En la documentación seleccionada se recomienda, como norma general en los países desarrollados, que las madres con infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) alimenten a sus hijos con lactancia artificial en lugar de ofrecerles lactancia materna (LM) debido al riesgo de transmisión del virus a través de la leche materna:
En la guía de práctica clínica (GPC)(1) de los Centers for Disease Control and Prevention publicada en 2010 se indica que, en los Estados Unidos y otras partes del mundo donde la lactancia artificial es asequible, factible, aceptable, sostenible y segura, la LM de las mujeres infectadas por el VIH (incluidas las que reciben medicamentos antirretrovirales) no es recomendable.(Recomendación AI: Fuerte recomendación basada en al menos un ensayo clínico aleatorizado).
Una GPC(2) previa de la British HIV Association (BHIVA) y la Children’s HIV Association (CHIVA) sobre el manejo de la infección por el VIH en la gestante recomendaba igualmente que, en todos los casos, la alimentación del niño nacido de madre con infección por VIH se realizase por medio de lactancia artificial (Grado de recomendación B/ Nivel de evidencia IIb)[Ver clasificación en el texto completo de la guía]. Posteriormente, en un documento de consenso(3), publicado en noviembre de 2010 por las mismas asociaciones, se ratifica la recomendación de que, en el Reino Unido, las madres con infección por VIH conocida se abstengan de ofrecer LM a sus hijos, independientemente de su carga viral y tratamiento antiretroviral. Sin embargo, en este documento se matiza que, en las muy raras ocasiones en las que es efectiva la terapia antiretroviral altamente activa (highly active antiretroviral therapy , HAART) y se obtienen repetidas cargas virales indetectables, si la madre opta por amamantar a su hijo, se aconseja monitorizar de formar minuciosa la HAART y mantenerla hasta una semana después de la suprimir por completo la LM. Se añade además que la LM, excepto en el periodo de destete, debería ser exclusiva y que debería completarse, incluido el periodo de destete, al final de los 6 meses. Si se decide esta opción, también se recomienda apoyo y seguimiento intensivos tanto de la madre como del niño (por ejemplo, evaluación mensual de la carga viral materna y de la posibilidad de toxicidad farmacológica o de transmisión del VIH en el niño) durante el tiempo que se mantenga la LM.
En un sumario de evidencia de Clinical Evidence(4) recientemente actualizado se revisan las medidas para prevenir la transmisión materno-filial del VIH y la supresión de la LM se clasifica como una opción en la que se deben sopesar los efectos beneficiosos frente a los perjudiciales de acuerdo con las circunstancias individuales y las prioridades personales. No obstante, se indica en la discusión que en los lugares con buen acceso a agua potable y a educación sanitaria, la alimentación con fórmulas artificiales reduce la transmisión del VIH y aumenta la supervivencia libre de VIH.
También en un sumario de evidencia de Uptodate(5) sobre la reducción de la transmisión perinatal del VIH se comenta que, en las áreas donde existen alternativas seguras a la LM, a las mujeres infectadas por el VIH, incluidas aquellas que reciben tratamiento antiretroviral, se les debe aconsejar no amamantar a sus hijos.
En cambio, en zonas con escasos recursos la LM en niños con madres VIH-positivas es una opción aceptable y recomendada asociada a tratamiento o profilaxis antiretroviral para disminuir el probabilidad de transmisión del virus(6,7,8).