden ser exitosamente tratados con diferentes intervenciones, por ejemplo, en casos menos severos, es a veces posible utilizar un modelo de autoayuda guiada por un enfermero. También indica que algunas intervenciones pueden ser realizadas por una gama amplia de profesionales de salud, lo que normalmente implica: consecución de un peso corporal seguro si el paciente tiene anorexia; promoción de un cambio en las actitudes referentes a la percepción de imagen corporal y comida; y orientación sobre problemas psicológicos subyacentes.
- Finalmente, la GPC(9) del Servicio Murciano de Salud señala que: la Entrevista semi-estructurada para realizar la historia específica, opcionalmente la puede realizar enfermería. En cuanto a los cuidados de enfermería, recomienda: realizar entrevistas con periodicidad semanal al principio y posteriormente según evolución; en la 1ª entrevista, pasar el cuestionario específico de valoración, control del peso; informar sobre importancia de la cumplimentación del registro de hábitos alimentarios, conductas purgativas y ejercicio físico; pactar con el paciente objetivos a conseguir; hacer reeducación nutricional y dietética (según necesidades individuales); comprobar realización de los controles analíticos; trabajar la prevención de recaídas una vez estabilizado; mantener los cuidados de enfermería para pacientes crónicos; etc.