Se ha encontrado una Guía de Práctica Clínica (GPC) (1), del American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG), sobre Infecciones virales y parásitas perinatales, actualizada en el 2005, para ayudar a médicos en la toma de decisiones sobre cuidados obstétrico y ginecológico. La GPC ofrece pautas de prevención de la varicela y recomienda, con un nivel de evidencia B (descrito por la GPC como recomendaciones basadas en evidencias científicas limitadas o contradictorias), que en embarazadas que son seronegativas y que han tenido contactos susceptibles de alto riesgo de esta infección, la intervención profiláctica con gammaglobulina en un período temprano de la incubación puede prevenir o atenuar las manifestaciones de la enfermedad. La vacuna la recomienda en mujeres no embarazadas, en edad fértil, con historia previa de no infección.
Otra GPC (2), revisada en el año 2001, del Royal Collage of Obstetricians and Gynaecologists, que trata sobre la varicela en el embarazo, cuyo objetivo es determinar la evidencia sobre la prevención de esta complicación con la administración de la inmuno gammaglobulina de la varicela (IGV) o el tratamiento con el aciclovir de individuos ya infectados. La GPC recomienda que cuando ocurre el contacto con varicela, se debe hacer una historia cuidadosa para confirmar la significación del contacto y la susceptibilidad del paciente al contagio. En casos de incertidumbre, es posible comprobar los anticuerpos en suero (el 80% de mujeres serán seropositivas).
Con un grado C (evidencia obtenida por medio de opinión de expertos y/o experiencias clínicas de autoridad reconocida), recomienda que si la mujer embarazada no es inmune y ha tenido una exposición significativa, se le debe administrar la IGV cuanto antes. Esta es eficaz cuando se administra durante los diez días después del contacto. A las mujeres que han tenido exposición a la varicela (sin importar si han recibido o no la IGV) se les debe pedir que notifiquen de forma inmediata a su doctor o comadrona si aparece alguna erupción. Señala que la IGV puede no prevenir pero puede atenuar la enfermedad.
La GPC también recomienda el uso prudente de IGV, que es manufacturada del plasma de donantes de sangre humanos y, por lo tanto, es un recurso limitado y costoso. La GPC también trata sobre el papel de la vacunación de la varicela en mujeres no embarazadas susceptibles, en edad reproductiva.
Una revisión literaria (3) indica que la infección de la varicela durante el primer y segundo trimestre del embarazo puede aumentar el riesgo de síndrome congénito de la varicela en un 0.5-1.5%. La infección en el tercer trimestre puede conducir a la pulmonía materna. Recomienda por tanto la administración de la IGV cuanto antes, preferiblemente dentro de las 96 horas tras la exposición. Después, la eficacia de IGV no se ha evaluado.